A falta de tres días para uno de los estrenos del año para un servidor como es la tercera parte de “Baaghi”, tengo la obligación de verme su primera parte ya que a pesar de que la segunda me encantó, las crónicas iniciales –repito- iniciales que promulgaban que esta era un versión local de “The Raid: Redemption/Redada asesina 2” me echaba lo suficientemente atrás como para evitarla. Y es que tanto me conozco las… versiones hindús como guardo un gran y reverencial respeto a la indonesia como para no manchar su memoria. Pero hete ahí que por mucho que conozca la idiosincrasia de la filmografía y cineastas indios, siempre pasas por alto algo; y en este caso es el ‘modus operandis’ del periodismo que, o bien se cree lo que le cuentan, o bien escriben lo que les da la gana. Porque señores… ¿qué tiene que ver esto con la segunda parte de la de Gareth Evans?
El film como es bastante habitual en el país está dividido en dos partes. Una primera tan típica que hasta os la podríais ahorrar leyendo una breve sinopsis y una segunda ya más actioner.
La primera es la clásica historia de dos jóvenes que se conocen pero que deben separarse porque el padre de ella la ha prometido al villano de turno. Eso lo hemos visto mil veces en esta filmografía. Cambian los actores, los chistes e incluso la acción pero el concepto es el mismo.
Se repiten todos y cada uno de los clichés como que el padre y el chicuelo de la película se conocen pero no saben quiénes son respectivamente, el humor infantil y tontorrón, el padre del malo que aboga por la fraternidad… y hasta un romance dulzón que parecía desterrado del género hacía una década. En este aspecto, el film es más de los noventa/principios del nuevo milenio que a lo que últimamente nos habían estado (bien) acostumbrando.
Y ya que habíamos sacado a relucir la nostalgia…El entrenamiento de nuestro joven protagonista también nos traerá un montón de títulos del género con incluso algún guiño remoto al ídolo de Shroff como es Jackie Chan. Es cierto que solo son resonancias y que hay más parecidos razonables a otros títulos occidentales pero el conjunto resulta simpático a la vez que entrañable, quizás blandito para lo más críticos.
Luego, la segunda parte se endurece; sigue cauces idénticamente predecibles pero se vuelve más oscura sin lugar para el romance, y si bien el drama tampoco es que haga excesivo acto de aparición, la acción y determinación del héroe llenará todos los huecos.
En este tramo ya no será la nostalgia sino directamente las influencias las que nos vendrán a la memoria ya que es inevitable pensar en, si bien no la segunda parte de “The raid”, sí la que inició el fenómeno, aunque bien mirado lo de ir ascendiendo piso tras piso derrotando enemigos… es todo un clásico en el género de la acción. No hace falta decir más, ¿no?
Y ya que estamos con la acción, decir que Shroff ya no me sorprende como artista marcial con esa plasticidad tan… artística sino que su sola presencia hace que la acción del film aumente el nivel alejándose de los arquetipos de héroes y productos locales. Está claro que al occidental acostumbrado a figuras más toscas le chocará esa sensibilidad heredada/influenciada por el baile ofreciéndonos coreografías sumamente gráciles, pero ello no le resta espectacularidad ni ritmo.
La presencia de Kazu Patrick Tang, aunque no muy conocido, garantiza un mínimo de calidad acrecentando esos ecos a films del género ambientados en Tailandia y proporcionando, sobre todo, credibilidad en el uno contra uno.
Por último, el que tenga miedo de los números musicales les diré que no tengan tantos prejuicios, que hay un par y no desentonan.
Resumiendo “Baaghi” es un film que mezcla lo mejor de los dos mundos, el candor del romanticismo hindú con la espectacularidad de una buena acción. Es un producto extraño que puede no gustar ni a unos ni a otros, pero que a quién se deje llevar, le dejará un muy buen sabor de boca.