S.P.L. SHA PO LANG (Duelo de dragones) – WILSON YIP – 2005 – China/Hong Kong – Acción

ShaPoLang

Hay una pregunta que en los últimos tiempos (que pretencioso suena eso) me sirve para iniciar las reseñas de películas que pertenecen al (sub)género de la comedia de acción; la misma no es otra que, ¿Dónde termina la comedia y comienza la acción?. Esta es quizás una pregunta demasiado figurativa ya que, en cierta medida, cada terreno se encuentra habitualmente bien acotado.

Sin embargo esta «S.P.L» me ha llevado a hacerme otra que no resultaría tan abstracta y que hasta reflejaría una tendencia; en el cine de acción actual, ¿dónde termina el drama y comienza la acción?.

Quizás alguno dirá que para eso se inventó el thriller, para encajar un tipo de cine que a medio camino entre varios géneros no termina por definirse, no obstante no estoy hablando de aventuras policíacas donde la acción está poco presente o si se me apura, hasta entran en juego elementos sobrenaturales, últimamente muy presentes en este género; no, aquí hablo de ese tipo de películas cuyo principal atractivo son los golpes, tiros y situaciones limites a las que normalmente habitúan a sus protagonistas.

Da la sensación – o al menos me lo da a mí – que los guionistas y directores en los últimos tiempos buscan de dotar a sus producciones de una dimensión que haga que estas trasciendan del simple placer de dar espectáculo. Como ejemplo tenemos los grandes títulos del «heroic bloodshed» que si por un lado nos fascinaban con sus despliegues pirotécnicos nos llegaron a marcar en base a sus historias trágicas.

Pero siguiendo lo de las tendencias, debemos reflexionar y ver como el declive del género vino propiciado por un abandono de estas prácticas, teniendo a las producciones norteamericanas como máximo estandarte de lo dicho.

En Asia desde mediados de los noventa a principios del nuevo milenio ocurrió algo por el estilo y solo producciones de Johnnie To, Gordon Chan y algún que otro ejemplo aislado evitaron que un género agonizante falleciese definitivamente. La clave para que estos cineastas fuesen recordados y hoy en día, como To, sean incluso a mi pesar sobrevalorados es que en todas sus historias prevalecía el drama. Uno de esos cineastas «anónimos» no es otro que el director de esta, Wilson Yip.

Hace poco – en la reseña de «Election» – enseñaba mis «cartas» mostrando mi «póquer» de ases de la industria cinematográfica hongkonesa – el mismo Johnnie To, Andrew Lau, Tsui Hark y Tony Ching – precisamente cuatro nombres que habían dado prestigio al género en la excolonia británica.

A Yip lo nombraba como quinto componente pero sacándolo del conjunto nada mas que por una formalidad respecto a la frase hecha. Estoy seguro que incluso alguno se llegó a escandalizar ante la poca repercusión del nombre de este frente a los anteriores. Ahora después del éxito de esta «S.P.L.» y alguna mas que se otea en el horizonte seguro que habrá mas gente, incluso esos mismos que pusieron el grito en el cielo, que se apunten al carro del éxito. Pero dejemos las reivindicaciones y vayamos al grano.

Yip, al que conozco por sus obras – modestia parte – bastante bien, es ante toda artificialidad, un filosofo. Aludiendo a otra reseña – en este caso la de «The mummy aged 19» – afirmaba con ciertas ínfulas que <<… Wilson Yip va a abrir una tienda de disfraces. Una tienda con un solo traje para alquilar. Un solitario y llamativo disfraz al que muchos tengan que acudir.

Porque eso hace en sus películas, enmascarar de diversas maneras la soledad …>>; ahora, tres películas después, sigo pensando lo mismo.

Superficialmente «S.P.L.» no basa su historia en personajes solitarios como en los anteriores casos; aquí es la fuerza del conjunto, la del equipo, la que tiende una mano a sus protagonistas. Y en cierta forma, rascando sobre esta superficie, es donde volvemos a encontrarnos al viejo Yip; estos parecen canibalizar su propia unión porque tras su amistad no hay nada mas. Yam solo tiene a una pobre niña huérfana que adoptó, Liu Kai-Chi a unos padres con los que no se habla, Danny Summer a una hija que huyó junto a su madre, Kent Chang a la familia en Brasil y el recién llegado Yen, vive obsesionado por un encuentro violento de su pasado. ¿Es quizás la constante en el trabajo de Yip un reflejo de la realidad del Hong Kong actual?.

El amigo Jesús Manuel Pérez – a quien ya no debo presentar – tras su visionado «in situ» en un cine de la propia Hong Kong comentaba en el Foro de la Web, entre espasmos orgásmicos, que había visto un destello de aquellas películas que siempre añoraba, donde cada personaje tiene un pasado pero no un futuro; ese drama que he querido que protagonizase esta reseña.

Sin embargo no puedo acabar de hablar de su contexto mas o menos trascendental sin destacar a una de las estrellas del film como es su mensaje. Volviendo a Johnnie To; este realizó un psicoanálisis de la sociedad hongkonesa en la magnifica «Running on Karma«, una fábula envuelta de film de acción con mas significado que – casi – contenido tangible. Algunos creyeron ver la quinta esencia del cine asiático en aquella obra – de ahí en parte lo del «sobrevalorado» de antes – pero creo que es en esta donde realmente -siempre bajo mi punto de vista – se hace un ejercicio redentor y en sintonía con la doctrina budista sobre el karma. No cuento nada mas para no desvelar la sorpresa pero habrá que esperar hasta su final para comprenderlo.

Para terminar con su contenido no puedo dejar de dar un par de apuntes peligrosos para el que se inicie con Yip. Y digo «peligrosos» porque corro el riesgo de resultar pedante ya que la advertencia no hace hincapié solamente en la obsesión de Yip por la soledad si no en – otra vez – la canibalización de sus propias historias ¿o es que Yam no tiene nada que ver con el Mike/Francis Ng de «Bullets over summer«?.

Por demás esa estética tan estilizada llena de cámaras lentas buscando guiños, mensajes y significados junto a sobreimpresonados e imágenes estáticas que pueden sorprender a muchos creyendo encontrar un nuevo Woo no hace otra cosa que refrendar un trabajo ya de años y un concepto de «imagen-arte» que está siendo compartido por algunos de esos colegas citados arriba, sobre todo Lau y To.

Sin embargo para aquel que no me conozca que no crea que está leyendo los desvaríos de lo que yo llamó un «cultureta»: el film puede intentarnos convencer de lo que quiera y esconder mil significados pero muchos acudimos al calor de la acción. Sobre Yip – para muchos desconocido – figuran los nombres de Donnie Yen y Sammo Hung y su sola mención si que tiene un verdadero significado: las artes marciales.

Aunque a ambos les separe una década y decenas de kilos, les une la espectacularidad de su trabajo y el prestigio alcanzado por él que les ha llevado a traspasar fronteras. Aunque sin el número que a muchos nos gustaría, las escenas de acción son las esperadas: contundentes. Ya no solo es el hecho de que hasta puedas sentir dolor por cada uno de los golpes que dan y reciben los protagonistas si no que puedas creerte maniobras que en otras «manos» sería imposible de aceptar.

Por ejemplo, hay una escena en el que un personaje al recibir un puñetazo de Yen «aterriza» sobre un coche. Bien, eso que de otra manera sería motivo de risa aquí no solo es creíble si no que ya ha entrado por derecho propio en mi colección de «Mejores escenas» sobre un epitafio que reza: <<... el Mejor puñetazo propinado nunca… >>.

Resumiendo, uno de los mejores títulos del año tanto por contenido como por continente. Buen nivel técnico, notable realización y mejores interpretaciones en un vehículo de acción que te hará tanto disfrutar como – ¿por qué no? – sufrir.

El inspector Chan (Simon Yam) ha invertido parte de su vida y carrera en encerrar al capo local Po (Sammo Hung). Ahora que ésta se encuentra en su fase «terminal», ya que el tumor que se le encontró amenaza con acabar inminentemente con su vida, no ve el momento de cumplir la promesa que se hizo cuatro años antes cuando estuvo a punto de encarcelarlo. En aquel momento acompañaba a un testigo al juzgado con la suficiente información como para ponerlo tras las rejas el resto de su vida. Sin embargo Po se adelantó matando a casi todos menos al propio Chan y a la hija del testigo, de la que se hizo cargo el propio policía. La traicionera suerte le pondrá ahora en bandeja a Po; si por un lado este acabará con un agente de Chan infiltrado en sus filas, por otro le proporcionará la prueba que demuestra «parte» de sus responsabilidades en la muerte. Pero como ésta no es suficiente como para atraparlo decidirán amañarla engañando al departamento y al nuevo oficial que va a sustituir a Chan, el inspector Ma (Donnie Yen).

4

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s