THIS IS NOT WHAT I EXPECTED – Derek Hui – 2018 – CH – Comedia romántica

Thisis

Podría empezar esta reseña con una de esas “mis” batallitas en la que os contaría mi encuentro y entrevista con el productor de esta película Peter Chan, pero como no os quiero aburrir y tampoco ayuda a describir qué es este film, os lo ahorro, así es que lo mejor es ir directamente al grano.

This is not what I expected” es una comedia romántica donde el peso de la comedia se traslada a sus tres primeros cuartos mientras que la parte romántica, únicamente se ubica en el último cuarto, lo que particularmente creo, bajo mi punto de vista, la afea.

Porque sí, porque en esos tres primeros cuartos asistimos a una comedia ligera deliciosa, una comedia inocente donde sin llegar a la carcajada uno está siempre con una sonrisa constante viendo lo de siempre, sí, pero en cierta medida es lo que uno busca en este subgénero.

El desarrollo del film es bastante sencillo y cómo decíamos, tópico. Su argumento recurre como idea de arranque a una de esas comedias donde los personajes aun teniendo un encuentro casual, el destino los volverá a unir pero sin saber quién es quién.

El nexo de unión será el mundo de la cocina por lo que si os fascina este tema, tendréis un atractivo extra porque aparecerán decenas de platos, a cual más apetitoso, muchos de ellos acompañados de una acertada Banda Sonora –no falta ni un fantástico número musical, guiño de Peter Chan al género- con lo que todo tendrá una apariencia más idílica, casi fantástica.

De tal guisa, la primera hora pasará volando apoyado por el carisma y elegancia de Kaneshiro y la simpatía y frescura de Zhou Dongyu.

Los problemas -si pueden ser considerados así…- llegarán cuando la relación –si puede ser considerada así… again- comience a desarrollarse.

Me explico. Por mucha comedia y aura de… ¿ensueño? que tenga su primera parte resulta creíble; y el establecimiento de la relación también, peeeeeeero… ¿qué pasa cuando las cosas ya no vienen bien dadas?, es decir, en toda comedia romántica tiene que llegar momento de melodrama para que se desemboque en el ‘happy end’ deseado.

Aquí el detonante resulta tanto forzado como paradójicamente a lo contado, poco creíble. Todo se reduce a un ataque de celos, pero se había dado un aspecto a todo tan inocente y puritano que los ‘celos’ aquí resultan un poco… ¿apelar a la imaginación de cada uno? Bueno, la verdad es que la película se había hecho acreedora de tanto rédito en sus minutos anteriores que se le concede ese beneficio, pero es una lástima porque parecía que estábamos ante una comedia que podría haber marcado un hito en el género y al menos para mí se estropea.

Dejando de lado su argumento, cabría mencionar un par de temas que creo importantes para tener una visión más amplia del film.

La primera es el nivel de la producción. Tener a Peter Chan al frente es toda una garantía de calidad y a ciencia cierta que lo es. La fotografía del film es preciosa, a la altura de la dirección artística. Todo tiene una apariencia de casi ‘cuento de hadas’, demasiado occidental quizás, pero tampoco se puede considerar un defecto, al revés.

El segundo, la atracción de sus dos protagonistas que ya había apuntado más arriba. Kaneshiro es un actor que se prodiga poco y es una lástima porque, dejando de lado el rol que le ha tocado interpretar aquí, es un más que correcto actor, polivalente y sobre todo, carismático. Va más allá de una cara bonita y que haya trabajado con los más grandes directores de China, Hong Kong e incluso alguno de Japón, lo demuestra. Como decía, aquí la exigencia no es muy alta ya que se reduce al estereotipo de personaje exigente y algo estirado pero su encanto obra el milagro de que no resulte odioso.

Su contrapartida es otro clon de personaje femenino dentro del género, es decir, la típica chica pizpireta y atolondrada pero con carácter que tanto enamora al aficionado. La química es patente entre ambos y por eso da rabia lo artificial que resulta el melodrama aquí.

Resumiendo, a pesar de tópicos, clichés y estereotipos, “This is not what I expected” es una comedia más que correcta técnica y artísticamente, que por culpa de un tramo final un tanto poco comprometido no llega a convertirse en un título señero dentro de las comedias románticas. Aun así es un producto notable dentro de este catálogo.

34

DETENTION/FANXIAO – John Hsu – Taiwan – 2019 – Melodrama/Terror

fanxiao
Escribo cuatro líneas más como servicio social, como advertencia, que como reseña ya que bajo mi particular punto de vista no me ha gustado mucho.

Y es que disfrazada como film de terror «Detention» oculta un melodrama con una gran carga política que decepcionará -y cabreará- al amante al cine de género.

Es como una de estas películas de Guillermo del Toro tipo «El espinazo del diablo» o «El laberinto del fauno» pero en melodrama. Muy políticamente correcta pero te cuela una relación adulto-niña como si fuera muy encantadora… En fin…

Lo dicho, como película de terror es un horror -venga, festival del humor!!!!… perdonar pero el cabreo que llevo…- y como melodrama… pasable, pero poco más. Para crónicas históricas, hay mejores ejemplos y más fieles y objetivos a la realidad. La represión fascista en Taipei sí que fue una historia de terror, no hacía faltaba enmascararla.

2

WARRIOR – 1ª Temp. – 10 cap. – 2019 Acción

Warrior

En una época donde las series de televisión se han vuelto un fenómeno mucho más allá de un producto de moda, robándole hasta el protagonismo –prestigio hasta me atrevería decir- al cine, que una serie anónima llegue a hacerse un hueco entre el público por encima de otras de más trayectoria y nombres, se debe a méritos reales.

Está claro que yo descubrí “Warrior” dada mi afición al mundo asiático, la acción y las artes marciales por lo que el anterior párrafo parece carecer de significado, pero no todos son tan frikis como un servidor y han sido muchos otros los que han llegado a ella por el simple ‘boca a boca’ dada su calidad y virtudes.

Pero antes de empezar a dar unas someras pinceladas de estas, bien conviene presentar algunas de sus credenciales ya que resultan al menos, interesantes. Y es que ‘Warrior’ está basada en una idea concebida por el mismísimo Bruce Lee. No en vano, la hija del ilustre actor, es una de las productoras de la serie. Pero no es la única ya que entre sus nombres tras las cámaras figura el de Justin Lin, director, entre otras muchas, de cuatro entregas de la saga “Fast & Furious”.

Pero la cosa no va de nombres sino de hechos, y como dice esa popular máxima ‘hechos son razones’…

Decía al principio que supe de la serie por mi ‘afección’ por lo asiático. No voy a decir que la serie no sea asiática, que no lo es porque es norteamericana, pero aunque la historia centra la trama en la lucha de las primeras mafias chinas en una incipiente Chinatown de San Francisco estando protagonizada por, evidentemente, chinos, las historias secundarias están conducidas por occidentales y al ser numerosas, casi hay un equilibrio perfecto. Lo digo por si hay algún racista por aquí con prejuicios, claro. (Ya puedes ir cogiendo la puerta de salida ya de paso, por favor…) Por cierto, de eso, de racismo también habla mucho la serie. Y es que no solo lo sufrieron los afroamericanos…

Pero a lo que vamos. El argumento nos cuenta las aventuras de un inmigrante chino que acude a EEUU a buscar a su hermana. Este es nieto de norteamericano y un experto luchador de artes marciales. Por si fuese poco su hermana es la consorte del jefe de una de las bandas, y el destino hará que al amerizar, el prota sea captado por la banda rival de esta.

Con esto tendremos una lucha encarnizada entre bandas, lucha enfocada en unas peleas de artes marciales como nunca se ha visto en la televisión, no en vano tanto tras las cámaras como delante de ellas nos encontramos a una pléyade de especialistas y artistas marciales de primer orden que a lo mejor sin tanto nombre como otros, realizan un trabajo realmente espectacular.

Las coreografías no solo son contundentes, ágiles y veloces como requieren maniobras con buena técnica sino que en la pequeña pantalla quedan reflejadas a la perfección con todo detalle y violencia. Nada de confusión y amagos. Así, capítulo a capítulo “Warrior” se convierte en un producto excelente con mejor y mayor cantidad de acción que algunas producciones para la gran pantalla.

Y ya no es tanto lo que ‘da’ como lo que no ‘da’; no todo son palos. Por ejemplo, el sexto capítulo saca a los protagonistas de su entorno para colocarlos en una de esas típicas fondas del Oeste. Casi parece un episodio “extra” ya que no guarda continuidad con la línea argumental de la serie. Pues gracias a eso, a su originalidad y ganas de… ¿divertir? Se convierte en el mejor de la temporada. Vuelta de tuerca al Western tradicional, guiños a Kung Fu… Son tantas cosas las que tiene.

Pero es además de espectacular y con una base sólida, su apariencia es impecable. La recreación de la América de finales del siglo XIX, de esa Chinatown es realmente suntuosa. Los burdeles, los fumaderos de opio, bares… El vestuario también rico y cuidado. Vamos, una dirección artística y atrezzo fruto de unos medios generosos.

Por hacerle una crítica, ya que también la merece, decir que sus tres últimos episodios resultan un tanto intrascendentes, estirados. Da la impresión que igual se ideó como una temporada de ocho capítulos y no sé si finalmente se decidió alcanzar los diez.

En los mismos términos se puede hablar de un aspecto que sorprende en su arranque. Al principio hay una considerable carga sexual, casi erótica, pero poco a poco esta, desgraciadamente, va disminuyendo.

Para acabar podría ponerme ahora a decir quién es quién entre los protagonistas, pero para eso está la red o algún otro listorro que prefiere dárselas de analista/biógrafo que ir al grano. Basta decir que todos interpretativamente son solventes dentro de sus roles. El peor, curiosamente, el protagonista con su cara de lechugino pero para, como decía, su rol, no desentona.

Resumiendo, sin dejarme llevar por mi pasión turca, perdón… asiática, “Warrior” seguro que dentro del género de la acción es la mejor propuesta televisiva para este 2019. Y luego, en líneas generales, globalmente, una de las mejores. Una de las sorpresas del año, sin duda.

4

GOLDEN JOB – Chin Kar-Lok – 2018 – HK/CH – Acción

GoldenJob.jpeg

Nadie es ajeno a la nostalgia. Yo mismo repudio esa frase inmortalizada por el poeta Jorge Manrique de “Cualquier tiempo pasado fue mejor” y a veces recuerdo con cariño alguna cosa del pasado. Los asiáticos, tan sofisticados y modernos, tampoco permanecen al margen. Un ejemplo es esta película que vuelve a reunir a gran parte del equipo artístico de aquella fabulosa saga que fue “Young and Dangerous”, saga que marcó tanto una época como a las propias personas.

¿Es casualidad que mi hijo lleve por segundo nombre Ekin en honor a Ekin Cheng, el protagonista de aquellas y esta que nos ocupa? Y no, no tiene nada que ver con que a la vuelta del viaje de Hong Kong hace ya más de una década me lo encontrase en el aeropuerto, intercambiásemos unas frases y se dejase avasallar por un servidor. Con “Y&D” toda una generación nos vimos reflejados en aquellos jóvenes gángsters tan nobles como estilosos, donde la amistad y el sacrificio iban de la mano.

Pues bien, casi 20 años después de la saga un mito como Jackie Chan se puso en marcha para producir este film que, aunque poco tiene que ver con aquellas por historia y estilo, basa las expectativas creadas sobre ella en la reunión de sus estrellas.

Pero como decía, poco tiene que ver con aquellas ya que esta “Golden Job” es una película de ladrones al más puro estilo ‘Heist’, de hecho ese ‘Job’ busca paralelismos con otras occidentales con similares características y palabra en su título.

Así se nos presentan escenarios exóticos como un desierto indeterminado, Budapest y Montenegro ofreciéndonos situaciones típicas de estas películas dando protagonismo a las persecuciones de coches y a los tiroteos donde su director –y también uno de los protagonistas- Chin Kar-Lok, se mueve como pez en el agua.

Y es que dejando de lado la nostalgia, la acción es la gran estrella del film. Pero antes de meternos con ella, un último apunte relativo a su guión, que a decir verdad no es grandioso pero creo necesario comentar.

Hace un par de años se nos presentó con gran rebomborio aquella “The adventurers”, más que nada porque al frente de su reparto nos encontrábamos con estrellas de la talla de Andy Lau, Shu Qi y Jean Reno. Además se nos dijo –luego se vio que no- que era un remake de la mítica “Un ladrón siempre es un ladrón”. Pues bien, esta “Golden Job” tiene más de la de Woo que de ese fastuoso intento de atraer a la gente con intenciones y caras populares.

No solo tiene más acción y entretenimiento –incluidos aquellos deslizamientos y tiroteos a dos manos ‘marca de fábrica’ de Woo– sino que el trasfondo de hermandad con un ‘padre adoptivo’ por en medio se repite. Para ser justo no llega a cuajar como hacía el “heroic bloodshed” con aquel inolvidable ‘bromance’, ya que la historia es un poco forzada y no conmueve cuando las cosas se ponen dramáticas, pero se le perdona por la intención y el recipiente, y aquí es donde volvemos a la acción.

Como hemos dicho, hay dos grandes focos de atención, las persecuciones automovilísticas y los tiroteos.

Sobre lo primero vamos a tener hasta tres pasajes donde la necesaria velocidad se hace la protagonista. Varios tipos de vehículos, choques, vuelos imposibles, derrapes… Todo ese repertorio que a lo largo de treinta años nos ha estado regalando Chin Kar-Lok y que por mor de las artes marciales a veces se ha visto relegado a un segundo plano. ¿El problema? Que no sé por qué razón se han acompañado de algunas explosiones donde los efectos especiales hacen ostensiblemente aguas. Este que parecía un tema superado hacía tiempo por la industria aquí afea el conjunto hasta hacerlo lamentable.

Y no solo son las explosiones; cada disparo provoca un “chorrito” de sangre que se nota a la legua que es digital. ¡Con lo bien que quedaría sin eso! ¡Qué manía de intentar hacer cosas modernas y estropearlo todo! ¿No apelabas a la nostalgia? Pues entonces…

Pero bueno, con los tiroteos a dos manos, deslizamientos y, muy al estilo ‘John Wick’, combinar tiros a bocajarro con llaves contundentes, el disfrute está asegurado.

Para acabar, decir que el “Friends for life” de Ekin Cheng que se deja oír como fondo musical en uno de los pasajes, será el último empujón nostálgico para que una lagrimilla amenace con asomar. Esta fue una de las primeras melodías que me puse en aquellos primitivos teléfonos móviles de primeras generaciones y que sonaban en formato –da risa ahora- politono.

Resumiendo, sin ser un vehículo de acción impecable es entretenido. Si encima llevas un ‘bagaje’ encima y conoces la intrahistoria, es un imprescindible.

4

«Infra Man», delirio entrañable de la Shaw Brothers. (Crítica-Opinión)

He aquí una película de su tiempo, eran los años 70, y sin duda el potente estudio de antaño la Shaw Brothers (como olvidar esas grandes pelis de artes marciales clásicas de grandes presupuestos) se apuntaba a lo que pegara fuerte en esos tiempos en que ya el gran estudio estaba en casi plena decadencia.

Lo que triunfaba en esos años era las tramas a lo «Power Rangers», si ya se que esto fue un invento reciclado de los yanquis de viejas series japonesas. Aunque es verdad que esta película bebé más del éxito del superhéroe nipón de «Ultraman». Osea que estamos ante una especie de copia o parodia del genero japonés del género del  tokusatsu.

«Infra Man», también conocida como «Manziter» o «The Super Infra Man», le tengo especial cariño pues tuve la suerte de verla en pantalla grande en mis años mozos, así como me vi también por esos años «Tarzenix» la cinta de animación china o esa jocosa y más que tramposa bizarrada taiwanesa de nombre «Mazinger Z : El robot de las estrellas». Y ya no os habló de las cientos de miles de películas que me vi del cine de «Kung Fu».

Queda claro que el tema asiático en el cine siempre ha estado en mi vida, por desgracia en esos años de inocencia no existía Internet (que viejo me siento) ni las revistas especializadas o programas de tv o de radio que te hablasen del tema en cuestión, no fue hasta unos años más tarde cuando me he adentrado más en lo que al cine asiático se refiere. Aunque no soy ningún experto en el mismo que esto quede claro.

El protagonista de este delirio fue Daniel Lee, si señor@s, el co-protagonista de aquella joya del cine de acción de Hong Kong, «The killer», del director John Woo, compartiendo cartel con el gran Chow Yu-Fat. Un buen actor metido en este sub-producto de esa época de rarezas gloriosas para la mirada de un niño.

La trama que nos presenta «Infra Man» es de lo mas simplistas, unos aliens que llegan a la tierra con la intención de conquistarla, que podría haber servido para cualquier episodio de los ya mencionados «Power Rangers», eso si, este es un producto entretenido y realmente entrañable. Por cierto aún no me he visto «la secuela» que llevó por nombre «La guerra de los Inframanes».

INFRAMAN.

THE ADVENTURERS – Stephen Fung – 2017 – CH/HK – Acción

TheAdventurers

En estos casos hay que hacer un ejercicio de responsabilidad, así es que lo primero que hice antes de verme esta “The adventurers” fue recuperar “Un ladrón siempre es un ladrón/Once a thief” de la cual SUPUESTAMENTE esta es un remake. Aunque tampoco hay que ponerse tan trascendente ya que ver el clásico de John Woo siempre es un placer.

No obstante, ya puestos que yo “pierdo” un rato escribiendo estas líneas como –sobre todo- vosotros otro tanto intentando leer estos desvaríos… que menos que pueda poner las referencias en orden y hablar con conocimiento de causa o al menos, la memoria fresca en referencia a la obra original, ¿no?…

Pues menos mal que volver a visionar aquella es un, como decía, deleite porque de nada me ha servido verla más que para pasar un buen rato… ¡Que ya es!

Porque por mucho remake que nos hayan dicho, esto no deja de ser más que una estrategia de sus productores. Lo único que tienen en común es su origen y que tenemos a tres ladrones. Nada más. Ni estos son “hermanos”, ni hay una relación sentimental que salta de una pareja a otra, ni hay “padres” y ni siquiera hay un espíritu como aquel. Recapitulando, un insulto decir que esta es un remake de aquella.

Aclarado esto, vayamos con el film en sí que tampoco tiene desperdicio.

Decíamos que “The adventurers” no conserva ni el espíritu de “Once a thief” porque no es una comedia de acción como aquella; esta es una aventura sofisticada más al estilo de “Misión imposible” que de las tradicionalmente llamadas como películas de ‘Ladrones de guante blanco’ o incluso las “Heist movies”. Ya no menciono el “film noir” francés o “Rififi” como he leído por ahí porque si no me da la risa floja.

Y es que por muy mito que sea Andy Lau y mucho que nos guste, no es Chow Yun-Fat. Vale, hemos dicho que no es un remake y que por tanto no podemos compararlo, pero es inevitable. Lau es arrebatadoramente encantador y tiene carisma como para ponerse al nivel de Chowie, pero su carácter es otro y no es tan canalla. A Lau le ha tirado más eso de la elegancia de Bond, del pragmatismo de un Ethan Hunt asiático, que la bribonería y socarronería de su amigo, y esto trasciende en una película hecha a su medida y lucimiento. No en vano, es uno de los productores.

Donde tampoco ganamos con el cambio es en la presencia femenina, haciendo hincapié en lo de ‘presencia’. Creíamos que sustituyendo a Cherie Chung por Shu Qi íbamos a estar de suerte con todo lo que implica ya Chung y su trayectoria. Pero es que Qi fue nuestra musa con la entrada del nuevo milenio: excelente actriz, soberbia modelo y mejor persona. Sin embargo su… –otra vez- presencia se queda reducida en esta película en “consorte” del director del film. Un WTF en toda regla. Solo hay que ver su intervención en el primer robo, únicamente alentando a las masas, instigando una revuelta. ¿A esto te has visto reducida Qi? ¿De verdad?

Lau es el cerebro, Tony Yang el manitas y Qi se queda en el misógino papel de gancho, de cara bonita para embaucar al objetivo de turno. Por Dios… Por mucho que la película sea China y conozcamos que desgraciadamente la mujer en su sociedad va un paso por detrás, ¡ya no estamos en el siglo pasado! ¡Y menos con una actriz tan reconocida como ella!

Lo de comparar ya –sí, comparo porque la han vendido para eso- a Tony Yang con Leslie Cheung me parece una broma, no porque Yang sea malo, sino porque no hay cabida. Cheung era un ángel –aún recuerdo cómo entré en directo en un programa de radio de mi ciudad para anunciar el suicidio de este y el dramático silencio que se produjo- y Yang únicamente el subalterno de moda.

Por otro lado, salimos ganando con Jean Reno, pero tampoco es que sea el suyo un personaje para alardear. Peor papel le ha tocado jugar al ‘perenne’ –este hombre siempre está igual- Eric Tsang en un rol tan previsible como manido.

Y es que ese es uno de los males, sino el principal, de la película: que es previsible –a pesar de algún giro argumental- y le falta, ya no alma, sino hasta acción.

Con este reparto uno se queda con la sensación de que la gran mayoría  de los medios invertidos se ha ido para sus estrellas. Vemos la Costa Azul, Praga y alrededores y hasta se supone que Kiev, aunque creo que solo se utiliza una imagen fija porque no se ve nada de la ciudad, solo una fábrica abandonada, pero más allá de eso, dos persecuciones bastante inocuas y ya está. Cuatro tiros sin coreografías ni espectacularidad y lo demás un robo con rayos laser que hasta en los noventa ya eran cansinos.

La verdad es que no entiendo cómo su director Stephen Fung, otrora ‘idol’, con experiencia ya en occidente gracias a la serie “Into the badlands” y antecedentes tan plausibles en el género de la acción como la saga “Taichi Zero”, “House of fury” o “Enter the Phoenix” ha ofrecido un producto tan pobre de espectáculo. Su realización es bastante plana y no sé si se ha contagiado de los tics televisivos ofreciendo una puesta en escena tan de telefilm.

Por lo demás y por salvar algo, los efectos digitales tales como esas ‘arañas-ciborg’ están muy bien, la Banda Sonora de mi tocayo el finés Toumas Kantelinen raya hasta el sobresaliente y la fotografía de Shane Hurlbut, director de este apartado en la propia “Into the badlands”, ofrece imágenes brillantes a tono con la sofisticación de la película, pero dudo que sea un bagaje lo suficientemente atractivo como para seducir al público o que este se quede con un buen sabor de boca.

Resumiendo; había más de la obra original de Woo en aquella serie de finales de los noventa que en esta. “The adventurers” resulta decepcionante. Hace 10 años podría haber sido una película disfrutable; ahora es un entretenimiento que se aleja de las expectativas de un reparto estelar y un planteamiento presuntamente ambicioso. Actualmente Bollywood te puede ofrecer lo mismo con más acción, espectacularidad y sobre todo, imaginación. Alguien debería hacérselo mirar.

Dan acaba de pasar cinco años en la prisión tras ser traicionado. Ahora lo único que ansía es robar una prestigiosa joya para capturar a la persona que lo traicionó. Sin embargo tras él va un veterano policía con cuentas que saldar.

2 / 3

SPL: PARADOX – Wilson Yip – 2017 – China/Hong Kong – Acción

SPL Paradox

El otro día escribía al inicio de la emotiva y recomendadísima por un servidor “RV: Resurrected victims” que “De casta le viene al galgo” para referirme a lo de que… bueno, vale, sigamos con los refranes y frases hechas: “La cabra siempre tira p’al monte”, es decir, que muchas veces una película u obra tiene su camino marcado de antemano, e igual que aquella en otro país podría ser enfocada hacia el cine de terror y que por pertenecer a Corea del sur fue dirigida hacia el thriller, en esta no menos estupenda “Paradox”, podemos aplicarle el mismo cuento… máxima o cómo queramos decirlo.

Y es que su premisa, la de un padre con cargo de conciencia que busca a su hija en un país extranjero descubriendo que esta se haya en manos de una red de tráfico de órganos, bien podría tomar distintos derroteros dependiendo de su origen. Si por ejemplo nos encontrásemos en la propia Corea del Sur, volveríamos al thriller, con mucha investigación policial y haciendo hincapié en los medios de comunicación y en la corrupción política. Sin ir más lejos, en mi país España, por mal que me pese, todo giraría alrededor del dolor y de la tragedia teniendo un drama en toda regla. Pero estamos ante una producción de Hong Kong así es que sin eliminar todo lo citado ya… ¿qué es lo que ha caracterizado a esta filmografía los últimos cincuenta años? Pues eso, no se necesita decir mucho más: la acción.

Lo primero que conviene decir es que por mucho que pensemos en un 3 tras el S.P.L (Sha Po Lang) que antecede al verdadero título del film, no estamos frente a una secuela ya que más allá de algunos de los intérpretes, responsables tras las cámaras y el género, la historia y personajes no se corresponden a los encontrados en las partes anteriores, así es que puede disfrutarse, nunca mejor dicho, independientemente. Eso sí, por mucho que lo que leáis aquí os guste, recomendaros el visionado de aquellas ya que no tienen tampoco desperdicio.

Aclarado esto, vayamos ya con el film.

Como resumía al inicio, la producción nos presenta a un padre con cargo de conciencia que busca a su hija desaparecida en Tailandia. Ni más ni menos. No os esperéis un guión esmerado ni giros argumentales ni nada estructuralmente ambicioso. La historia es la que es, y no se ha desarrollado más. Matices hay como el que el protagonista es agente de la ley para justificar sus habilidades marciales cuando lleguen los palos y la necesidad de un órgano se argumenta tras una operación de corrupción al más alto nivel para hacerlo más sangrante a ojos del pobrecito conciudadano harto de ese mal que afecta a todo el mundo sin distinción ya de origen, pero nada más.

Todo el desarrollo es lineal y siendo malos pero sinceros, únicamente sirve para encadenar escenas de acción. La diferencia, la que hace que el film dé un paso hacia adelante traspasando la barrera del simple entretenimiento son detalles paradójicamente -haciendo uso de su título- alejados tradicionalmente a priori de su género como los artísticos. El principal, una interpretación soberbia de un Louis Koo que hace años dejó de ser una cara ‘guapita’ para irse consagrando como un señor actor. No en vano su trabajo fue recompensado con varios galardones entre ellos los de “Mejor actor” en los locales “Hong Kong Film Award” y los más importantes “Asian Film Award” compitiendo, entre otros, con gente de la talla de Kim Yoon-Seok (“The chaser”, “The yellow sea”, “El gran golpe”, etc.).

Por suerte o por desgracia el rol de ‘Padre/madre coraje’ se ha estado perpetuando en las últimas décadas dando siempre excelentes resultados por medio de todo tipo de intérpretes creíbles que conseguían transmitir su dolor, pero aquí Koo justifica sus méritos acometiendo la conversión de su rabia más allá de soltar guantazos a diestro y siniestro. Decir que en cada golpe, empellón a pesar de estar medio muerto, lleva implícito una carga emocional puede quedar un poco pedante, pero realmente la excusa que decíamos de encadenar escenas de lucha queda un poco menos evidente gracias a su trabajo.

Y mientras Koo se sigue consagrando, el que sorprende es su compañero Wu Yue. Menos popular pero conocido por sus habilidades físicas, Yue parece contagiarse de su partenaire no conformándose en ser el típico escudero sabiendo aprovechar sus minutos dramáticos. Disposiciones interpretativas aparte, ese peinado le favorece y mucho. Oye, que no todo es alabar que sepa poner cara de pena…

La Banda Sonora a cargo del ya imprescindible Chan Kwong-Wing aporta lo suyo, esa capacidad para que los sentimientos trasciendan por encima de la acción y estos lleguen al espectador. Como seguidor del trabajo del compositor chino tengo que decir que hay algunos temas que me recuerdan demasiado al de la pareja “Two steps from Hell” pero quizás esto es una apreciación mía. O no.

Y es que en su demérito, “Paradox” provoca un constante ‘deja vu’ en el espectador. Ya sea por las escenas de acción, algunas situaciones o el propio entorno el film dirigido por el maestro Yip –sí, para mí lo es- nos traerá a la mente títulos como “Ong Bak”, “Redada asesina 2”, “The man from nowhere”, sus propias entregas anteriores o cualquiera de la vieja escuela de Jackie Chan. No en vano el coreógrafo es el mítico Sammo Hung retornando a la saga tras su relativa desaparición en la segunda entrega en sustitución de Nicky Li Chung-Chi y… ¡oh, qué casualidad! el nunca bien reconocido Ken Lo con un odioso aunque agradecido papel aquí.

Hung nos ofrece todo tipo de escenas físicas: algo del thai boxing local -tampoco mucho-, saltos, acrobacias y riesgo para los especialistas al estilo ochentero en las persecuciones, y mucha arma blanca en detrimento del contenido pirotécnico lo que le añade más realismo y peligrosidad.

Las escenas ‘machete en mano’ dejan en pañales a los míticos “swordplay” dadas las menores proporciones de las armas aumentando la incertidumbre para unos actores comprometidos. No es nada fácil esgrimir un arma a tan pocos centímetros de tu cara a tal velocidad y que ‘sin querer’ se te vaya la mano y ‘le des’ al colega que tienes enfrente.  Soberbio.

Sin embargo, por ser crítico, hay un puñado de asuntos que no permiten que esta llegue, bajo mi punto de vista, al nivel excepcional de su antecesora. Uno, que deje cabos sueltos como por ejemplo el devenir de la prostituta. Habiéndole dado su ‘minuto de gloria’ contándonos su motivación, podrían haberle concedido un final decente. O al menos un final.

Dos, que los cambios de idioma chirríen tanto. Manías mías, lo sé.

Tres, que para acompañar a las inmejorables sensaciones dejadas por algunos de los aspectos reseñados, le falta una fotografía acorde. No es que sea mala, simplemente es cumplidora. Algo más cuidada y/u oscura, elevaría el nivel general del film, ya de por sí como digo considerable.

Y cuatro, la poca presencia de Tony Jaa. No entiendo ni siquiera para que le dotan de cierta sensibilidad paranormal en determinado momento…

Resumiendo, “SPL: Paradox” ofreciendo una historia vista ya resulta refrescante gracias a sacar a la misma del marco habitual en estas tragedias. Un film de acción que hace los honores al género trascendiendo más allá del entretenimiento y espectáculo. Con esta, “SPL” conforma una de las mejores trilogías del género de la acción.

Tras detener a su novio y obligar a su hija a abortar, el oficial Lee Chung-Chi (¿casualidad que se llame igual que el anterior director de acción?) viaja hasta Tailandia para buscar a su hija desaparecida. Al llegar al país del sudeste asiático será ayudado por un agente local que simpatiza por su causa. Pronto descubrirán que esta fue secuestrada por una red de traficantes de órganos…

Postdata: El ínclito Domingo López nos informa que los productores de la película consideran a esta un ‘spin off’ ya que han comenzado a vender la siguiente entrega como la “verdadera” tercera parte. Entrecomillo lo de “verdadera” porque ya sabemos que de ‘continuidad’, nada.

4

SPL 2: A TIME FOR CONSEQUENCES – Cheang Pou-Soi – China/Hong Kong – 2015 – Acción

SPL2

Sí, ya sabemos cómo funciona esto: por mucho que lleve un 2 detrás del título, no estamos ante una secuela. Ni los protagonistas, ni el director es el mismo; y mucho menos la historia tiene relación. Es cierto que Wilson Yip, realizador de aquella, ahora ejerce de productor… ¡pero es que ni siquiera los guionistas repiten! Sin embargo, cómo decíamos, tampoco es que importe mucho ya que lo de tirar de marketing, aprovecharse de un título de éxito es una tradición ya añeja en la ex-colonia británica. ¿¡Qué más da una más!?

Dicho esto y asumiendo que la mayoría ya lo sabíais, vayamos con el film.

Los primeros comentarios que surgieron sobre la película por parte de los afortunados que tuvieron la suerte de verla fueron, más que loas o críticas, comparaciones a “The Raid 2/Redada Asesina 2”, el último fenómeno actioner llegado desde oriente. Y es curioso, no tanto porque esto en sí ya es una lisonja sino porque se utilizaba la obra de Gareth Evans en lugar de la del propio Yip, que en su momento conviene no olvidar también supuso un “boom” dentro del género.

Uno, antes de ver la película, achacaba la razón no a la corta memoria de críticos y aficionados que suelen señalar como referencia a lo que tengan más cerca, temporalmente hablando, sino a otra razón no tan superficial. Y es que para empezar, yo no soy de los que escuchan a “cualquiera” y si las comparaciones eran esas, tenía que haber una buena justificación. Lo primero que pensé fue que esto era debido a las claras diferencias creativas entre Cheang Pou-Soi, director de esta, y Wilson Yip. Y es que por el cariz de su producción Cheang Soi es mucho más… pesaroso, dramático, que su colega de profesión, y a la vez más cercano a Evans. Solo hay que ver su “Love battlefield” o, más aún, “Dog bites dog” para darse cuenta.

De hecho, cuando se comenzó a hablar del proyecto me extrañó la vinculación de este. Está claro que se movía bien en la acción e incluso con los grandes presupuestos como se vio con “The Monkey King”, pero “SPL” era otra cosa. Con “Shamo”, adaptación del manga “Shamo, gallo de pelea”, lo más parecido a una película de Artes Marciales que había realizado hasta la fecha, decepcionó a propios y extraños: no funcionaba ni como drama ni como film de acción.

Y luego, cuando se sumó al reparto un actor nada ‘marcial’ como Louis Koo tras haberse caído toda una referencia como Donnie Yen… la cosa no apuntó mejor: “SPL 2” tenía más pinta de ser OTRO drama de acción del corte de su autor que lo que uno esperaría con esta herencia.

Ahora, una vez vista, tengo que reconocer mi error a medias. ‘A medias’ porque por un lado a pesar de mis dudas “SPL 2” es un peliculón, y por otro porque en el fondo no me equivocaba: el film es un Drama de Acción.

La premisa de la película, siendo sinceros, es un poco estúpida. No solo vive de esas casualidades que solo ocurren en el mundo del cine sino que la misma tiene muchos “parecidos razonables”. Así en perspectiva y con el tiempo transcurrido uno se pregunta si sus sospechosos guionistas, Jill Leung y Huang Ying, una con otras obras de dudosa originalidad y el otro, técnico de FX, vieron “Get the gringo/Vacaciones en el infierno” y pensaron en adaptarlo a una historia que gustase en su tierra con -cómo no- agentes infiltrados y familias en riesgo de descomposición. Vamos, ingredientes que son comunes en el género desde hace varias décadas y que hasta firmaría el mismísimo Dante Lam, Rey por antonomasia de estos dramas de acción.

Y no paro de recalcar lo de ‘Drama’ más que nada porque los cinco primeros minutos son totalmente desoladores. No hay que ser padre para comprender la situación que vive el personaje interpretado por Tony Jaa; y ya no es solo eso, sino que el calificativo ‘de acción’ queda muy soterrado ante las situaciones que se nos presentan. Un dato: exceptuando la primera pelea, corta además entre Jaa y Jing, no tendremos escena de acción hasta el minuto 25.

Luego esta irá encadenándose llegando a esa frenética media hora final que como mandan los cánones en Hong Kong parece reservárselo todo, pero por muy buena que sea la acción –que lo es- queda empequeñecida ante la magia del conjunto.

El sobrenombre de la película es “A time for consequences”, y la verdad es que no ha podido estar mejor escogido. ¿Recordáis cuando decía unos párrafos más arriba que el guión era un poco estúpido? Pues bien, no solo no me retracto sino que tengo la impresión de que la idea de sus responsables era que todos pensásemos lo mismo. Aquí el objetivo era provocar esa susceptibilidad para, mediante el mensaje del film, ese irónico «Vaya, que pequeño es el mundo» que cualquier hijo de vecino puede soltar en su arranque, vaya perdiendo significado provocando un conflicto interior. En el mundo real, donde todos morimos y vivimos por impulsos y decisiones ya no importan las causas sino las consecuencias. “SPL 2” es como una de esas fábulas o parábolas, donde poco importa el contenido si a dónde quieres llegar es a la moraleja. Aquí ni hay moralina ni mensaje adoctrinador, solo una rotundidad de esas que calan hasta los huesos.

Para lograr esto, evadiéndonos por momentos de que estamos ante un film de acción, Cheang-Soi echa mano no solo de los avatares que le ofrece el guión sino también de una puesta en escena donde los gestos tienen su protagonismo. En esto ayuda mucho tanto una cuidada fotografía como la estupenda Banda Sonora de uno de nuestros favoritos como es Kwong Wing Chan, sin olvidar el montaje, aunque estos dos últimos apartados se crecen cuando llega, ahora sí, la acción.

Y es que para que una producción de este tipo destaque sobre otras, y más de esta manera tan sobresaliente, ya no basta con aplicar contundencia, espectacularidad y originalidad a tus escenas de acción. En “SPL 2” se nos ha estado vendiendo que las peleas eran tan reales que el rodaje tuvo que pararse varias veces porque los implicados realmente terminaban lesionados, y esto verdaderamente se nota. Pero como decía, no basta con ver cómo los especialistas caen desde alturas considerables o dan mamporros como si no hubiese un mañana; aquí Cheang-Soi ha cuidado todas las aristas, orquestando una pieza ejemplarizante y con poca cabida a la crítica. Desde el encaje de bolillos de los tres focos de atención del desenlace hasta ese acompañamiento musical con piezas de música clásica. Alguno dirá que es más efectista que otra cosa, vamos, de cara a la galería, pero señores… ¡que en EEUU se conforman con meter temas raps y algunos se corren de gusto! ¿No podremos aplaudir nosotros la elección de su director?

Para ir acabando… ¿es mejor “The Raid 2/Redada Asesina 2” o “SPL 2”? Difícil contestación. Mejor que la primera SPL creo que todos estaremos de acuerdo, pero en cuanto a la de Evans… Me la juego. Como vehículo espectacular la indonesia es más llamativa, pero como película, película en conjunto, “SPL 2” le gana la partida y por mucho. Y no estoy diciendo que la acción sea peor, solo que quizás la de Evans tiene un ritmo más constante. Pero lo dicho, aquí no solo tenemos el grado de implicación de los especialistas sino escenas que formarán ya parte de nuestra antología del género de la acción como esa “one-shot” en la cárcel, el “navajita plateá” del piso franco de Mong Kok o los últimos minutos finales con Max Zhang empequeñeciendo a Jaa y Jing.

Para terminar, un par de chorradas.  La primera, algunos “parecidos razonables” más: el panel publicitario de los ojos y gafas de Louis Koo con el aparecido en “El gran Gatsby”, el aspecto de Max Zhang en plan Guy Pearce o el de un Ken Lo rapado al estilo del inseparable de Jaa, Petchtai Wongkamlao. Y la segunda, que echo a faltar a Andy On e Iko Uwais para haber completado el roster de mejores actores marciales de la última generación.

Resumiendo, “SPL 2: A time for consequences” es una brutalidad. Es poner al cine de acción al mismo nivel que otras producciones y géneros más respetados. Una fábula que aúna espectáculo y sentimiento en una sinfonía arrebatadora. El mejor film de acción del 2015, y posiblemente quizás de cualquier género.

5

S.P.L. SHA PO LANG (Duelo de dragones) – WILSON YIP – 2005 – China/Hong Kong – Acción

ShaPoLang

Hay una pregunta que en los últimos tiempos (que pretencioso suena eso) me sirve para iniciar las reseñas de películas que pertenecen al (sub)género de la comedia de acción; la misma no es otra que, ¿Dónde termina la comedia y comienza la acción?. Esta es quizás una pregunta demasiado figurativa ya que, en cierta medida, cada terreno se encuentra habitualmente bien acotado.

Sin embargo esta «S.P.L» me ha llevado a hacerme otra que no resultaría tan abstracta y que hasta reflejaría una tendencia; en el cine de acción actual, ¿dónde termina el drama y comienza la acción?.

Quizás alguno dirá que para eso se inventó el thriller, para encajar un tipo de cine que a medio camino entre varios géneros no termina por definirse, no obstante no estoy hablando de aventuras policíacas donde la acción está poco presente o si se me apura, hasta entran en juego elementos sobrenaturales, últimamente muy presentes en este género; no, aquí hablo de ese tipo de películas cuyo principal atractivo son los golpes, tiros y situaciones limites a las que normalmente habitúan a sus protagonistas.

Da la sensación – o al menos me lo da a mí – que los guionistas y directores en los últimos tiempos buscan de dotar a sus producciones de una dimensión que haga que estas trasciendan del simple placer de dar espectáculo. Como ejemplo tenemos los grandes títulos del «heroic bloodshed» que si por un lado nos fascinaban con sus despliegues pirotécnicos nos llegaron a marcar en base a sus historias trágicas.

Pero siguiendo lo de las tendencias, debemos reflexionar y ver como el declive del género vino propiciado por un abandono de estas prácticas, teniendo a las producciones norteamericanas como máximo estandarte de lo dicho.

En Asia desde mediados de los noventa a principios del nuevo milenio ocurrió algo por el estilo y solo producciones de Johnnie To, Gordon Chan y algún que otro ejemplo aislado evitaron que un género agonizante falleciese definitivamente. La clave para que estos cineastas fuesen recordados y hoy en día, como To, sean incluso a mi pesar sobrevalorados es que en todas sus historias prevalecía el drama. Uno de esos cineastas «anónimos» no es otro que el director de esta, Wilson Yip.

Hace poco – en la reseña de «Election» – enseñaba mis «cartas» mostrando mi «póquer» de ases de la industria cinematográfica hongkonesa – el mismo Johnnie To, Andrew Lau, Tsui Hark y Tony Ching – precisamente cuatro nombres que habían dado prestigio al género en la excolonia británica.

A Yip lo nombraba como quinto componente pero sacándolo del conjunto nada mas que por una formalidad respecto a la frase hecha. Estoy seguro que incluso alguno se llegó a escandalizar ante la poca repercusión del nombre de este frente a los anteriores. Ahora después del éxito de esta «S.P.L.» y alguna mas que se otea en el horizonte seguro que habrá mas gente, incluso esos mismos que pusieron el grito en el cielo, que se apunten al carro del éxito. Pero dejemos las reivindicaciones y vayamos al grano.

Yip, al que conozco por sus obras – modestia parte – bastante bien, es ante toda artificialidad, un filosofo. Aludiendo a otra reseña – en este caso la de «The mummy aged 19» – afirmaba con ciertas ínfulas que <<… Wilson Yip va a abrir una tienda de disfraces. Una tienda con un solo traje para alquilar. Un solitario y llamativo disfraz al que muchos tengan que acudir.

Porque eso hace en sus películas, enmascarar de diversas maneras la soledad …>>; ahora, tres películas después, sigo pensando lo mismo.

Superficialmente «S.P.L.» no basa su historia en personajes solitarios como en los anteriores casos; aquí es la fuerza del conjunto, la del equipo, la que tiende una mano a sus protagonistas. Y en cierta forma, rascando sobre esta superficie, es donde volvemos a encontrarnos al viejo Yip; estos parecen canibalizar su propia unión porque tras su amistad no hay nada mas. Yam solo tiene a una pobre niña huérfana que adoptó, Liu Kai-Chi a unos padres con los que no se habla, Danny Summer a una hija que huyó junto a su madre, Kent Chang a la familia en Brasil y el recién llegado Yen, vive obsesionado por un encuentro violento de su pasado. ¿Es quizás la constante en el trabajo de Yip un reflejo de la realidad del Hong Kong actual?.

El amigo Jesús Manuel Pérez – a quien ya no debo presentar – tras su visionado «in situ» en un cine de la propia Hong Kong comentaba en el Foro de la Web, entre espasmos orgásmicos, que había visto un destello de aquellas películas que siempre añoraba, donde cada personaje tiene un pasado pero no un futuro; ese drama que he querido que protagonizase esta reseña.

Sin embargo no puedo acabar de hablar de su contexto mas o menos trascendental sin destacar a una de las estrellas del film como es su mensaje. Volviendo a Johnnie To; este realizó un psicoanálisis de la sociedad hongkonesa en la magnifica «Running on Karma«, una fábula envuelta de film de acción con mas significado que – casi – contenido tangible. Algunos creyeron ver la quinta esencia del cine asiático en aquella obra – de ahí en parte lo del «sobrevalorado» de antes – pero creo que es en esta donde realmente -siempre bajo mi punto de vista – se hace un ejercicio redentor y en sintonía con la doctrina budista sobre el karma. No cuento nada mas para no desvelar la sorpresa pero habrá que esperar hasta su final para comprenderlo.

Para terminar con su contenido no puedo dejar de dar un par de apuntes peligrosos para el que se inicie con Yip. Y digo «peligrosos» porque corro el riesgo de resultar pedante ya que la advertencia no hace hincapié solamente en la obsesión de Yip por la soledad si no en – otra vez – la canibalización de sus propias historias ¿o es que Yam no tiene nada que ver con el Mike/Francis Ng de «Bullets over summer«?.

Por demás esa estética tan estilizada llena de cámaras lentas buscando guiños, mensajes y significados junto a sobreimpresonados e imágenes estáticas que pueden sorprender a muchos creyendo encontrar un nuevo Woo no hace otra cosa que refrendar un trabajo ya de años y un concepto de «imagen-arte» que está siendo compartido por algunos de esos colegas citados arriba, sobre todo Lau y To.

Sin embargo para aquel que no me conozca que no crea que está leyendo los desvaríos de lo que yo llamó un «cultureta»: el film puede intentarnos convencer de lo que quiera y esconder mil significados pero muchos acudimos al calor de la acción. Sobre Yip – para muchos desconocido – figuran los nombres de Donnie Yen y Sammo Hung y su sola mención si que tiene un verdadero significado: las artes marciales.

Aunque a ambos les separe una década y decenas de kilos, les une la espectacularidad de su trabajo y el prestigio alcanzado por él que les ha llevado a traspasar fronteras. Aunque sin el número que a muchos nos gustaría, las escenas de acción son las esperadas: contundentes. Ya no solo es el hecho de que hasta puedas sentir dolor por cada uno de los golpes que dan y reciben los protagonistas si no que puedas creerte maniobras que en otras «manos» sería imposible de aceptar.

Por ejemplo, hay una escena en el que un personaje al recibir un puñetazo de Yen «aterriza» sobre un coche. Bien, eso que de otra manera sería motivo de risa aquí no solo es creíble si no que ya ha entrado por derecho propio en mi colección de «Mejores escenas» sobre un epitafio que reza: <<... el Mejor puñetazo propinado nunca… >>.

Resumiendo, uno de los mejores títulos del año tanto por contenido como por continente. Buen nivel técnico, notable realización y mejores interpretaciones en un vehículo de acción que te hará tanto disfrutar como – ¿por qué no? – sufrir.

El inspector Chan (Simon Yam) ha invertido parte de su vida y carrera en encerrar al capo local Po (Sammo Hung). Ahora que ésta se encuentra en su fase «terminal», ya que el tumor que se le encontró amenaza con acabar inminentemente con su vida, no ve el momento de cumplir la promesa que se hizo cuatro años antes cuando estuvo a punto de encarcelarlo. En aquel momento acompañaba a un testigo al juzgado con la suficiente información como para ponerlo tras las rejas el resto de su vida. Sin embargo Po se adelantó matando a casi todos menos al propio Chan y a la hija del testigo, de la que se hizo cargo el propio policía. La traicionera suerte le pondrá ahora en bandeja a Po; si por un lado este acabará con un agente de Chan infiltrado en sus filas, por otro le proporcionará la prueba que demuestra «parte» de sus responsabilidades en la muerte. Pero como ésta no es suficiente como para atraparlo decidirán amañarla engañando al departamento y al nuevo oficial que va a sustituir a Chan, el inspector Ma (Donnie Yen).

4

COOKING UP A STORM – Raymond Yip – 2017 – China/Hong Kong – Comedia

Cooking

Siempre me ha gustado el mundo de la cocina. De hecho si no hubiese sido lo que soy –a decir verdad, no sé lo que soy porque no ejerzo mi profesión…- me hubiese decantado por el mundo de la gastronomía. Pero en mi ‘época’ estudiar cocina –allá en las cavernas…- no era tan accesible como lo es ahora –de hecho mi hijo sí que está estudiando el oficio- y elegir esta profesión estaba penalizado por ciertos prejuicios de los que ahora me avergüenzo.

Pero dejando las batallitas personales aparte, en lo que estaremos todos de acuerdo es que la gastronomía está de moda. Solo hay que ver cómo en los distintos canales de televisión vemos mil y un programas dedicados a este tema, sea en forma didáctica con profesionales enseñando recetas por doquier, en forma de concurso con mil versiones y formatos o tradicionalmente, por medio de documentales.

El mundo cinematográfico o en forma de serial no se ha visto tan afectado. Al menos en occidente, claro, puesto que particularmente en Asia este mundo siempre se ha visto representado llegándonos incluso a dar títulos tan míticos ya como “God of cookery”.

Quizás es que pasa lo de siempre, que en occidente nos creemos el ombligo del mundo, especialmente en Europa donde el timo de las estrellas Michelin -¿nadie se da cuenta de que esto está promovido por una compañía privada y como tal, no está sujeto a la objetividad?- lo tiene todo sometido a su tiranía y pensamos que nuestra gastronomía es la mejor.

En parte también juega su papel la ignorancia ya que si a alguien poco versado en la cultura de extremo oriente le preguntan por la gastronomía japonesa no va a ir más allá del sushi sin ni siquiera diferenciar el mismo del sashimi. Algo por el estilo pasa con la comida china. Arroz tres delicias, pollo agridulce y como mucho, pato laqueado.

Pero a lo que vamos, “Cooking up a storm” como vehículo culinario nos va a ofrecer esa otra cara de la cocina china, pero que nadie se espere un film que gira sobre los fogones ya que habría que empezar diciendo que el film dirigido por Raymond Yip, otra de las claves del film, no es otra cosa que un “Lunar New Year Film”, es decir, una de esas comedias que tradicionalmente se estrenan para el ‘Nuevo Año Lunar’ chino y que comparte ciertas características; la primera, que son familiares. La segunda, que guarda un poso sentimental nostálgico.

Así, Yip, experto en este tipo de films, nos presenta una comedia en la que la cocina es la excusa y las relaciones padre-hijo-maestro-familia, las  verdaderas protagonistas. Pero por partes.

En lo que respecta a la cocina tenemos el típico esquema de estas producciones: rivalidad entre dos antagonistas, luego se ganan el respeto mutuo, unen fuerzas y se enfrentan al enemigo común. No destripo nada porque como he dicho, es lo de siempre.

Igualmente, no pueden faltar las competiciones culinarias para que los personajes demuestren sus habilidades. Aquí tenemos tres, pero lo que evidencia que lo importante en el film no son los fogones, es que por ejemplo la segunda competición se la pulen al momento dando de golpe al ganador. Concurren varios países pero ni hay puntuación, ni tercer, segundo o primer puesto. Ni emoción ni nada. Total, es evidente quien va a ganar porque sino no habría resto de película… Al menos se agradece la franqueza.

Por otra parte, ¿se presentan apetitosos los platos? Pues sí, el problema es que hay pocos. Yip recurre a las cámaras lentas, cámaras subjetivas, primeros planos… todo muy visual, casi videoclipero, pero se nota que no es lo que busca. Cumple pero no va más allá.

Confía más en la labor de sus protagonistas, sobre todo en los veteranos Ge You y Anthony Wong -¿os muestro orgulloso mi foto junto a él?- y por supuesto, en Nicholas Tse, para conformar un triángulo que permita el milagro final. Y es que si bien, adelantando conclusiones, todo en la película pasa de puntillas, cuando llega el momento clave, sin saber cómo llega a emocionar. Eso, o es que me he vuelto muy blando…

La cuestión es que ya sea por la maestría de Wong o la experiencia de Yip en este tipo de películas, es imposible que lleguemos a odiar al personaje del progenitor del protagonista para que cuando llegue ese momento que mencionaba, resulte creíble y conmovedor. Yip y el no menos célebre Manfred Wong a cargo del guión, manejan muy bien la ambigüedad para que en esos tonos de grises nadie salga perjudicado.

Y quizás esa tibieza es la que termina para afectar para mal al film. Si carece de espectáculo culinario, tensión tampoco hay y además todo está impregnado de un “buen rollismo” bobo, salvo por ese momento de… ¿debilidad? uno termina la película con la sensación de haber visto algo insulso que olvidará al segundo siguiente.

Antes de acabar, una tanda de detalles. Que el protagonista sea Nicholas Tse no es casual ya que durante varios años estuvo presentando un programa documental de cocina viajando por distintos países –incluido España- dando a conocer la gastronomía mundial.

Su parteniere, el surcoreano Jung Yong-Hwa, no tiene justificada su presencia por encontrarse afín a la cocina sino por ser, además de popular actor en el gigante asiático gracias a su participación en varios Kdramas, líder de la banda CNBlue, una de mis favoritas y junto a FTIsland, una de las agrupaciones más rockeras de las boybands kpoperas. Su rol es del abrir fronteras, algo bastante habitual en los últimos tiempos en China/Hong Kong.

La fotografía raya a un gran nivel y la Banda Sonora instrumental ayuda a crear la atmósfera propicia para que, a pesar de esa inexplicable contención en toda la dimensión de la película –exceptuando quizás en los medios dispuestos para ofrecer esa semi-final y final del torneo de cocina- llegue a cuajar como lo hace.

Resumiendo, el que busque una película sobre el mundo gastronómico que busque otra opción. Esta es una comedia amable sobre la superación y los lazos de unión personales. Se deja ver pero queda lejos de lo que podría haber dado por reparto y apartados técnicos y artísticos. Si en lugar de Raymond Yip la hubiese dirigido otro Yip, Wilson, Wilson Yip, otro gallo nos hubiese cantado… Le falta espectáculo y compromiso.

Sky es un joven cocinero de Macao. Junto a su maestro Seven regenta un restaurante familiar en un antiguo barrio de la ciudad. Enfrente del local se establecerá otro joven cocinero de origen coreano, Paul Ahn, pero a diferencia de ellos, dirige un restaurante de alto poder adquisitivo, avanzadilla de la moderna zona que quieren construir los promotores del lugar derrumbado y rehaciendo el barrio. Pronto entre los jóvenes nacerá la rivalidad.

3