«A Gentleman’s Dignity» tendrá remake chino.

En China tienen tanto éxito el cine y los Kdramas venidos desde Corea del sur que en el gigante asiático están trabajando en diversos remakes de las películas y series de mayor éxito del país surcoreano para ofrecer a sus congéneres una versión más cercana a ellos que las originales. Uno (por no decir que me vuelve loco) de mis Kdramas favoritos «A Gentleman’s Dignity», va a ser objeto de un remake chino en una co-producción entre Corea del sur y China. Poco más puedo decir ya que por ahora no hay más información.

«A Gentleman’s Dignity» fue un Kdrama escrito por la reina de los Kdramas Kim Eun-Sook y en cuyo reparto actuaban los actores Jang Dong-Gun (Taegukgi/No Tears for the Dead/My Way), Kim Su-Ro (Ghost Sweepers/ My way/Taegukgi), Kim Min-Jong (Mr Butterfly/Toyoil ohu 2shi/An Autumn Journey), Lee Jong-Hyuk (Crush and Blush/ A dirty carnival/Shiri), Lee Jong-Hyun (Acoustic) y las actrices, entre ellas mi idolatrada, Kim Ha-Neul (My Tutor Friend/Dead friend/You’re My Pet), Yoon Se-Ah(Scarlet Innocence/Blood Rain/ Doomsday Book (el corto «Happy Birthday), Kim Jung-Nan (Tazza:The High Rollers/ Baby and me/Meet the In-Laws) y Yoon Jin-Yi (We are Brothers/Helios).

«The Heirs» otro exitoso Kdrama escrito por Kim Eun Sook, tendrá una nueva versión cocinada entre coreanos y chinos.

Dignity

A GENTLEMAN’S DIGNITY (IV) – Korea del Sur – 2013 – Kdrama – (Ep. 16 al 20) de 20. FINAL

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BREVE RESUMEN DE LOS 15 PRIMEROS CAPÍTULOS:

Kim Do-Jin, Im Tae-San, Choi Yun y Lee Jeong-Rok son cuatro amigos desde la niñez. Ahora que han cumplido los cuarenta y profesionalmente son hombres de éxito, quieren enderezar su vida sentimental, ya que salvo Jeong-Rok todos se encuentran solteros. Sin embargo el que más y el que menos ya tiene en marcha su proyecto personal. Do-Jin se enamorará de I-Su, una profesora amiga de Tae-San. Este, tenía como novia a Se-Ra, la compañera de piso de I-Su, pero cuando comiencen a hablar de matrimonio la pareja terminará rompiendo. Choi Yun, viudo desde hace unos años, vive el dulce acoso de la encantadora Ah-Ri, la hermana de Tae-San. ¿El problema? Que no solo esta tiene 17 años menos que él sino que su amigo no ve con buenos ojos la relación. Y por último, Jeong-Rok que a pesar de ser, como decía, el único casado, sus continuos coqueteos con otras mujeres le provocan los lógicos problemas con su esposa Min-Suk, una multimillonaria de la que encima dependen sus amigos. En medio de este panorama aparecerá Collin, un joven que dice ser el hijo de la novia que tuvieron los cuatro amigos cuando estudiaban en la universidad, buscando entre ellos a su padre «perdido». Para sorpresa de propios y extraños Do-Jin asumirá la paternidad estropeando la bonita historia de amor que vivía con I-Su.

16º CAPITULO: Emociones a flor de piel.

Do-Jin y Choi Yun decidirán escolarizar a Collin, el problema es que el Instituto que tienen más cercano es donde trabaja la propia I-Su. La maestra aceptará que lo trasladen allí amparándose en que así este conocerá al menos a alguien, pero pronto se dará cuenta que esto conlleva otras ventajas como por ejemplo, convocar a Do-Jin como padre del chaval. Y mientras que esta intenta doblegar al arquitecto, Tae-San y Se-Ra finalmente parecen arreglar su relación. Aún así la golfista deberá vender la casa si quiere afrontar sus deudas, anunciándole a I-Su que debe comenzar a buscar un apartamento. Finalmente Do-Jin se descubrirá cuando secretamente junto a sus tres amigos salga al auxilio de la profesora en el… contencioso que esta mantiene con sus hermanastros. La que sigue teniéndolo peor es Ah-Ri. En el aniversario de la muerte de la esposa de Choi Yun esta irá a realizarle una ofrenda derrumbándose; para su desgracia llegarán los cuatro amigos dando lugar a una escena embarazosa…

Pfffff… después del esperpento, simulacro de episodio de la anterior entrega, sus responsables parecen habérselo guardado todo para este. Avanzar lo que se dice avanzar no es que se aprecien grandes zancadas; logramos ver cómo Tae-San y Se-Ra aparcan sus diferencias, pero en lo que a las demás parejas respecta, las cosas siguen igual.

Do-Jin e I-Su parecen competir por ver cuál de ellos da más lástima, y aunque la profesora quiere llevar la iniciativa, no le correspondería ya que ella en todo caso debería ser la ofendida. Hay una escena, la del centro comercial con Min-Suk como estrella, en la que esta muy bien le da la palabra clave a Do-Jin: «Perdón», sin embargo al minuto siguiente los guionistas parecen haberse olvidado de todo volviendo a la irracionalidad. Queda muy bien poner cara de circunstancias, pero por momentos Do-Jin parece autista. Al menos contrarrestan la falta de sangre del protagonista con esa escena en flashback de la cafetería, escena todo sea dicho presentada con gusto e imaginación mostrándonos en una esquina a I-Su viendo la misma en el móvil de la dependienta.

¿Y que decir de Ah-Ri y Choi Yun? Como siempre no pueden faltar los pucheros de la primera, eso sí, en esta ocasión nos pondrá la piel de gallina. De hecho, toda la escena. Hay que tener el corazón muy duro para no conmoverse. Y es que el pasaje tiene una doble significación tras ese arranque que en esta ocasión cambia el cariz cómico habitual por uno dramático, muy dramático. No cuento nada para no destriparlo, pero otra vez se nos amenazará con hacernos saltar las lágrimas. Eso sí que es amistad.

Y para acabar, y aunque en diferentes términos, destacar también la reconciliación de Tae-San y Se-Ra. Se nota cuando los espectadores conectan con los personajes cuando con un simple gesto se llega al corazón. Es esperado y simplón, pero también lo que todos deseamos. ¡Es tan fácil hacer feliz a la gente…!

17º CAPITULO: De cartón piedra.

Do-Jin decidirá finalmente aceptar a I-Su y orquestará una cita inolvidable. Sin embargo, su estilo de humor no es compatible con la sensibilidad de la maestra y esta, impaciente y algo cansada, no tendrá los arrestos suficientes de soportar más la comedia urdida por el arquitecto. No obstante la sangre no llegará al río, y tras localizar a la hundida mujer, la pareja volverá a estar más unida que nunca. Pero mientras unos parecen rebosantes de felicidad, Tae-San decidirá finalmente enviar a Ah-Ri a EEUU. Choi Yun en lugar de quitarse de encima todos sus prejuicios y luchar por su amor, actuará cobardemente no oyendo a su corazón, renegando de ella. Rota, la jovencita decidirá hacer caso a su hermano y coger el vuelo que la llevará a Norteamérica…

Seguimos por la misma senda de los capítulos anteriores: vueltas y vueltas sobre los mismos asuntos sin avanzar. «A gentleman’s dignity» se ha convertido en una sitcom, una serie de situaciones donde lo que importa es pasar el rato y divertirse… incluso sufrir. Porque lo de Ah-Ri con Choi Yun roza ya el esperpento, y no tanto por lo enquistado del asunto sino por lo artificial en que ha terminado por convertirse su relación. Cuando la única persona que se empeña en no aceptarlos juntos confiesa que no hay mejor hombre para su hermana y que encima dice ver a su amigo enamorado… ¡¡A qué estamos jugando!!

Menos mal que los guionistas al parecer han decidido adelantar acontecimientos con ese desenlace tan esperado, dándose cuenta de que habían llegado a un callejón sin salida que ellos mismos habían construido; el problema es que quedando todavía tres capítulos, las cosas pueden írseles de las manos otra vez.

Y en eso volvemos de nuevo al principio: a la artificialidad de las situaciones. Conociendo la enfermedad de Do-Jin, ¿no es algo desproporcionada la reacción de I-Su? ¿No tendría que ser esta más comprensiva? Y luego, ¿irse a emborrachar? Recapitulando: volver a crear un falso drama, como el de Collin, para alargar la morcilla. Entre eso y el par de minutos musicales…

Dejando lo más cuestionable a un lado, lo mejor de la entrega de hoy: además del final, la llegada del «Lo siento».

18º CAPITULO: Los que faltaban…

A pesar de que sus corazones vuelven a latir, Ah-Ri y Choi Yun no son totalmente felices ya que saben que han actuado en contra de los deseos de su hermano y amigo respectivamente. De hecho, cuando el abogado deje a la jovencita en su casa, se encontrarán de frente con el arquitecto y este, herido por lo que considera una traición, echará a su hermana a la calle y dejará de hablar a su amigo. Do-Jin y Jeong-Rok se pondrán de lado de Choi Yun sabiendo lo que ha sufrido y sigue sufriendo, aunque le harán creer a Tae-San que es a él a quien apoyan. Únicamente Se-Ra permanecerá incondicionalmente a su lado. Y mientras unos intentan convencer a los otros, Do-Jin e I-Su viven casi una luna de miel, incluso con el arquitecto ayudando a encontrar y acondicionar la nueva casa de esta. Para sorpresa de propios y extraños, serán Jeong-Rok y Min-Suk los que no viven sus mejores horas a causa de los celos de la millonaria…

Sí, cómo no, la cosa se mueve poquito a poquito y si bien no se adelanta mucho en asuntos como los de la relación entre Choi Yun y Ah-Ri, al menos nos encontramos con el nuevo obstáculo de Jeong-Rok y Min-Suk que por inesperado, va a aportar algo de contenido extra en los dos episodios que restan sin que aparente el clásico relleno. Ahora la cuestión es, o una de dos: o atan todos los cabos sueltos en la siguiente entrega como es habitual en los seriales de aquel lugar para dejar para el final los fuegos de artificio, o dividen en cada uno de los capítulos la solución a las dos parejas en crisis. Eso si lo solucionan ya que tampoco me extrañaría que nos diesen alguna mala noticia en forma de separación, que muy dados son los surkoreanos a dejarnos insatisfechos…

Y hablando de eso -ya que tampoco hay suficiente contenido como para abarcar más temas-, siendo como es «A Gentleman’s Dignity» una comedia donde prima el humor, es curioso que no haya un episodio donde alguno de los protagonistas arranque a llorar. Sí, ya sé que es normal, pero que lo asumamos no quiere decir que sea menos singular. Por otro lado en esta ocasión se agradece el momento de debilidad de Min-Suk, contagiando de emoción al respetable; era lo que necesitábamos para levantar un tanto el vuelo.

Para acabar, dos detalles. Uno, con lo emocionante que es la declaración de Choi Yun a Ah-Ri, no nos explicamos cómo no le da un beso. Y dos, las koreanas se chispan rápidamente con una botella de vino a repartir entre seis, y sin embargo se toman ellas solas tres o cuatro botellas de Soju que son realmente bombas de fusión alcohólicas y no les pasa nada. Curioso el punto de vista que tienen los guionistas de la fisiología femenina surkoreana…

19º CAPITULO: ¡Por fin!

Cuando Jeong Rok le cuente a sus amigos que su esposa le ha pedido el divorcio, estos se lo tomarán a broma aludiendo a que es una más de tantas. Ni siquiera que este les asegure que en esta ocasión va en serio, y que él no ha hecho nada para provocarla, hará que estos se lo crean. No será hasta cuando Do-Jin acuda junto a I-Su a un hotel para pasar una noche de amor y vea a la millonaria sola, cuando sea consciente de la realidad de su amigo. Así pronto intercederá por este con apoyo de la profesora, pero Min-Suk parece determinada a firmar el divorcio. Para su sorpresa, su esposo desesperado también firmará el documento rechazando la parte económica que esta le concedía. Y mientras la pareja entra en una espiral de despropósitos, Choi Yun acudirá a casa de Tae-San para pedirle la mano de su hermana. El arquitecto, avergonzado le atizará un puñetazo. Este hecho y su arrepentimiento lo llevarán definitivamente a ir al límite para comprobar el amor de la pareja: les propondrá que se casen esperando que estos se echen atrás. Cuando al contrario estos exploten de felicidad, no tendrá otro remedio que claudicar.

Pues lo dicho, por fin la cosa avanza y se acaban los problemas para Choi Yun y la adorable Ah-Ri. Para el final dejarán a Jeong-Rok y Min-Suk, y la boda que imagino coronará la serie. Boda, todo sea dicho, que continúa allí donde lo había dejado en la reseña de la anterior entrega: lo especialicos que son los guionistas surkoreanos. Está claro que la relación del abogado y la jovencita es la que más nos ha conmovido, pero de ahí a convertirse en la primera de las bodas… va un trecho. Ni es creíble, ni mucho menos deseable tan precipitadamente ya que redunda en lo primero.

Sí, será bonito y emocionante, pero también fantasioso, tan exagerada como la reacción de Tae-San cuando el bueno de Choi Yun va a pedirle… no, rogarle por su amor. Mi experiencia personal, la real, la que va más allá de las películas y seriales y que se basa en mis días por aquellas tierras, me lleva a aseverar que los surkoreanos tienen el genio corto y los puños largos, pero esto roza el despropósito cuando en los últimos episodios nos han mostrado las dudas del arquitecto. ¿Es lógica su reacción? Me hubiese creído más que este se hubiese arrodillado junto a su amigo que ese puñetazo desleal.

Y por cierto, volviendo otra vez a la boda; decíamos que somos súper-felices al ver a Choi Yun y Ah-Ri, y que la boda será lo más -léase poniendo voz pija y ultra-hetero-sexual-, pero me sigue chirriando que ambos no se besen. Muchos abracitos de Osos Amorosos, pero poco de amor real.

Y ya que estamos con las pequeñas objeciones, vayamos con la última: el arranque. Tras algunos altibajos volvemos a tener un prólogo divertido, sin embargo ¿cómo se les ocurre situar a los ocho protagonistas juntos sabiendo que aún no se han resulto sus problemillas?

20º CAPITULO: Boda sí, pero no como era de esperar…

Los chicos se presentarán en la despedida de soltera de Ah-Ri tras una fachada de haber sido apuñalados por la espalda. Sus parejas los rechazarán con otra de falso orgullo, pero como no es más que eso, una apariencia, una postura fingida por ambas partes, la sangre no llegará al río, es más, servirá para limar asperezas entre Jeong-Rok y Min-Suk. A los días se celebrará la boda, y rebosante de felicidad Do-Jin de nuevo le propondrá matrimonio a I-Su, pero esta lo rechazará creyendo que no es más que el fruto de otra broma. Será tal el «tira y afloja» que la maestra comenzará a replantearse que el arquitecto solo está jugando con ella. Cuando este encima empiece a hacerse el interesante, su limitada percepción le hará creer además que Do-Jin está comenzando a distanciarse de ella. Y mientras la pareja vive un impass, Se-Ra retornará de un torneo de golf celebrado en el extranjero exhausta, tanto que hasta se desmayará en el aeropuerto…

Se acabó y ya los estoy echando de menos. Con lo que cuesta encontrar una buena serie y va se acaba una de las mejores. Pero bueno, dejemos las conclusiones para el final y vayamos con esta última entrega.

Para empezar decir que con lo esperada que era la boda ha resultado ser todo un fiasco. Más que una boda parecía un juramente de votos. Ni ha habido, según el caso, juez de paz o cura, ni entrada con marcha nupcial, ni banquete. Mucho menos, beso final. El vestido de novia era excesivamente sobrio, y todo ha pasado de tapadillo. Inexplicable.

Que sí, que sí, que no le pidamos peras al olmo y demos gracias de que todas las parejas han acabado bien, ahorrándonos algún susto, susto que han estado tentados en darnos por dos ocasiones salpicando a Choi Yun y Se-Ra, pero acostumbrados a los faustos del lugar, pensábamos en una boda a lo grande. En fin…

Junto a esto, otra objeción que le atribuiría al episodio sería otra vez la facilidad que tienen los guionistas de crear de la nada un conflicto. ¿Las dudas de I-Su no son un poco estúpidas cuando es ella la que ha estado siempre poniendo impedimentos? Y encima es la que se enfada…

Pero dejémonos de rollos que estamos de despedida. Para el final he dejado lo mejor.

Por un lado esa reconciliación entre Jeong-Rok y Min-Suk. Ya es apoteósico que suene el «Gangnam style» como fondo de la escena, pero que encima la sustituyan para que entre… ¡¡¡ «la Macarena» de «Los del Río» !!! ya es un orgasmo para los españolitos que vemos la serie.

Y por otro, ese número musical de despedida. ¡Ostras! No había visto algo tan encantador y fiel a la «High comedy» en un serial como esto. No digo más, pero a uno se le saltan las lágrimas de felicidad.

CONCLUSIONES:

Desde ya «A gentleman’s dignity» entra a formar parte de mis series favoritas. Quizás no alcance el puesto más alto de mi TOP 10 debido al inmovilismo en algunos capítulos -sigo diciendo que 16 entregas hubiese sido el tamaño ideal para la misma-, pero a todas luces es un producto fantástico y ya memorable, principalmente por tres razones:

La primera, porque va destinada a un tipo de público que no es el habitual. Ya no es solo la edad de los protagonistas, claramente enfocada a esa mediana edad que todavía se considera joven -un servidor por ejemplo- sino la perspectiva masculina que muchas veces prevalece sobre la femenina aunque estas tengan un mayor protagonismo en lo que a importancia de las situaciones presentadas se refiera; traduciendo: nadie puede tener queja ya que sus guionistas han buscado el equilibrio entre sexos.

La segunda razón sería el humor. Es cierto que hay situaciones graves, hasta dramáticas, pero nunca entrando en el terreno de la tragedia y siempre dispuestas a resolverse sin hacer padecer al espectador. Sus responsables han tenido claro que el motor de la serie es el humor y, si me lo permitís, el buen rollito, por lo que los planteamientos solo buscaban conmover, no herir. Para divertir han recurrido a todo tipo de estrategias y de humor: sobreactuación, situaciones ridículas, enredo, gags toons y hasta escatológicos; señas de identidad de la comedia surkoreana aquí acogida, como no paro de repetir, como estandarte. Que no haya ningún villano o elemento… oscuro también ayuda a crear una atmósfera sana.

La tercera, cómo no, viene representada por sus protagonistas. Hasta el momento no he visto ninguna serie con tanta estrella al frente de su reparto. No solo algunos de ellos ya han sido o pueden protagonizar una película en solitario, sino que aquí se empequeñecen para compartir estrellato. Y ya no es tanto el ejercicio de modestia como la demostración de que pueden interpretar cualquier personaje por mucho peligro que tenga de poner en riesgo su bagaje como actor «serio». Hablo sobre todo de Jang Dong-Gun. El galán aquí va de menos a más. Al principio sobrio y en su papel, pero luego va cogiendo ritmo hasta desatarse, olvidando cualquier postura convirtiéndose en un animal cómico de primera línea. En el otro extremo nos encontramos con Kim Su-Ro, un actor acostumbrado a las lides cómicas que por mor de un personaje más encorsetado se ve comedido en sus reacciones.

Sería injusto por otra parte, olvidarse a causa de esa carga de entretenimiento con la que siempre parecen impregnar a los capítulos sus guionistas, de la capacidad de conmover de la historia, pero pecando un tanto de generalista esto es algo tan innato ya en los seriales surkoreanos que no me importa restarle valor. Aquí encima si bien no dejan de ser emotivas, las situaciones en muchas ocasiones son un tanto artificiales, por lo que tenemos ya más excusas para no destacarlo como un elemento clave.

Respecto a esos otros ingredientes que no pueden faltar en un serial surkoreano como son los «rellenos» diremos que aquí no se notan tanto. Podemos quejarnos de que las relaciones y posteriores conflictos no avancen, pero en lugar de meter los clásicos «videoclips» o «flashbacks» aquí, a pesar del evidente vínculo de los protagonistas con el mundo de la música, no se explota. Es en cambio el humor y la conversión de la serie en una «sitcom» lo que remienda el agujero. Todo un punto a favor, sin olvidar ya que estamos, la espléndida Banda Sonora que disfruta la serie.

Y luego pasando ya a las chorradas, yo no sé cómo les resultarán los protas a las espectadoras, pero desde mi postura de «Macho Alfa», las heroínas del serial son de lo más atractivas que te puedes encontrar. Hasta la madura Min-Suk tiene una elegante sensualidad que ya quisieran algunas teenagers creídas. Y aunque por edad Ah-Ri entraría en este grupo, hay que ver lo sencilla que es esta jovencita; sencilla y guapa ya que para mí, de las cuatro es la que más me gusta.

Cambiando un poco de tercio decir que en Korea del Sur hay dos tipos de serie: las de restaurantes y las de cafeterías. Me explico. No hay K-Drama que no utilice estos locales como escenarios recurrentes, es decir, o bien para desarrollar sus argumentos o bien para pasarse la vida comiendo o bebiendo. Pues bien, «A gentleman’s dignity» es de las segundas. No solo uno de los patrocinadores es la cadena de cafeterías «Mango Six», sino que una larga serie de pubs, karaokes y salones de té ya anónimos pasan por delante de nuestros ojos.

Y ya que estamos hablando de escenarios que se repiten, a la ligera, a la serie la podríamos bautizar como «la serie de las fuentes». ¡Qué empeño en situar los encuentros de los personajes -no necesariamente en pareja- en parques y jardines con fuentes ornamentales de fondo! Esto, fuera ya de bromas, además de proporcionar un marco atractivo vincula la historia y sus personajes a un cierto estándar de lujo deseable y hasta cierto punto envidiable, algo que también se agradece.

Resumiendo, «A gentleman’s dignity» es en series de televisión lo que «Historias de Filadelfia» a la «High comedy» para el cine. Son palabras mayores, pero así es. Felicidad, humor y sentimiento sin miedo al qué dirán. No representa a los K-Dramas, pero ni falta que hace; lo que la hace diferente es lo que la hace grande. ¡¡ Queremos una segunda parte y la queremos ya !!

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A GENTLEMAN’S DIGNITY (III) – Korea del Sur – 2013 – Kdrama – (Ep. 11 al 15) de 20

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BREVE RESUMEN DE LOS 10 PRIMEROS CAPÍTULOS:

Kim Do-Jin, Im Tae-San, Choi Yun y Lee Jeong-Rok son cuatro amigos, hombres de éxito que comienzan a encauzar sus vidas llegados a los cuarenta; y es que salvo Jeong-Rok, el resto aún están solteros. Do-Jin se enamorará de I-Su, la cual en un primer momento estaba enamorada del socio de este, Tae-San, al que conocía hacía tiempo. Tras una serie de avatares terminará cayendo en las redes de Do-Jin, con tan mal suerte que este, después de ir tras ella un tiempo sin recompensa, ya ha dejado presuntamente de interesarle. Tae-San por su parte está saliendo con Se-Ra, compañera de piso de I-Su. Dudará tras enterarse de que esta estaba enamorada de él en un principio, pero seguirá junto a Se-Ra más unido que nunca. Por su parte, el viudo Choi-Yun sufre la persecución de la hermana de Tae-San, Ah-Ri, 20 años menor que él. Por esa razón el abogado tendrá que prometer a su amigo que no se enamorará de la jovencita a pesar de comenzar a sentir algo por ella. Por último Jeong-Rok, el único que está casado pero al que sus continuos coqueteos le darán más de un dolor de cabeza con su esposa, una multimillonaria de la que encima dependen sus amigos.

11º CAPITULO: Reinicio.

Finalmente Do-Jin se desenmascarará y dejará de lado el juego que se llevaba aceptando a I-Su. Con la pareja en sintonía, los problemas llegarán a Tae-San y Se-Ra; y es que el arquitecto comienza a pensar en el futuro: cuando le plantee ir a conocer a sus padres, la golfista se negará, saliendo el tema del matrimonio, asunto que Se-Ra no quiere ni oír mencionar. La discusión alcanzará tal temperatura que decidirán a las bravas romper su relación. Pero estos no serán los únicos que tienen problemas ya que Choi Yun y Ah-Ri siguen a la bresca por el empecinamiento del abogado a no ceder a sus sentimientos. El que no cambia su -mala- situación es Jeong-Rok que ni contando con la complicidad de sus amigos, logrará que Min-Suk relegue el tema del divorcio. Sin embargo todos olvidarán sus problemas cuando Collin aparezca por sorpresa a las puertas de la casa de Do-Jin.

Estaba claro: arreglada la relación de Do-Jin con I-Su se tenía que abrir otra brecha teniendo en cuenta que todavía quedan 10 episodios. ¿La solución más fácil? Valerse de las continuas riñas de los amigos de estos. Previsible pero eficaz, y más cuando han recurrido a un tópico en las disputas entre novios. Lo bueno es que le han dado una vuelta de tuerca; y es que qué sea ella la que no quiere casarse parece hasta novedoso.

Por lo demás, la felicidad entre la pareja de protagonistas se traduce en una serie de gags que nada afectan a la continuidad de la serie, lo que evita esa intrascendencia de la que llevábamos hablando desde hace unos capítulos. Es el humor el que hace que los engranajes se muevan y restemos importancia al drama que vive por ejemplo la pobre Ah-Ri, pues buen soponcio tiene hoy la pobre. Que sí, que quizá el tema es muy reiterativo -por no rebajarlo a cansino-, pero al final le estamos cogiendo gustillo a los pucheros de la jovencita; e, imagino que por ello, más satisfactoria será la… rendición cuando Choi Yun ceda finalmente. Si lo hace, ya que ese «peligro» que lleva por nombre Collin, amenaza a los cuatro protagonistas. ¿A quién le caerá el «gordo» de la lotería?

Para acabar, alabar otra vez el prólogo. Es exagerado, predecible y hasta tópico, pero no podremos dejar de reír. El calentamiento de Do-Jin es poco menos que mítico. Eso sí, el mejor gag de la entrega, por sorprendente, la trampa de Jeong-Rok.

12º CAPITULO: Futuros.

Collin se presentará ante los cuatro amigos simplemente como el hijo de Eun Hee. Al principio todos temerán que este haya acudido a ellos buscando un padre, pero este hábilmente disolverá cualquier sospecha asegurándoles que ya lo tiene y que nació en 1995, año en el que Eun Hee se hallaba ya fuera del país. El único que aún tiene reservas es Choi Yun con aún fresca en la memoria la visita de este a su despacho. Finalmente Collin les pedirá cobijo unos días, centrándose en la figura de Tae-San. Al quedarse en casa del arquitecto no solo surgirán situaciones complicadas con Ah-Ri sino que provocará los celos de Choi Yun, algo de lo que se aprovechará esta casi en plan vengativo. Los que no liman asperezas son tanto Tae-San y Se-Ra como Jeong-Rok y Min-Suk. Los primeros, sosegados y tras el tiempo de reflexión, romperán definitivamente; los segundos, aunque se quieren no pueden vencer su orgullo. A los que les va como la seda es a Do-Jin e I-Su, tan bien que incluso el arquitecto le pedirá a la profesora que se vaya a vivir con él.

Seguimos remontando el vuelo aunque la aeronave solo dé vueltas en círculo. Es cierto que hoy dos parejas que parecen avanzar en su relación, pero los pasos son tan pequeños que casi son inapreciables. En todo caso, como decía, tampoco importa cuando el entretenimiento que ofrece es tan cuantioso.

Hoy la estrella, además del arranque, es Jang Dong-Gun. Vale, lo es casi siempre, pero en esta entrega lo es especialmente gracias a que su «desmelene» ha llegado a un nivel máximo. Verlo bailar ese «chachachá» tan nuestro, es de nota. Amén de ese prologo que, si siempre es divertido, hoy es colosal. Y es que las distintas reacciones de los chicos ante su intención de dejar de fumar son delirantes. Ya no es como se resuelven ante situaciones ridículas que ellos mismos han provocado, sino sus interpretaciones a tumba abierta. Quiero decir, por previsible que sea por ejemplo la salida de Do-Jin, ese puntito de locura que le imprime a su personaje es lo que causa que rompamos a reír.

Y si antes hablábamos de esa pieza musical tan cercana, ¡qué decir de ese flamenquito que precede a esas escenas! Total, que el conjunto es perfecto.

Para acabar, destacar la superficialidad de los surkoreanos. Por un lado, esa frase de I-Su a Do-Jin diciéndole que lo querrá aunque tenga barriga. ¡Cómo si fuese lo peor! Y por otro, vale que te dé apuro llevar ropa interior «normalita», pero de ahí a romper la magia del momento va un trecho.

13º CAPITULO: Interludio musical.

Al acudir al pub, Jeong-Rok verá como Choi Yun llega al local acompañado de su colega abogada. No dudará en llamar a Ah-Ri para que intervenga. Y vaya que sí lo hará: se sentará en la mesa contigua, se emborrachará y dejándose llevar por la embriaguez, se envalentonará delante de la letrada luchando por el amor de Choi Yun. Este la llevará a su casa y el destino provocará que se encuentren con Tae-San. Una vez solos, el arquitecto intentará convencer a su hermana de que ella no es la mejor opción para su amigo ya que aunque sería feliz junto a este, no sería lo mismo para el abogado. Sin olvidar sus problemas sentimentales, Se-Ra tendrá más complicaciones ya que le vence un préstamo y necesita dinero urgentemente. Tras rogar a todos sus contactos no tendrá otro remedio que recurrir a Min-Suk. Finalmente los cuatro amigos decidirán enviar a Collin a Japón por diferentes motivos, sin embargo el joven huirá; lo encontrarán intentando ganarse la vida como artista callejero en el barrio de Hong Dae cantando. Cuando le recriminen su actitud, este contraatacará diciendo que uno de ellos es su padre.

Episodio en el que seguimos divagando aunque divirtiendo. La estrella del día, la música.

Primero, por ver a Jang Dong-Gun cantando un tema de Bobby Kim. Segundo, el cameo de Jung Yong Hwa, miembro de los CNBLUE en un gag super-gracioso: Do-Jin, celoso del chaval, se pondrá a cantar el «Blue» de los «Big Bang» preguntándole si esa es una de sus canciones. Este lo ignorará tomándolo por idiota. Y tercero, la intervención musical del propio Collin en una plaza de Hong Dae. Recordar que el chico es en realidad compañero del anterior en los CNBLUE. Sin olvidar esa dulce intervención de una «anónima» previa a la del joven.

No obstante el episodio nos deparará más cosas. Una, el obligado llanto de Ah-Ri. Pobrecilla. Y dos, Do-Jin/Dong-Gun de nuevo. Todo lo serio que aparecía en los primeros capítulos, y ahora es todo felicidad. Muecas graciosas, mohines fingidos, reacciones sobreactuadas apropósito… un repertorio de sus encantos. No es extraño que sea tanto una estrella en su país como alguien reconocido en China con alguna que otra oportunidad en Occidente como fue la recomendable «The Warrior’s Way».

Eso sí, ni me ha gustado el arranque de hoy, no solo porque no era gracioso sino erróneo al ponernos a Tae-San con un gorro en la cabeza que ni de coña se llevaba en los noventa, ni esos apuntes publicitarios que solo se justifican por el éxito de la serie: en el anterior episodio se recreaban con la máquina de afeitar de Do-Jin, y hoy con esa depiladora.

14º CAPITULO: Y el Oscar va para… el drama.

Ya en casa, los cuatro amigos interrogarán a Collin, pero este solo les dirá lo poco que sabe dejándoles a ellos la resolución del misterio de su paternidad. Estos dudarán, e incluso más de uno se la adjudicará aludiendo a causas un tanto cómicas como la belleza. Será Do-Jin el que más seriamente admitirá ser su padre tras ver la fecha de nacimiento del chaval. Esto provocará una gran tristeza en el arquitecto ya que supondrá un gran cambio en su vida. Será tal el temor al ver que todo lo que ha conseguido puede venirse abajo que no se atreverá a hablar con I-Su. Sin embargo las chicas, gracias a Min-Suk, ya están al tanto de las noticias, aunque desconocen quién es el padre de Collin. Nerviosas, acudirán al encuentro de sus respectivas parejas para averiguar la verdad, dando lugar a diferentes situaciones, desde cómicas como en el caso de Choi Yun y Ah-Ri hasta dramáticas en el de Se-Ra y Tae-San, dada encima su difícil situación sentimental. Finalmente Do-Jin se armará de valor para confesarle a la profesora que es el padre de Collin. Lo malo es que aceptará su nueva responsabilidad de tal forma que obligará a esta a apartarse de su lado.

Buffff… pasamos de las risas al drama -mejor, al melodrama- en su segundo, o en su caso, de un capítulo a otro. La resolución del misterio de la paternidad nos ha cogido -al menos a mí y a mi señora esposa- por sorpresa. Aunque bien mirado es lo mejor que le puede pasar a la serie ya que al abrir de nuevo una grieta en la relación de los protagonistas, uno no tiene la sensación de que están estirando la morcilla; le han dado sobradas razones -o razón a secas- para mantener el interés.

Después de asistir a ese festival del humor patrocinado por Jang Dong-Gun/Do Jin en anteriores entregas, es encomiable como se pone ahora el traje de responsabilidad cambiando por completo de registro. Y es doblemente loable ya que creo que su discurso no está vacío de contenido: uno hasta se cree que no quiera hacer daño de nuevo a una persona por mucho que haya madurado o hayan pasado casi 20 años. Otra cosa es que sea una medida drástica y que los guionistas no le hayan dotado de voz, dígase opinión, a I-Su, pero claro está, eso estará todavía por venir; aquí estamos hablando de la calidad de Dong-Gun/Do Jin como actor.

Por otro lado, las pocas risas del capítulo de hoy vendrán, paradójicamente, por parte de Ah-Ri. Hay que verla hoy encarnando esa imagen de «Juana de Arco» sacrificándose por Choi Yun. La verdad es que Jeong-Rok no se equivoca cuando le enumera todas las razones al abogado de porqué tiene que quedarse con la jovencita. Tiene más razón que un santo. ¿Y qué decir de esa semi-reconciliación entre el propio play-boy y Min-Suk? Delirante.

Por último, el arranque. Tras el debacle del anterior capítulo, aquí remonta un poco, pero no logra hacer reír como en otras ocasiones. Hoy resulta demasiado facilón. Lo del culebrón y el móvil, divertido, pero lo de prever el futuro…

15º CAPITULO: Entre «pucheros» anda el juego.

El pesar por la responsabilidad de ser el padre de Collin seguirá provocando que tanto Do Jin como I-Su sigan arrastrándose por las calles. Sus amigos intentarán echarles un cable, pero el orgullo de ambos seguirá separándolos. Serán curiosamente personas ajenas a su relación las que hagan que sus dudas se disipen, sobre todo en la figura de la profesora. Por un lado, la propia Eun Hee diciéndole que no tiene ningún tipo de interés en el arquitecto, y por otro una sorprendente Min-Suk que, después de auxiliarla con el estudiante Dong Hyub, le descubrirá que aún le quedan fuerzas para luchar por el amor de Do Jin. Así, no solo le dejará a este las cosas claras sino que lo someterá a una especie de penitencia.

Tenía que llegar. Tanto tentar a la suerte que algún día tenía que pasar: estamos ante un episodio mediocre y hasta rastrero. Las situaciones siguen sin avanzar, abusando de una pasividad casi exasperante y convirtiendo a los personajes en malas caricaturas de sí mismos. Y no, no solo hablo de los protagonistas con esa actitud lastimera, llorando por los rincones exagerando las situaciones y llevando el límite del melodrama hasta la indignación, sino de cuando llega la resolución del problema: de una manera anti-natural y excesivamente teatral, por no hablar de predecible.

En el mismo saco metería a la pobre Ah-Ri y sus omnipresentes pucheros. Se salva porque es la personificación de la asiática pizpireta a la que todos adoramos, pero estamos cruzando ya el peligroso terreno del encasillamiento para entrar en el del odioso esperpento. No puedes repetir el mismo discurso una y otra vez, y dar la misma respuesta -encima te queda cada vez menos tiempo…- cuando haces evidente cómo desembocará todo.

Por otro lado, si bien ese pasaje en el que se solapan flashbacks se salva gracias al hábil -falso- montaje para que no parezca simple relleno, no podemos decir lo mismo de los diversos «videoclips» que nos asaltarán al paso. En esta ocasión sus responsables no han equilibrado la mezcla. Lástima.

Y ante la ausencia de más apuntes o temas de interés sobre los que hablar -ni humor tendremos hoy, volviendo a un arranque desastroso que solo nos sirve para ver el cameo de Kim Seong Oh- destacan tonterías como esa en la que I-Su pasa lista anunciando a quién le toca esa semana limpiar las ventanas de la clase. Asumiendo que es una rutina ya que los designados lo aceptan como si fuese algo de lo más normal, no quiero pensar si en España los estudiantes tuviesen que limpiar la clase…¡¡¡Las revueltas árabes serían un juego de niños al lado de lo que montarían estos!!!

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A GENTLEMAN’S DIGNITY (II) – Korea del Sur – 2013 – Kdrama – (Ep. 6 al 10) de 20


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BREVE RESUMEN DE LOS 5 PRIMEROS CAPÍTULOS:

Kim Do-Jin, Im Tae-San, Choi Yun y Lee Jeong-Rok son cuatro amigos desde la niñez que han entrado en la barrera sicológica de los 40. Salvo el último, todos están solteros y al que más y al que menos, no le importa su situación ya que siendo como son hombres de éxito, tienen a su alcance a cualquier mujer que se precie, incluido el propio Jeong-Rok al que la fidelidad no le supone ningún obstáculo. Sin embargo ha llegado el momento de encauzar sus vidas, así Tae-San cree haber encontrado el amor de su vida en Se-Ra, una golfista profesional. Lo que no sabe el arquitecto es que la mejor amiga de esta y compañera de piso, la profesora I-Su, está secretamente enamorada de él desde hace años, incluso desde antes de que Se-Ra lo conociese ya que eran amigos. A su vez Do-Jin, socio de Tae-San, se ha enamorado de la maestra, pero aún confesándole su amor I-Su sigue teniendo ocupado el corazón por Tae-San. Quién está también enamorado de I-Su es Choi-Yun, pero este tiene sus propios problemas intentando deshacerse de la hermana pequeña de Tae-San, mucho menor que él, a la que sigue viendo como una niña. Las cosas se enredarán aún más cuando Se-Ra se entere de que I-Su está enamorada de su novio…

6º CAPITULO: Vuelve el humor y vuelve el reparto de minutos.

Tras acudir al rescate de I-Su todo volverá a su cauce con ambos amantes intentando alcanzar su sueño imposible de ver correspondido su corazón. Por su parte, Choi Yun sigue rechazando a Me Ah-Ri hasta que la vea junto a Collin, el jovencito llegado de Japón que guarda un secreto relacionado con los cuatro amigos. Entonces comenzará a sentir algo parecido a los celos, celos que ya siente la propia jovencita al verlo junto a una de sus colegas abogadas. Jeong-Rok no sale de una para meterse en otra, tanto que estará a punto de romper, por enésima vez, su matrimonio a causa de su torpeza. Por último, Tae-San, que a pesar de reconciliarse con Se-Ra, será el protagonista de un nuevo malentendido cuando abrace a I-Su por la espalda creyendo que era su novia. Por si faltase algo, Se-Ra le desvelará al arquitecto el secreto que guardaba I-Su respecto a él. Lo que no sabe la pareja es que Do-Jin finalmente ha besado a la maestra y ha despertado algo en ella…

Pedazo de capítulo, y no sólo por el regreso del humor.

Para empezar, el arranque y el desenlace son antológicos. El arranque porque es imprevisible y divertido. Enlaza con el final de la anterior entrega de una manera memorable. No digo nada para no desvelarlo, pero sorprenderá y sobre todo, te hará reír.

El final, porque es un conglomerado de sensaciones. Unas, divertidas por el malentendido y otras, por lo emocional. Se juntan muchos factores y aunque se augura un futuro no tan brillante, más cercano a un culebrón, coincidiremos todos que al menos la puesta en escena ha sido no sólo elegante con esos añadidos digitales tan chulos -a alguno les parecerán un tanto ñoños…- sino concisa, midiendo los tiempos sin que nada resulte forzado.

Por lo demás, el contenido del episodio, un tanto intranscendente quedándonos con la sensación de que, de no haber sucedido lo de la parte final, hemos asistido a un ejercicio de pura transición. Basta con decir que nos regalan sendos videoclips musicales para avalar mis palabras.

Eso sí, el reparto de protagonismo nos deparará entretenimiento sin par. La parejita Choi Yun/Ah Ri, encantadora por previsible que resulte, y cada vez más, en ambos sentidos. Tae-San/Se-Ra recuperando terreno respecto a los anteriores, aunque ya es hora de que a Tae-San le den más peso como corresponde a un actor de su talla. Por último, Jeong-Rok/Min-Suk; estos, encasillados en el rol de pareja «como el perro y el gato», comienzan a resultar un tanto repetitivos; sólo espero que la dubitativa figura del tal Collin les dé mayor presencia si cómo barrunto tienen mucho que ver con él.

7º CAPITULO: ¡Sorpresas!

Do Jin despertará sin recordar lo acontecido el día anterior. Descubriremos que desde hace años padece una curiosa patología por la que, cuando sufre momentos de gran stress, olvida lo ocurrido; de ahí que no abandone nunca su bolígrafo grabador. Lo malo, es que en esta ocasión la chaqueta donde estaba guardado el bolígrafo está en poder de I-Su. Así, cuando este vaya a reclamarle la chaqueta, la maestra le preguntará por lo ocurrido el día anterior. Sin acordarse, le dará largas. Más tarde, con la ayuda de Tae-San y la escucha de la grabación se pondrá al corriente de lo acontecido, incluidas las reacciones de la propia I-Su a su beso. Por su parte, Tae-San y Se-Ra vivirán una crisis cuando la joven pierda los nervios. Las consecuencias salpicarán hasta a su compañera de piso cuando le confiese que le ha contado a Tae-San su secreto. Por último, Choi Yun, que ya no sabe lo que siente por Me Ah-Ri hasta que llega la celebración de su cumpleaños….

Si decíamos que la anterior entrega era, literalmente «un pedazo de capítulo», este ya es la bomba. Humor y emociones a partes iguales sin un segundo para el aburrimiento. Sí, es intrascendente pero no por ello desechable.

El episodio empieza francamente mal, apuntándonos una rara enfermedad del protagonista que inicialmente nos hace temer por el devenir de la serie y esa manía que tienen los guionistas del lugar de querer matar a los protagonistas al final de la misma por muy cómico que haya sido su desarrollo, pero todo quedará en una aparente anécdota; al menos eso espero. Y ya no es que, repito, gracias a Dios no sea nada grave, sino que se convierte en un recurso para buscar nuevas risas.

Y si hablamos de carcajadas hay que destacar a Jong-Hyuk/Jeong-Rok y su monoloquio en la iglesia. Casi lloro de la risa. Sin olvidar a un cada vez más suelto Dong-Gun. El bailecito SNSD, mítico.

Pero si de humor vamos sobrados, también de emociones. El contenido romántico funciona sin edulcoramientos, y cuando las cosas se vuelven duras para nuestros protagonistas se nos encoje el corazón como por, en este caso, la tensa relación que mantienen Tae-San y Se-Ra; pero hoy toda nuestra atención se la lleva el desenlace. No cuento nada para no destriparlo, pero creo que no hay nadie que vea el capítulo que no esperase lo que sucede, y no por ello termine igual de conmovido. Soberbio.

Para acabar y desempañarme los ojos, contrariamente hablaré de su arranque. Muy bueno lo de poner a Choi-Yun/Kim Min-Jong a cantar cuando fuera de la gran y pequeña pantalla es un conocido cantante.

8º CAPITULO: Amistad.

El cumpleaños de Choi Yun acabará con una promesa por parte de este a Tae-San, asegurándole que no se enamorará de Me Ah-Ri; sin embargo todos saben que el abogado comienza a sentir algo por la jovencita. Mientras, I-Su y Se-Ra continúan con su guerra particular: aparentando indiferencia pero dolidas en el fondo por estar estropeando una bonita amistad. Será tal el stress al que está sometida la golfista que llegará incluso a sufrir un desmayo. Esperando que Tae-San vaya al hospital preocupado por su salud, el arquitecto por el contrario, se desentenderá del asunto. Y es que este tiene sus propios problemas, como zanjar el tema de I-Su con Do-Jin…

Si no fuese por el par de secuencias emotivas y, claro está, las decenas de ocasiones en las que la serie nos provoca la risa, diría que esta entrega ya no es de transición sino casi de relleno. No pasa nada en absoluto, y las situaciones resultan hasta redundantes sin avanzar en las relaciones de los protagonistas.

Pero como decía, hay que aplaudir a los guionistas y su capacidad para conmover con incluso gestos vacíos y hasta forzados. Por ejemplo, las lágrimas de Se-Ra en el hospital. Uno no entiende la actitud de Tae-San, pero por incomprensible y, sobre todo, evidente que resulte como trampa para provocar el drama, funciona.

En el otro extremo debemos criticar severamente la ambigüedad de algunos asuntos, como por ejemplo, esa promesa de Choi Yun a Tae-San. Cómo si importase algo que el letrado se quedase con su «cuñada». Al fin y al cabo, es lo que va a suceder al final… ¿Estirar la morcilla?

Por último, parece que estamos cerca de saber qué pasa con Collin -a pesar de que hoy no haya aparecido- debido a la aparición de esa jovencita en el tramo que nos resume el pasado de nuestros héroes.

9º CAPITULO: Reconciliaciones y rupturas.

Tae-San le dará vía libre a Do-Jin respecto a I-Su, ya que él se ha decidido finalmente por Se-Ra. Así, el arquitecto decidirá aprovechar la coyuntura pasando unos días en la casa de la profesora, montando el mini-bar que su socio le ha comprado a la golfista. El regalo significará el inicio de la reconciliación de la pareja, culminada por el apoyo moral que Tea-San, junto a sus amigos, le brindará a la deportista en un torneo. Por la noche, la situación se volverá algo violenta cuando a la fiesta inviten a I-Su. Para alejar sospechas, será la propia maestra la que confesará que en un primer momento se vio atraída por Tae-San, pero que ahora está felizmente saliendo con Do-Jin. Sintiéndose utilizado, el arquitecto le aconsejará que se aleje de él, ya que está harto de sus juegos. El rechazo provocará que I-Su se dé cuenta por primera vez de que siente algo por Do-Jin, el problema es que este, desengañado, ya pasa de ella.

La verdad es que podría volver a decir que estamos frente a un episodio de transición, pero en el fondo la serie ha llegado a tal extremo de inmovilismo que ya es algo normal; normal, pero no malo o erróneo. Y es que una cosa es que no sucedan cosas, que estén estancadas, y otra que sean aburridas o no tengan interés.

Es cierto que se aprecia un viraje hacia los doramas tradicionales, es decir, una aproximación a los esquemas habituales en las series que predominan en el país, hasta cierto punto dirigidas a amas de casas o mujeres, centradas en relaciones sentimentales marcadas por las etapas de enamoramiento-rechazo-reconciliación, pero sus guionistas aún se reservan puntazos como esos que evidencian que estamos un escalón por encima de esa media conformista.

Por ejemplo, esos detalles infográficos que en esta entrega adquieren un significado especial, o los últimos cinco minutos; para empezar, es difícil mantenerle la mirada a un Jang Dong-Gun enfadado. Y para terminar, esa reacción que nadie se espera. ¡Tres puntos colega!

10º CAPITULO: Titubeos.

Do-Jin, a pesar de ver dolida a I-Su, decidirá unilateralmente que lo mejor para ambos es que olviden lo pasado y que cada uno coja su camino. No obstante, la profesora no puede olvidar al arquitecto e intentará que este le perdone provocando varios encuentros que Do-Jin, sin querer evitarlos, frustra con su indiferencia. Por su lado, Jeong-Rok vive una situación complicada cuando su esposa crea que de nuevo la ha engañado con otra mujer. Hasta sus amigos dudan de él, pero es que el playboy en esta ocasión no puede contar el motivo de sus continuas desapariciones ya que este no es otro que el reencuentro con Eun-Hee.

La verdad es que tengo sudores fríos cada vez que me encuentro con un capítulo como este. Y es que ya no es la intrascendencia que como decía en la entrega 8ª te deja cara de tonto, es que es tan poco lo que acontece en el capítulo que casi no me da margen a escribir unas pocas líneas.

Para empezar, no se puede decir que sea un episodio malo; «solo» uno de los peores, eso sí, dentro del excelente nivel medio decir «peor» en este caso es superar incluso el aprobado. Entretiene, que es lo que importa. Lo peor, es la reiteración de algunos asuntos que evidentemente no pueden esconder su función de relleno. Por ejemplo, esos encuentros de la pareja de protagonistas al final terminan por resultar innecesarios a tenor de cómo se resuelve el capítulo. ¿Para qué tanto intento si al final…? Pues eso.

Luego, la parte de la historia de Jeong-Rok en este capítulo me parece mal contada ya que uno no sabe de dónde sale cuando su esposa y amigos están en el apartado del club. ¿Mal montaje?

Para acabar, paradójicamente, su arranque. La publicidad a «Starcraft» está bien encajada, graciosa como ya nos han habituado en todos los inicios de los episodios, pero el mejor chiste es cuando mencionan a Gianna Jun Ji Hyun.

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A GENTLEMAN’S DIGNITY (I) – Korea del Sur – 2013 – Kdrama – (Ep. 1 al 5) de 20

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«The King of the Dramas», «Iris 2», «Oh lala Couple» y «When it’s at night»; aparentemente no tienen nada en común pero estas series son las que aparqué antes de decidirme a ver esta «A gentleman’s dignity»; y no, no tiene nada que ver que parezca que la misma está orientada hacia el público masculino, únicamente es que de las cinco, es la que en un principio más cargada de humor está, ingrediente básico para mi dieta. Eso y claro está, una pléyade a actores de primer orden. Pero vayamos ya con ella.

1º CAPITULO: Las cosas claras.

Kim Do-Jin, Im Tae-San, Choi Yun y Lee Jeong-Rok son cuatro amigos que se conocieron en su juventud. Ahora más de 20 años después y entrados en la cuarentena, luchan por alcanzar la felicidad, batalla que tienen que lidiar entre el campo laboral y el sentimental. Do-Jin y Tae-San son socios en una constructora, mientras que Jeong-Rok regenta una cafetería y Choi Yun ejerce de abogado. Tae-San quiere conquistar a Hong Se-Ra por medio de Seo I-Su, de la cual está enamorado Choi Yun. Jeong-Rok, por su parte, a pesar de estar casado le gusta coquetear con mujeres más jóvenes que él. El único que no tiene cabida para el amor es Do-Jin, o eso cree hasta que conozca a I-Su, la cual a pesar de servir de celestina de Tae-San está enamorada de él.

La verdad es que como arranque la cosa no está nada mal: humor, ritmo y aunque se apunte una clara disposición sentimental en la que se nos dibuja un diagrama de flechas que disparan hacia todos lados, de momento no existe romanticismo ni mucho menos edulcoración. En este sentido y salvando mucho, pero mucho las distancias, diremos que se asemeja al mítico «Friends» donde se sabía que todo iba acabar con «rollitos» entre los protagonistas pero no por asumida la «cosa» entraba mejor, es decir, eran las formas y no el contenido las que conseguían atraparnos por mucho que no comulgásemos con la comedia romántica.

Es cierto que aquí se depende demasiado de las casualidades -en una ciudad de más de diez millones de habitantes no hay quién se crea que dos personas coincidan dos veces, que una sea amiga por dos lados diferentes de dos amigos tuyos y que además te topes con unos alumnos suyos…- pero cuando ello se hace desde el desenfado y no la soberbia, entra mejor.

Algo por el estilo se puede decir de esas escenas forzadas en las que Do-Jin (Jang Dong-Gun) hace de «sombra» de I-Su (Kim Ha-Neul), pero bueno ¿a quién le importa si esta resulta tan refrescante? Y es que esa es, por encima del humor, la clave de la serie: que tiene a unos protagonistas que son la bomba. De hecho, pocas veces -por no decir nunca- se ha visto una serie con tantas primeras espadas al frente de un reparto ya que muchas de ellas por sí solas ya han encabezado filmes comerciales.

De todas formas, por mucho que -y es un decir- gran parte del presupuesto de la misma pueda haberse ido a sus estrellas, no parece que haya afectado al conjunto ya que, al menos en esta primera entrega, tenemos muchos otros detalles que nos muestran que estamos ante un producción de lujo. Desde efectos sonoros y sobreimpresiones hasta esas infografías que adornan la acción como la del despacho del prota, muestras que nos señalan como decía el cuidado puesto en el detalle.

Por último, un apunte. La serie parece dirigida para el público masculino, sin embargo la protagonista de este capítulo es I-Su. Para mí no es un engaño ni una maniobra para atraer a un espectro de público habitualmente alejado de la televisión, sólo es una compensación para dotar de equilibrio al conjunto. Otro acierto.

2º CAPITULO: Suma y sigue.

Desde Japón llegará Im Me Ah-Ri, la hermana de Tae-San y antigua alumna de I-Su. Amiga de esta se hospedará en su casa hasta que, según ella, pierda el par de kilos que ha ganado en los últimos días; y es que antes de su partida a EEUU con tal de estudiar inglés, la jovencita era más bien gordita. Ahora, si bien su figura ha cambiado ostensiblemente no tanto sus sentimientos ya que sigue enamorada de Choi Yun. Mientras que esta intenta que su hermano no descubra que ha vuelto a Seúl, I-Su por su parte sigue empeñada en que Do-Jin no denuncie a sus alumnos; el problema es que cada paso que da, conlleva a un nuevo malentendido y en lugar de llegar a un acuerdo, enturbia su relación con el arquitecto. O eso cree ella ya que Do-Jin sigue empecinado en conquistarla… aunque sus métodos no sean tampoco los mejores.

La verdad es que como esta serie mantenga en toda su duración el nivel de estos primeros episodios va a ser toda una bomba. Si el primer capítulo nos hizo reír, este, por difícil que parezca, aún más. Y es que aquí, dejando de lado las presentaciones -aunque hay alguna que otra- se nos introduce de pleno en la comedia de enredo provocando que unos y otros personajes crucen sus caminos sin más intención que rendirse al humor. Sí, tras todo ello hay un trasfondo sentimental, que no romántico, pero destacando otro de los logros de la serie como es el ser directa, en lugar de irnos con melindres y tontunas, aquí se prefiere desde el primer momento destapar al protagonista confesándole su amor a la heroína a las primeras de cambio. Vale, ya sabemos como funciona esto y que la cosa dará muchas vueltas -demasiadas quizás teniendo en cuenta que por delante todavía tenemos 18 episodios- pero viendo porque cauces se está desarrollando esto, podemos albergar la esperanza de que por previsible que sea no vaya a ser más aburrido.

En otro orden de cosas, si a Ha-Neul y Su-Ru no podemos descubrirlos ya en el campo de la comedia, no podemos decir lo mismo de Dong-Gun. De momento parece adoptar esa figura conocida de «mandíbula estirada» que tan bien acoge Cha Seung-Won cuando trabaja para la televisión, es decir, estirado y serio, pero como Dong-Gun se destape como habitualmente termina haciendo su colega…

Por lo demás, siguen siendo los secundarios, con la inclusión de Yun Jin-I en ese papel de Im Me Ah-Ri, sorprendente actriz cómica para su edad, los que sirven de excelente guarnición a una trama que como plato principal no tiene ya de por sí desperdicio, pero es el conjunto resultante el que ofrece una inmejorable -de momento- impresión.

Sobreimpresiones, a las que hay que sumar particiones de pantalla y efectos sonoros, son otros detalles que refrendan lo dicho. Sin olvidar la excelente selección musical.

3º CAPITULO: Toma y daca.

La mascarada improvisada por I-Su para que Tae-San no descubriera sus sentimientos termina como era de esperar con infaustos resultados: Do-Jin se aprovechará de ello para manejar a la profesora a su antojo aunque tampoco con los resultados que él esperaba. Sin embargo su obstinación por conquistarla le llevará a agudizar el ingenio llegando incluso a aprovecharse de sus amigos para cumplir su objetivo. Así cuando Tae-San organice un partido de béisbol fuera de la capital, el arquitecto se las ingeniará para llevar a solas a I-Su en su vehículo a pesar de que el plan inicial fuese otro. El destino, o más bien el Casanova de Jeong-Rok, hará que la hoja de ruta se trunque por lo que todo desembocará en un nuevo malentendido que volverá a separar los caminos de la pareja. De regreso a Seúl I-Su aceptará una cita a ciegas que le propondrá Hong Se-Ra con tal de quitarse de encima la presión que ejerce esta. Enterado Do-Jin acudirá a la misma con tal de atajar un nuevo problema.

Risas y más risas, la verdad es que la cosa no desfallece. El enredo se convierte en ingrediente principal y aunque uno puede llegar a pensar de que las cosas a veces se lían demasiado, acusando un forzamiento antinatural, cuando el objetivo de arrancarnos la carcajada se logra con tanta facilidad, uno termina no solo aceptándolo sino hasta pidiendo más. Y ya no es que, de momento, las diabluras de los guionistas sean burdas, que pueden llegar a serlo cuando la imaginación se agote, es que hay factores como esa desinhibición de Dong-Gun de la que hablaba en la anterior entrega que comienza a dar sus frutos consiguiendo que las situaciones se vuelvan tanto más cómicas como paradójicamente más espontáneas.

Y es que el galán surkoreano empieza a soltarse, relajando el rostro y esbozando las primeras divertidas muecas. En este punto es cierto que el carácter egocéntrico de su personaje juega en su contra llegando a tal extremo que a veces no sabemos si está bromeando o no, pero la vulnerabilidad que ofrece su corazón lo convierte en un personaje tan entrañable como aquel otro severo arquitecto de serial como fue el Jae-Hee (Ji Jin-Hee) de «The man who can’t get married».

Para acabar, decir que la parejita Choi-Yun/Me Ah-Ri amenaza seriamente el protagonismo de los tortolitos «estrella» gracias a su encanto.

4º CAPITULO: Los polos se invierten.

Do-Jin le dirá claramente a I-Su que a partir de ese momento le va a profesar un amor no correspondido como el que ella ejerce sobre Tae-San. La profesora se escandalizará y no querrá ver un paralelismo con su ya-no-tan-secreta relación sabiendo que es el objeto de los sentimientos del arquitecto; sin embargo, cuando se entere de que este sigue teniendo relaciones con otras mujeres se sentirá dolida, hasta celosa podría decirse. Por otro lado, sus antiguos compañeros de clase no parecen vivir sus mejores momentos: Jeong-Rok está a punto de que su mujer le pida el divorcio debido a sus continuos coqueteos con otras mujeres, cosa que puede perjudicar a las operaciones financieras de sus amigos siendo como es esta el miembro capitalista de sus sociedades; Choi-Yun no sabe qué hacer ante el acoso de la pizpireta Me Ah-Ri; mientras, Tae-San lucha por conservar el amor de Se-Ra sabiendo que esta y su hermana no se aguantan. Lo que desconoce es que por si faltase algo, la joven acaba de descubrir que su amiga y compañera de piso siente algo por su novio…

Al contrario de a lo que estábamos asistiendo, nos encontramos con un capítulo donde el humor deja el paso a los sentimientos. Sí, hay algún chiste y gag que nos hará soltar más de una sincera carcajada, pero por primera vez -y barrunto que no última…- las relaciones entre las diferentes parejas protagonistas se entremezclan dejando si bien no un poso romántico, sí que algo pesaroso.

Y es que nos encontramos desde los típicos celos hasta el candor más inocente pasando por el ya inevitable miedo. Aún así los enemigos -como yo- de los culebrones pueden estar tranquilos y no sólo por la aún importante presencia del humor sino porque los planteamientos que presenta van más allá del tira y afloja habitual ofreciendo matices que pueden deparar buenas sensaciones a pesar de peligrosamente introducirse en el terreno del drama. Hablo de Se-Ra y su maduración como personaje, de joven frívola a mujer insegura, imagen real de las treintañeras de la actualidad.

Por lo demás, destacar esa especial atención que requieren los primeros minutos de cada episodio, esos minutos «gancho» y sin relación con la continuidad de la serie. Hoy, con los protagonistas caracterizados, todo un despiporre.

5º CAPITULO: La madeja se enreda.

Do-Jin descubrirá que Se-Ra es ahora consciente del amor que secretamente su amiga I-Su le profesa a Tae-San, es más, hasta le echará una mano a la profesora cuando esta meta la pata confiada de que nadie, salvo el propio Do-Jin, conoce su secreto. Sin embargo la semilla de los celos ha arraigado en Se-Ra encontrándose siempre a la defensiva, tanto que llegará a erosionar su relación con el bueno de Tae-San que es desconocedor del problema. Por su parte Me Ah-Ri, harta de que Choi-Yun la ignore, se pondrá a buscar trabajo; el destino hará que coincida con Park Min-Suk, la esposa de Jeong-Rok y esta se ofrecerá a darle un empleo en la cafetería que comparte con su marido a cambio de que se convierta en su espía. Finalmente, tras un nuevo enredo, I-Su tendrá que volver a recurrir a Do-Jin para salir airosa de un embrollo. Para su sorpresa, este se negará a auxiliarla. Pero no todo es lo que parece… ni siquiera, la resolución.

Como en el anterior capítulo hay que decir que otra vez el humor se queda relegado frente a las relaciones sentimentales, manteniendo esa atmósfera pesarosa que también comentábamos. Lo malo, está claro, es que perdemos algo de chispa sacrificando carcajadas; lo bueno, comprobar que Yun Se-Ah además de guapa, es un pedazo de actriz. Sin llegar al dramatismo, sabe transmitir lo que su personaje siente, y aunque igual no disfrute de todas nuestras simpatías al creer que se lo merece por su actitud en el pasado, ha terminado por resultar entrañable y, sobre todo, creíble. Es lo que tienen los personajes ricos en matices.

Pero la estrella de la serie sigue siendo el humor. El pasaje de Do-Jin/Dong-Gun con el portátil es memorable. Quizás el director se ha excedido en la escena en la que este se levanta para intentar mirar «por arriba» -para no destripar nada…- pero las carcajadas están aseguradas. Algo por el estilo ocurre cuando este se entera que ha perdido 200 mill. de wons; sobreactuado pero divertido.

Por lo demás, el rescate final: comienza a cansar ya que resulta demasiado… más que previsible, tópico pero al menos aquí le dan un desenlace inesperado, eso sí, demasiado visceral. ¡Qué carácter el de este Do-Jin!

Por último, como ya dijimos en el capítulo anterior, merece mención especial ese prólogo con el que comienza cada entrega. Hoy, cómico como siempre, nos trae una invitada especial como es Su-Young de las SNSD, otra cara guapa a la que sumar a un elenco femenino ya sobrado de belleza. Por cierto, si antes aplaudíamos a Dong-Gun, a Kim Min-Jong también habría que hacerlo, aunque en su caso su «atrevimiento» se antoja más forzado.

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