RAMAN RAGHAV 2.0 – Anurag Kashyap – 2016 – India – Thriller

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Ni todo Bollywood son películas con bailes ni todo el cine sin bailes en la India es cine independiente. Como todo en la vida, existe el término medio por mucho que algunos se empeñen en decirnos que por ejemplo en política solo hay izquierdas o derechas.

Así, para empezar, “Raman Raghav 2.0” es uno de esos films, comerciales pero exentos de ese exótico colorido que ha dado popularidad a la filmografía hindú. Repito, popularidad, no me seáis más papistas que el papa.

Avisados, adentrémonos más en el film. Decir que tampoco nos tiene que extrañar porque el director de la producción es Anurag Kashyap y que su filmografía habitualmente se ciñe a ese cine ‘término medio’ con el que he comenzado la reseña sería ir un poco de… ‘sobrado’ porque por desgracia el conocimiento que se tiene en este país u otros de habla hispana –lo digo por los que hayáis acudido a esta reseña…- sobre el cine indio es bastante limitado. Los que menos habréis visto u oído hablar de sus “No smoking”, “Gulaal”, “Dev.D” o la más popular “Gangs of Wasseypur” y eso os formará una idea aproximadamente de lo que quiero decir.

Pero como aquí estamos para informar –lo buenamente que me den mis pobres conocimientos y manera de expresarme- y reivindicar, recurriré a un ejemplo que aunque no para el gran público sí que está al alcance de los aficionados al cine asiático.

Pensar en un thriller coreano. ¿Ya está? Pues eso… ¡ya está! ¿Ah, que lo que os gusta son los ojos rasgados, el postureo y una ciudad impoluta y moderna como Seúl? Pues no, eso no lo tenemos, pero el resto, igual. Dejaros de prejuicios. No tenéis excusas. Artística y técnicamente esta se sitúa al mismo nivel y como ya he dicho, no tenéis ni el mal pretexto de los bailes. Pero vayamos al meollo de la cuestión que es cómo mejor me pillaréis. Y no, no es que os esté llamando tontos, al revés, que yo soy muy obtuso a veces ‘dándome’ a explicar…

Para empezar os hago un breve resumen de su sinopsis. ¿Veis cómo soy un poco torpe? Sinopsis ya lleva implícito lo de breve.

La policía detiene a un pobre desgraciado que se declara culpable de una serie de asesinatos acaecidos en Mumbai. Lo reprenden para darle una lección pero logra huir. La cuestión es que es el verdadero asesino y ahora lo han perdido. El encargado de detenerlo: un oficial corrupto y adicto a las drogas.

Pues bien, esto que parece, salvo el apunte del ‘pobre desgraciado’, la trama de muchas películas policiacas tiene una serie de… ¿alicientes? que son los que hacen recomendable por un lado y diferente por otro.

Lo primero, nuestro protagonista. Lo he calificado como ‘pobre desgraciado’ pero habría sido mejor utilizar el término ‘pobre diablo’: el significado es el mismo, pero lo de ‘diablo’ nos viene que ni pintado ya que al ser en el fondo un asesino en serie, creo que no hay mejor manera para describirlo. Eso sí, tiene sus particularidades puesto que en apariencia es eso, un ‘don nadie’, frágil y con más palabrería que hechos. Cae hasta simpático ya que su ‘modus operandi’ es tan peculiar como su propia personalidad. Con determinación, una franqueza sorprendente y una exagerada palanca al ristre nuestro Ramanna dista mucho de ser un criminal calculador y solo le impulsa su propia locura, eso sí, sosegada y una meta que no contaré para no desvelar demasiado.

En el otro lado, y no precisamente de la ley, el oficial de policía, un personaje complejo y no solo por su adicción a las drogas sino por varios problemas que rodean a su vida como el miedo al compromiso que arrastra a causa de su relación con su padre. Todo ello compone un cuadro igual de sicótico que el de su ‘partenaire’ llevándole a comportamientos erráticos que rozan y llegan a cruzar los límites de lo esperado.

Lo que dista y mucho de esos thrillers coreanos que comentaba es el trasfondo y escenario. De hecho, le separan algunas ‘leguas’ también de las típicas producciones realizadas en Bombay/Mumbai ya que es oscura y mostrando la cara más agreste de la capital hindú. Podría añadir que en línea con otros de los trabajos de su director, pero volvería a lo que decía al principio. Cochambre, chabolas, pozas insalubres, lo que uno quisiera para sí. Dejando la ironía a un lado, tampoco debe asustarnos esto ya que el tono desenfadado -sí, desenfadado- con el que el protagonista afronta su realidad funciona como barrera contra todo lo sombrío de su propuesta ofreciendo un resultado más cinematográfico y menos documentalista, estilo que gusta a esos neo-realizadores snobs.

Y lo mejor del film no es tanto la explicación del desenlace sino esa reflexión que deja sobre los paralelismos.

Para ir acabando, un par de detalles. El primero, que a pesar de que no hay bailes sí que tendremos un par de canciones que suenan en primer plano acompañando a las imágenes.

El segundo, la excelente labor de Nawazuddin Siddiqui, creíble en su papel de ‘sociable’ sicópata. Rascando bajo esa enorme cicatriz, su edad madura y comportamiento… cuestionable, nos encontramos con un gentleman apuesto y carismático.

Resumiendo, “Raman Raghav 2.0” es un thriller de contrastes y eso lo hace diferente. Cruento pero desenfadado, tenso pero ligero. Tan comercial como carne de festival. Un film para romper los tabúes del cine hecho en la India.

4

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