
NOTA: Ésta es la primera vez que sitúo a una serie – al menos algunos de sus episodios – en la honorable posición de «La película de la semana» aunque, claro está, no se corresponda a su formato; sin embargo no veía otra manera de recompensar a un serial que a lo largo de mas de 6 horas ha conseguido arrancarme mejores sensaciones que un «simple» film. El destino ha provocado por otro lado que éste hecho coincida con la noticia del suicidio de su protagonista Choi Jin-Shil y en cierta manera, y aunque éste triste acontecimiento no afecte a mi criterio a la hora de calificar la serie, quiero que sea un pequeño homenaje hacia su persona. Allí donde estés Jin-Shil me gustaría que supieses que al menos durante unas horas hiciste felices a un montón de personas. Descanse en Paz.

Lo confieso: mi impaciente interés por ver ésta serie no estuvo propiciado por esos segmentos que pude ver de la misma en mi recientemente acabado viaje por tierras surkoreanas y que auspiciaban una serie llena de situaciones cómicas y como no, románticas sino por la simple presencia de su protagonista Jung Jun-Ho.
Y es que ya lo he dicho en mas de una ocasión, a decir verdad en mas de las deseadas: muchas veces no me mueven las criticas, las impresiones de terceros o expectativas levantadas por un despliegue de medios generoso; tan solo un rostro conocido puede motivarme mas que un puñado de reconocimientos o méritos.
Hace unos años Jung Jun-Ho era junto a Cha Seung-Won el «El Rey Midas» de la industria cinematográfica surkoreana. Película que protagonizaba, película que triunfaba. «My boss, my hero», «Marrying the mafia», «Public enemy 2» o «My boss, my teacher» son algunas de las películas mas populosas del ínclito intérprete. Pero como las modas, los gustos del respetable cambian y si bien Jun-Ho no ha pasado al ostracismo como ha ocurrido con otros actores occidentales – dígase p.e. Kevin Costner – su presencia en la gran pantalla se ha visto reducida aumentando por el contrario su participación en seriales de no poco éxito.
Quizás solo seamos testigos de un trasvase de popularidad de un medio a otro pero sea como sea, personalmente Jun-Ho siempre ha contado con mis simpatías, de ahí esa expectación que expresaba al comienzo.
Y es que el actor surkoreano me cautivó desde sus inicios no solo por su aspecto elegante de galán que enamora a las amas de casa locales, sino por su polivalencia a la hora de acoger diferentes géneros sin que se denoten fisuras en su interpretación.
Centrándonos en lo que a la serie se refiere, la misma comenzó con las mismas dudas que las últimas producciones del actor. Titubeante, para contar con una estrella de su calibre, la serie no parecía despertar demasiadas ilusiones entre los televidentes. Pero poco a poco, la misma empezó a atraer la atención de estos llegando ha situarse entre los programas mas vistos del día/semana. A pesar de pillar desprevenidos a los productores, su éxito tardío provocó que se anunciase una secuela a estrenar el año que viene, hecho que se antoja bastante improbable tras la muerte de su protagonista.
Por último y antes de empezar, mas que comentar algo de la compañera de Jun-Ho al frente de reparto, lo haremos de su coetáneo ya que cabe reseñar que Jung Wu-In de lo poco que se ha prodigado por el cine, lo ha hecho junto a Jun-Ho ya que dos de las películas en las que ha participado y una próximamente – las dos primeras entregas de la saga «My boss, my hero» e «Infernal City» – lo hacía/hace junto a éste. Se ve que entre ambos existe una verdadera amistad.
Recordar por último que ésta reseña fue escrita con anterioridad a la muerte de su protagonista.
1º CAPITULO: Para ser un primer capitulo nos encontramos con un buen ritmo.
Song Jae-Bin es el actor de moda del país. Con la sonrisa perenne, tiene que ofrecer una imagen idílica frente a la opinión pública, pose de la que comienza a hartarse. Un día en el rodaje de un anuncio se topará con una mujer de mediana edad que le recordará lejanamente a su primer amor cuando aún era adolescente. Ésta sin saberlo Jae-Bin será aquella jovencita a la que los años no han tratado bien. Con una hija y un marido al que casi no ve, esclavo de su trabajo, Hong Sun-Bee intenta olvidarse de la miseria de su vida de ama de casa y suegra a la que no soporta, trabajando de extra en las productoras televisivas de la ciudad. El recuerdo de aquellos días felices hará mella en Jae-Bin por lo que su agente pronto le echará una mano para localizarla aunque propiciando de paso un pequeño malentendido. Pronto el actor se armará de valor para llamar por teléfono a Sun-Bee tomando las adecuadas precauciones para no desvelar su nueva identidad ya que como Jae-Bin, tiene ocho años menos que su verdadero yo, Jang Dong Chul. A pesar de las fantasías de uno y la otra, Sun-Bee no se atreve a volver a encontrarse con su antigua pareja debido a su aspecto dejado. Cuando el drama salte y su marido sea encarcelado por un negocio fallido necesitando saldar una gran deuda, a Sun-Bee no le quedará otro remedio que citarse con Jae Bin para pedirle prestado algo de dinero ya que éste para Dong Chul se ha inventado una identidad de acaudalado hombre de negocios.
La primera impresión que se lleva uno una vez iniciada la serie es que por un lado Jung Jun-Ho se interpreta a si mismo y por otra que estamos ante una versión convenientemente distorsionada de «Betty la fea».
Sobre lo primero, no hay nada que añadir; Jun-Ho vuelve a ser el «Cary Grant» koreano, un actor todoterreno al que las muecas no le estropean su apuesta sonrisa. Respecto a lo segundo, pronto nos daremos cuenta de que una primera impresión no siempre es la válida.
Cierto es que el aspecto desaliñado de la actriz solo indica una mejora física pero las diferencias con la protagonista de la (las) telenovela(s) son bastante evidentes. Para empezar, ésta Sun-Bee posee un carácter e intelecto muy diferente a aquella. Además, en lo tocante a esa metamorfosis que se producirá es la misma serie la que se encarga de mostrarnos la otra «cara» del personaje.
Es ese «fantástico» arranque cual dibujo animado de una «cenicienta» protagonista, la patada voladora apoyada por cables o ese flashback que parece burlarse de los tópicos de adolescentes los que terminan por separar a éste serial de las ya anquilosadas entregas por capítulos de la península. Y es que conviene recordar que los protagonistas están mas cerca de los cuarenta que de los veinte.
Para acabar, aplaudir mas que a ninguna otra cosa, el humor y ritmo del capitulo. Mas que chistes, el guión nos ofrece situaciones que por previsibles resultan chispeantes obra y gracia de sus protagonistas y un entorno – secundarios y música – que ayudan a ello. Una imagen: ver la cara de Jun-Ho cuando recuerda a una todavía anónima Sun-Bee echándole el café por encima.
Y respecto al ritmo, que por mucho que sea una primera entrega ya nos ofrecen hasta un sobresalto con lo que no quedarnos solamente con las presentaciones. Por cierto esa contrariedad no viene a otra cosa que a recordarnos las fórmulas de éxito habituales en las comedias asiáticas: todo humor hasta que en el último cuarto llega el drama.
Por cierto, con esto y la condición de casada de la protagonista, se nos hace difícil pensar en un romance formal como ocurriría en otras circunstancias. Gracias a ello se aumenta el interés.
2º CAPITULO: La mejor continuación que te puedes encontrar.
Ante la sorpresa de su vida, Jae-Bin recurrirá a lo que mejor sabe hacer como es interpretar, haciendo como que no conoce de nada – o casi – a Sun-Bee e indicándole que ha cometido algún tipo de error ya que allí no se encuentra ningún Dong-Chul. Sin embargo a la mujer no se le puede engañar y a pesar del desconcierto inicial nada ni nadie le hará cambiar de opinión de que Jae-Bin es en realidad el propio Dong-Chul. Es mas, aprovechando un capricho del destino Sun-Bee pondrá en evidencia al actor cuando llamándole por teléfono lo descubra. Avergonzado Jae-Bin no tendrá ni tiempo para disculparse. Pero los problemas de Sun-Bee son mas graves que tener el amor propio herido ya que sin posibilidad de encontrar el dinero para saldar la deuda de su marido, éste irá directo a la cárcel. Lo que no sabe su esposa es que la socia de su marido le hará una propuesta casi irrechazable: a cambio de que deje a su familia, ella le dará todo su dinero. Mientras, la amigable vecina de la protagonista le propondrá un plan para conseguir algo de liquidez: operarse de incontinencia para cobrar un seguro médico. El problema es que le saldrá el tiro por la culata. O no tanto ya que al salir de la clínica donde la han intervenido se encontrará con un Jae-Bin que acaba de inyectarse Botox para recuperar un rostro terso. El actor creerá que Sun-Bee está allí para tomarle unas fotos y hacerle chantaje por lo que relación se deteriorará aún mas si cabe. De vuelta a su hogar, la ama de casa por si faltase poco tendrá una discusión con su hija, acabando de ahogar sus penas en el alcohol. Otra vez el destino volverá a unir a la pareja y viendo el estado de depresión de Sun-Bee, Jae-Bin intentará animarle fingiendo que él siempre la ha querido y que puede contar con él para lo que sea. Para su sorpresa, al día siguiente tendrá en la puerta de su casa a una Sun-Bee dispuesta a ser infiel a su marido con tal de conseguir el dinero que necesita.
Creo que pocas veces me he reído tanto con un episodio televisivo de una serie; bueno sí, con la mítica y vilipendiada por muchos «Friends» pero el carácter de una serie y otra marcan esa diferencia cuantitativa en cuanto a carcajadas.
Sea como sea, ésta segunda entrega de «Last Scandal» y a pesar de todas las objeciones que ahora expondré, me ha parecido magnifica hasta el punto de que muchas otras deberían tenerla como referencia en lo que a ritmo se refiere.
Y es que, solo hay que ver/leer la sinopsis del episodio, para darse cuenta que los guionistas de la serie se han currado el argumento para que en ningún momento tengamos esa sensación de estar ante un serial donde habitualmente las situaciones se eternizan.
Sí, como decía hay cosas como la «invitación» de la socia del marido de la protagonista que no conducen a otra cosa – previsiblemente y de momento – que a que se abra una vía con la que nuestros protagonistas puedan terminar juntos, algo que contrarresta lo que parecía un interés por innovar en lo que a relaciones se refería pero es imposible permanecer al margen ante reclamos tan importantes como es la química existente entre ambos gracias sobre todo a su capacidad cómica.
De Jung Jun-Ho ya hablé largo y tendido en la introducción pero me reafirmo: no solo es el Cary Grant koreano sino que sabe ser elegante hasta en los momentos mas delirantes. Que buenas muecas y que bien dosificadas, justo en el momento preciso.
Choi Jin-Shil es todo un descubrimiento. Cierto es que se ha prodigado bastante en el campo televisivo pero como mi desconocimiento del medio es bastante acusado para mi Jin-Shil se ha presentado como una intérprete neutra que empieza a enamorarme. Retiro completamente el comentario que hice en el anterior capítulo que hacía mención a «Betty la fea»; si ya en aquel momento rechazaba la idea ahora solo queda reconocer el error.
Sun-Bee es una mujer de los pies a la cabeza, capaz de sacrificarse por el hombre que ama pero permaneciendo integra gracias al coraje que atesora. Interpretativamente, como su compañero de reparto sabe no solo aprovechar la chispa de las situaciones mas agraciadas sino llevarlas consigo a las menos favorecidas permitiendo que el efecto perdure por mas tiempo. Con ello se consigue que uno le coja mas rápidamente cariño a ambos personajes no dejando nunca de lado la sonrisa. Esperemos que dure.
3º CAPITULO: Nuevos personajes y nuevas situaciones pero viejas fórmulas.
Para resolver la difícil papeleta Jae-Bin tendrá que mentirle a su hermano sobre el verdadero motivo de porqué Sun-Bee se encuentra en la casa. La excusa que mas rápido logrará inventar es que ésta se presentaba a la vacante de nueva ama de llaves. Al oír esto Jang Dong-Hwa no dejará pasar la oportunidad contratándola a pesar de la negativa de Jae-Bin. Sun-Bee tendrá que disimular mientras que busca la comprometida cinta de video donde el actor la ha grabado vendiéndole su cuerpo. Sin encontrarla, por el contrario se llevará una grata sorpresa cuando vea que su sueldo es mas que generoso, cantidad de dinero que puede ayudarle a sacar a su marido de la cárcel. Lo que no sabe ésta es que su esposo ha aceptado la oferta de su socia y convirtiéndose en su amante, se encuentra en libertad. Cuando Sun-Bee llegue a casa no lo hará sola ya que junto a ella se ha llevado de la casa unas ropas que Jae-Bin acababa de tirar a la basura. Éstas son unas camisetas autografiadas por el propio intérprete, objeto que según Ahn Ji-Min podrían alcanzar una elevada suma en internet. Como necesitan dinero, su madre aceptará. Mientras tanto a la ciudad, desde Norteamérica, llegará Lee Na-Yun, una actriz que guarda una misteriosa relación con ambos hermanos y a quién no soportan. Pero Sun-Bee seguirá teniendo problemas mas graves: tras una discusión con su suegra y cuñada la ama de casa se sentirá abandonada, sin dinero y encima, sin un hogar desahuciada del mismo. Cuando por casualidad surja el tema en una charla con Dong-Hwa creyendo éste que los iba a abandonar, el empresario las invitará a irse a vivir a su casa siempre y cuando, la familia las acepte. La votación terminará de una manera inesperada: con madre e hija acusadas de robar las prendas y venderlas sin permiso en internet.
Con lo de las viejas fórmulas de la introducción quería hacer notar la estructura argumental del episodio que acogiéndose a la ecuación sempiterna de la comedia asiática, dosifica los tres primeros cuartos para la comedia mientras deja el último para el drama.
Así nos encontramos con unos cerca de 40 minutos donde lo vamos a pasar genial a pesar de ser testigos de un clásico en el género como «el tira y afloja» o «como el perro y el gato». Los dos protagonistas van a hacerse la vida imposible y si bien el papel de villano finalmente lo gana Jae-Bin, Sun-Bee siempre se zafa de las trampas de éste gracias a su inteligencia. Divertimento al 100%.
Los minutos restantes van a ser todo lo contrario. La aparición de los familiares del marido de la protagonista va a ser una pesadilla para ella, mas de lo que había sido ya. Con un tono realmente cruel y un discurso que roza la violencia verbal, madre e hija recriminarán a la protagonista una serie de memeces que por injustas, calarán mas hondo en la misma. Ni que decir que el efecto que produce en ésta es consecuentemente proporcional al que recibe el espectador, conmoviéndolo de improviso ante tal indefensión. Otro punto a su favor.
Por lo demás, lo anunciado al principio a modo de resumen del análisis del capítulo: dos nuevos personajes, uno cómico como el segundo ayudante del manager y otra, la actriz Lee Na-Yun/Byun Jung-Su que de seguro pondrá en apuros sentimentales a la pareja de machos que encabeza la serie.
Para acabar, volver a destacar esa sensación de que la serie posee un ritmo vertiginoso y que a pesar de los tópicos y situaciones previsibles – todos sabemos donde acabará viviendo la heroína – no nos quedamos con la idea de estar asistiendo a situaciones estiradas con tal de prolongar la serie.
4º CAPITULO: Un Cary Grant koreano y ahora, enredos: Bienvenidos a la «High Comedy».
Jae-Bin no tendrá otro remedio que abogar por las dos mujeres. Llevándose a Sun-Bee a la habituación contigua le preguntará el porqué de su proceder y ésta, arrepentida, le pedirá perdón además de contarle casi toda la historia. «Casi» porque por el camino la mujer olvida explicarle porqué necesita tanto dinero. Hechas las paces y vuelta a la normalidad, Sun-Bee querrá celebrar su entrada en la familia organizando una fiesta. Jae-Bin querrá vengarse de la mujer tras haberle arruinado una de sus camisetas al lavarla a mano y encoger, regalándole un supuesto vestido de fiesta. Éste no será otra cosa que un uniforme de servicio. Cuando se presente a la mesa vestida de tal guisa todos menos Jae-Bin se tomarán la broma como una humillación hacia ésta pero será ella misma la que disculpe al actor. Arrepentido al día siguiente la conducirá a una tienda de ropa de lujo para bajo una excusa cambiar su aspecto. No solo será su vestuario ya que también la llevará a una peluquería en la que le adecentarán su cabello. Por otro lado, intentado escapar de una cita con Lee Na-Yun, Jae-Bin se hará valer del ama de casa para, presentándola como su pareja, acudir a la inauguración de un bar «casualmente» regido por el marido de Sun-Bee.
Como nos están habituando desde un principio, asistimos a un episodio la mar de divertido. Se nos vuelve a enfrentar a situaciones de «amor-odio» pero la mala leche de uno y la picaresca de la otra, no nos provoca la sensación de estar ante un producto del montón sin chispa y frescura.
Jung Jun-Ho y Choi Jin-Shil se complementan a la perfección y parecen haber nacido el uno para el otro a pesar de sus dimes y diretes. Sí, están destinados a unirse pero sabiendo que hay anunciada una segunda parte y conociendo como se las gastan los productores en estos casos, uno se puede esperar cualquier cosa.
De todas formas como veníamos contando la pareja protagonista es, siendo francos, la bomba. Jun-Ho además del Cary Grant surkoreano, como no me canso de repetir, tiene esa granujería de la que Chow Yun-Fat se convirtió en todo un maestro en los 80 y 90. Carisma, esa es la palabra. Jun-Ho es el típico – ese «típico» que muchos ya quisieran – cabroncete simpático con gran corazón pero dura coraza.
Choi Jin-Shil por su parte se resuelve astuta ante el avasallamiento que sufre por parte de su parteniere. Su transformación física – repito como en anteriores capítulos, nada que ver con «Betty la fea» – resulta quizás un tanto precipitada ya que se antoja un poco temprana; no hemos llegado ni a la tercera parte de la serie y puede ser que Jun-Ho descubra ya las bondades de la protagonista. Me esperaba que tardase mas.
Lo que tampoco me esperaba – algo a favor de los guionistas de la serie – es que marido y mujer fuesen a coincidir – bueno, aún no sabemos si esto va a producirse a tenor del cliffhanger… – tan rápidamente. Si esto sucede, ¿cómo se resolverá la situación?, ¿drama o comedia?. Expectantes estamos.
Resumiendo, como esto siga así me «temo» que «Last scandal of my life» va a convertirse en la primera producción televisiva que reciba por mi parte una calificación de cinco estrellas.
5º CAPITULO: Baja la tensión y se precipitan los acontecimientos; que se le va hacer…
Finalmente el encuentro entre Sun-Bee y su marido no se producirá y de vuelta a casa, Dong-Hwa tras los hechos acontecidos horas antes le dirá al ama de llaves que no se preocupe por las reacciones de su hermano y que si necesita algo cuente con él. Mas tranquila Sun-Bee cometerá un tremendo error al día siguiente cuando sin saberlo dé de beber a Dong-Hwa y a su hijo, agua en mal estado. Sintiéndose culpable será Jae-Bin el que interceda por ella ante Dong-Hwa viendo su estado de preocupación. Será el propio enfermo el que le confiese a Sun-Bee la buena acción del actor. Mientras esto sucede la intención de la mujer de encontrar a su esposo no cejará y su nuevo plan será contratar a un detective para que encuentre su paradero. El problema: que no tiene dinero para pagarlo por lo que no tendrá otro remedio que pedírselo a su jefe. Mas el destino le jugará secretamente una mala jugada ya que será su esposo el que descubra que ésta se encuentra junto a Jae-Bin. Enzarzada en conseguir el dinero, se atreverá a retar al actor cayendo víctima de su propia ambición. Sin embargo la cara mas tierna de Jae-Bin saldrá a relucir rescatándola del entuerto.
Ya lo venía denotando en anteriores episodios pero hasta éste no he sido completamente consciente. Si en el anterior episodio hablaba de «Cliffhanger» acerté de pleno ya que siguiendo la tradición de los seriales norteamericanos de los años cincuenta, estos suelen ser algo engañosos.
La cuarta entrega acababa con la protagonista asomándose del ascensor de tal manera que hacía inevitable el encuentro con su marido. El arranque del quinto episodio omite ésta acción dejándonos, de momento, con un palmo de narices. Y digo «de momento», porque en éste capítulo veremos como al menos, el marido descubre a su esposa.
Dejando de lado esto, el episodio de hoy evidencia un aletargamiento en el desarrollo así como una excesiva reiteración de conceptos. Por ejemplo, la lucha que mantienen los protagonistas comienza a cansar de tal modo que Jae-Bin de seguir así puede resultar odioso.
Por suerte, es su hermano Dong-Hwa el que sale favorecido, algo en parte a agradecer ya que cuando surja el consabido triangulo amoroso no será ni tan previsible la decisión final de la protagonista ni las atenciones de los espectadores se centrarán exclusivamente en Jae-Bin.
6º CAPITULO: Apelando a los términos taurinos: perfecto cambio de tercio.
Tras el inesperado beso, ni Sun-Bee ni Jae-Bin pudieron pegar ojo. Al día siguiente intentan olvidar el hecho haciéndolo pasar por una simple anécdota. El que por el contrario se tomará el asunto mas en serio será Dong-Hwa que creyendo que todo aquello no es casual, pedirá a sus ayudantes que investiguen sobre la vida de Sun-Bee. Mientras, Jae-Bin seguirá con su labor de hacerle la vida imposible a la ama de llaves, aunque poco a poco irá cogiéndole cariño y mas cuando, en un descuido, a Sun-Bee se le escape que su marido estuvo encarcelado y de ahí, sus ansias de acumular dinero. En relación a éste, una cita pondrá en un brete al propio Ahn cuando la señora Go concrete una reunión con Dong-Hwa en la casa de éste. Sabedor de que su esposa se encuentra viviendo allí recurrirá a su madre para que la cite en otro lugar y así dejarle vía libre. Pero las cosas no saldrán como esperaba y la visita de éste dará paso a todo tipo de divertidas situaciones. Lo que él no sabrá es que la propia Sun-Bee creerá haberlo visto. Para animarla y en parte, resarcirse de su mal comportamiento, Jae-Bin invitará a Sun-Bee a una noche de ensueño. La atmósfera que todos deseábamos ver se romperá cuando desde el despacho de investigación le comuniquen a la protagonista, el paradero de su esposo. Junto a un reticente Jae-Bin, acudirá al domicilio de Ahn y la señora Go.
Espectacular. Tras un capítulo donde se había bajado un tanto el pistón, regresamos a un episodio donde van a coincidir un montón de sensaciones y todas ellas, fantásticas.
Por un lado tendremos grandes minutos de humor. Desde que conozcamos la cita de Go con Dong-Hwa vamos a estar emocionados con el esperado encuentro entre la protagonista y su esposo. Éste intentará eludir por todos los medios éste «acontecimiento» dando lugar a unas secuencias cómicas al mas puro estilo «Pajares y Esteso» cuando estos recurrían en su época a ese «abrir y cerrar» de puertas que invitaban al enredo.
Por otro, el sentimental. La construcción de personajes de la serie es perfecto; si bien Jae-Bin es un estereotipo, Sun-Bee es un personaje complejo lleno de matices. Y es que conviene no olvidar que en realidad está enamorada todavía de su esposo y ésta situación la hace mas creíble.
La relación de los dos protagonistas está llegando al límite de lo esperado, con los dos mas próximos y en actitud cariñosa pero visto lo visto, y aún quedando mas de la mitad de la serie por ver, seguro que las cosas no están tan claras.
Me encanta la actitud de Jae-Bin porque en parte es un reflejo del de la mayoría de los hombres. A mi particularmente me es difícil ser cariñoso y muchas veces juego con esa ironía que luce Jae-Bin para resultar galante aunque en realidad parezca hiriente; tenemos que parapetarnos en el humor para disimular nuestro afecto la mayor parte de las veces.
Antes de acabar, destacar al personaje del Director Ahn, todo un pedazo de actor cómico que a pesar de las antipatías que debería recoger, resulta ser el gran secreto de la serie.
Ahora sí, para terminar dar mi apunte personal. Ver a Sun-Bee haciendo Kimchi del bueno no solo me ha vuelto a traer recuerdos, sabores y olores que hace tan solo un mes – cuando escribo esto – disfrutaba en la misma Korea, sino por ver el «Once In A Blue Moon», uno de los locales mas de moda de la capital koreana que sirve de escenario para la cena romántica de la pareja y que el os habla tuvo la oportunidad de visitar.
Resumiendo, como dije hace un par de episodios, va a ser la primera vez que califique a una serie con 5 estrellitas pero creo que estos seis primeros episodios se lo merecen. No habré visto muchas series – al menos asiáticas – pero sé lo que me gusta y «Last Scandal of my life» colma mis expectativas sobradamente. Las emociones no deben estar reñidas con la diversión y ésta serie prioriza el humor sobre el resto de apartados. Esto por si solo ya sería digno de destacar.
