BREVE RESUMEN DE LOS 15 PRIMEROS CAPÍTULOS:
Kim Do-Jin, Im Tae-San, Choi Yun y Lee Jeong-Rok son cuatro amigos desde la niñez. Ahora que han cumplido los cuarenta y profesionalmente son hombres de éxito, quieren enderezar su vida sentimental, ya que salvo Jeong-Rok todos se encuentran solteros. Sin embargo el que más y el que menos ya tiene en marcha su proyecto personal. Do-Jin se enamorará de I-Su, una profesora amiga de Tae-San. Este, tenía como novia a Se-Ra, la compañera de piso de I-Su, pero cuando comiencen a hablar de matrimonio la pareja terminará rompiendo. Choi Yun, viudo desde hace unos años, vive el dulce acoso de la encantadora Ah-Ri, la hermana de Tae-San. ¿El problema? Que no solo esta tiene 17 años menos que él sino que su amigo no ve con buenos ojos la relación. Y por último, Jeong-Rok que a pesar de ser, como decía, el único casado, sus continuos coqueteos con otras mujeres le provocan los lógicos problemas con su esposa Min-Suk, una multimillonaria de la que encima dependen sus amigos. En medio de este panorama aparecerá Collin, un joven que dice ser el hijo de la novia que tuvieron los cuatro amigos cuando estudiaban en la universidad, buscando entre ellos a su padre «perdido». Para sorpresa de propios y extraños Do-Jin asumirá la paternidad estropeando la bonita historia de amor que vivía con I-Su.
16º CAPITULO: Emociones a flor de piel.
Do-Jin y Choi Yun decidirán escolarizar a Collin, el problema es que el Instituto que tienen más cercano es donde trabaja la propia I-Su. La maestra aceptará que lo trasladen allí amparándose en que así este conocerá al menos a alguien, pero pronto se dará cuenta que esto conlleva otras ventajas como por ejemplo, convocar a Do-Jin como padre del chaval. Y mientras que esta intenta doblegar al arquitecto, Tae-San y Se-Ra finalmente parecen arreglar su relación. Aún así la golfista deberá vender la casa si quiere afrontar sus deudas, anunciándole a I-Su que debe comenzar a buscar un apartamento. Finalmente Do-Jin se descubrirá cuando secretamente junto a sus tres amigos salga al auxilio de la profesora en el… contencioso que esta mantiene con sus hermanastros. La que sigue teniéndolo peor es Ah-Ri. En el aniversario de la muerte de la esposa de Choi Yun esta irá a realizarle una ofrenda derrumbándose; para su desgracia llegarán los cuatro amigos dando lugar a una escena embarazosa…
Pfffff… después del esperpento, simulacro de episodio de la anterior entrega, sus responsables parecen habérselo guardado todo para este. Avanzar lo que se dice avanzar no es que se aprecien grandes zancadas; logramos ver cómo Tae-San y Se-Ra aparcan sus diferencias, pero en lo que a las demás parejas respecta, las cosas siguen igual.
Do-Jin e I-Su parecen competir por ver cuál de ellos da más lástima, y aunque la profesora quiere llevar la iniciativa, no le correspondería ya que ella en todo caso debería ser la ofendida. Hay una escena, la del centro comercial con Min-Suk como estrella, en la que esta muy bien le da la palabra clave a Do-Jin: «Perdón», sin embargo al minuto siguiente los guionistas parecen haberse olvidado de todo volviendo a la irracionalidad. Queda muy bien poner cara de circunstancias, pero por momentos Do-Jin parece autista. Al menos contrarrestan la falta de sangre del protagonista con esa escena en flashback de la cafetería, escena todo sea dicho presentada con gusto e imaginación mostrándonos en una esquina a I-Su viendo la misma en el móvil de la dependienta.
¿Y que decir de Ah-Ri y Choi Yun? Como siempre no pueden faltar los pucheros de la primera, eso sí, en esta ocasión nos pondrá la piel de gallina. De hecho, toda la escena. Hay que tener el corazón muy duro para no conmoverse. Y es que el pasaje tiene una doble significación tras ese arranque que en esta ocasión cambia el cariz cómico habitual por uno dramático, muy dramático. No cuento nada para no destriparlo, pero otra vez se nos amenazará con hacernos saltar las lágrimas. Eso sí que es amistad.
Y para acabar, y aunque en diferentes términos, destacar también la reconciliación de Tae-San y Se-Ra. Se nota cuando los espectadores conectan con los personajes cuando con un simple gesto se llega al corazón. Es esperado y simplón, pero también lo que todos deseamos. ¡Es tan fácil hacer feliz a la gente…!
17º CAPITULO: De cartón piedra.
Do-Jin decidirá finalmente aceptar a I-Su y orquestará una cita inolvidable. Sin embargo, su estilo de humor no es compatible con la sensibilidad de la maestra y esta, impaciente y algo cansada, no tendrá los arrestos suficientes de soportar más la comedia urdida por el arquitecto. No obstante la sangre no llegará al río, y tras localizar a la hundida mujer, la pareja volverá a estar más unida que nunca. Pero mientras unos parecen rebosantes de felicidad, Tae-San decidirá finalmente enviar a Ah-Ri a EEUU. Choi Yun en lugar de quitarse de encima todos sus prejuicios y luchar por su amor, actuará cobardemente no oyendo a su corazón, renegando de ella. Rota, la jovencita decidirá hacer caso a su hermano y coger el vuelo que la llevará a Norteamérica…
Seguimos por la misma senda de los capítulos anteriores: vueltas y vueltas sobre los mismos asuntos sin avanzar. «A gentleman’s dignity» se ha convertido en una sitcom, una serie de situaciones donde lo que importa es pasar el rato y divertirse… incluso sufrir. Porque lo de Ah-Ri con Choi Yun roza ya el esperpento, y no tanto por lo enquistado del asunto sino por lo artificial en que ha terminado por convertirse su relación. Cuando la única persona que se empeña en no aceptarlos juntos confiesa que no hay mejor hombre para su hermana y que encima dice ver a su amigo enamorado… ¡¡A qué estamos jugando!!
Menos mal que los guionistas al parecer han decidido adelantar acontecimientos con ese desenlace tan esperado, dándose cuenta de que habían llegado a un callejón sin salida que ellos mismos habían construido; el problema es que quedando todavía tres capítulos, las cosas pueden írseles de las manos otra vez.
Y en eso volvemos de nuevo al principio: a la artificialidad de las situaciones. Conociendo la enfermedad de Do-Jin, ¿no es algo desproporcionada la reacción de I-Su? ¿No tendría que ser esta más comprensiva? Y luego, ¿irse a emborrachar? Recapitulando: volver a crear un falso drama, como el de Collin, para alargar la morcilla. Entre eso y el par de minutos musicales…
Dejando lo más cuestionable a un lado, lo mejor de la entrega de hoy: además del final, la llegada del «Lo siento».
18º CAPITULO: Los que faltaban…
A pesar de que sus corazones vuelven a latir, Ah-Ri y Choi Yun no son totalmente felices ya que saben que han actuado en contra de los deseos de su hermano y amigo respectivamente. De hecho, cuando el abogado deje a la jovencita en su casa, se encontrarán de frente con el arquitecto y este, herido por lo que considera una traición, echará a su hermana a la calle y dejará de hablar a su amigo. Do-Jin y Jeong-Rok se pondrán de lado de Choi Yun sabiendo lo que ha sufrido y sigue sufriendo, aunque le harán creer a Tae-San que es a él a quien apoyan. Únicamente Se-Ra permanecerá incondicionalmente a su lado. Y mientras unos intentan convencer a los otros, Do-Jin e I-Su viven casi una luna de miel, incluso con el arquitecto ayudando a encontrar y acondicionar la nueva casa de esta. Para sorpresa de propios y extraños, serán Jeong-Rok y Min-Suk los que no viven sus mejores horas a causa de los celos de la millonaria…
Sí, cómo no, la cosa se mueve poquito a poquito y si bien no se adelanta mucho en asuntos como los de la relación entre Choi Yun y Ah-Ri, al menos nos encontramos con el nuevo obstáculo de Jeong-Rok y Min-Suk que por inesperado, va a aportar algo de contenido extra en los dos episodios que restan sin que aparente el clásico relleno. Ahora la cuestión es, o una de dos: o atan todos los cabos sueltos en la siguiente entrega como es habitual en los seriales de aquel lugar para dejar para el final los fuegos de artificio, o dividen en cada uno de los capítulos la solución a las dos parejas en crisis. Eso si lo solucionan ya que tampoco me extrañaría que nos diesen alguna mala noticia en forma de separación, que muy dados son los surkoreanos a dejarnos insatisfechos…
Y hablando de eso -ya que tampoco hay suficiente contenido como para abarcar más temas-, siendo como es «A Gentleman’s Dignity» una comedia donde prima el humor, es curioso que no haya un episodio donde alguno de los protagonistas arranque a llorar. Sí, ya sé que es normal, pero que lo asumamos no quiere decir que sea menos singular. Por otro lado en esta ocasión se agradece el momento de debilidad de Min-Suk, contagiando de emoción al respetable; era lo que necesitábamos para levantar un tanto el vuelo.
Para acabar, dos detalles. Uno, con lo emocionante que es la declaración de Choi Yun a Ah-Ri, no nos explicamos cómo no le da un beso. Y dos, las koreanas se chispan rápidamente con una botella de vino a repartir entre seis, y sin embargo se toman ellas solas tres o cuatro botellas de Soju que son realmente bombas de fusión alcohólicas y no les pasa nada. Curioso el punto de vista que tienen los guionistas de la fisiología femenina surkoreana…
19º CAPITULO: ¡Por fin!
Cuando Jeong Rok le cuente a sus amigos que su esposa le ha pedido el divorcio, estos se lo tomarán a broma aludiendo a que es una más de tantas. Ni siquiera que este les asegure que en esta ocasión va en serio, y que él no ha hecho nada para provocarla, hará que estos se lo crean. No será hasta cuando Do-Jin acuda junto a I-Su a un hotel para pasar una noche de amor y vea a la millonaria sola, cuando sea consciente de la realidad de su amigo. Así pronto intercederá por este con apoyo de la profesora, pero Min-Suk parece determinada a firmar el divorcio. Para su sorpresa, su esposo desesperado también firmará el documento rechazando la parte económica que esta le concedía. Y mientras la pareja entra en una espiral de despropósitos, Choi Yun acudirá a casa de Tae-San para pedirle la mano de su hermana. El arquitecto, avergonzado le atizará un puñetazo. Este hecho y su arrepentimiento lo llevarán definitivamente a ir al límite para comprobar el amor de la pareja: les propondrá que se casen esperando que estos se echen atrás. Cuando al contrario estos exploten de felicidad, no tendrá otro remedio que claudicar.
Pues lo dicho, por fin la cosa avanza y se acaban los problemas para Choi Yun y la adorable Ah-Ri. Para el final dejarán a Jeong-Rok y Min-Suk, y la boda que imagino coronará la serie. Boda, todo sea dicho, que continúa allí donde lo había dejado en la reseña de la anterior entrega: lo especialicos que son los guionistas surkoreanos. Está claro que la relación del abogado y la jovencita es la que más nos ha conmovido, pero de ahí a convertirse en la primera de las bodas… va un trecho. Ni es creíble, ni mucho menos deseable tan precipitadamente ya que redunda en lo primero.
Sí, será bonito y emocionante, pero también fantasioso, tan exagerada como la reacción de Tae-San cuando el bueno de Choi Yun va a pedirle… no, rogarle por su amor. Mi experiencia personal, la real, la que va más allá de las películas y seriales y que se basa en mis días por aquellas tierras, me lleva a aseverar que los surkoreanos tienen el genio corto y los puños largos, pero esto roza el despropósito cuando en los últimos episodios nos han mostrado las dudas del arquitecto. ¿Es lógica su reacción? Me hubiese creído más que este se hubiese arrodillado junto a su amigo que ese puñetazo desleal.
Y por cierto, volviendo otra vez a la boda; decíamos que somos súper-felices al ver a Choi Yun y Ah-Ri, y que la boda será lo más -léase poniendo voz pija y ultra-hetero-sexual-, pero me sigue chirriando que ambos no se besen. Muchos abracitos de Osos Amorosos, pero poco de amor real.
Y ya que estamos con las pequeñas objeciones, vayamos con la última: el arranque. Tras algunos altibajos volvemos a tener un prólogo divertido, sin embargo ¿cómo se les ocurre situar a los ocho protagonistas juntos sabiendo que aún no se han resulto sus problemillas?
20º CAPITULO: Boda sí, pero no como era de esperar…
Los chicos se presentarán en la despedida de soltera de Ah-Ri tras una fachada de haber sido apuñalados por la espalda. Sus parejas los rechazarán con otra de falso orgullo, pero como no es más que eso, una apariencia, una postura fingida por ambas partes, la sangre no llegará al río, es más, servirá para limar asperezas entre Jeong-Rok y Min-Suk. A los días se celebrará la boda, y rebosante de felicidad Do-Jin de nuevo le propondrá matrimonio a I-Su, pero esta lo rechazará creyendo que no es más que el fruto de otra broma. Será tal el «tira y afloja» que la maestra comenzará a replantearse que el arquitecto solo está jugando con ella. Cuando este encima empiece a hacerse el interesante, su limitada percepción le hará creer además que Do-Jin está comenzando a distanciarse de ella. Y mientras la pareja vive un impass, Se-Ra retornará de un torneo de golf celebrado en el extranjero exhausta, tanto que hasta se desmayará en el aeropuerto…
Se acabó y ya los estoy echando de menos. Con lo que cuesta encontrar una buena serie y va se acaba una de las mejores. Pero bueno, dejemos las conclusiones para el final y vayamos con esta última entrega.
Para empezar decir que con lo esperada que era la boda ha resultado ser todo un fiasco. Más que una boda parecía un juramente de votos. Ni ha habido, según el caso, juez de paz o cura, ni entrada con marcha nupcial, ni banquete. Mucho menos, beso final. El vestido de novia era excesivamente sobrio, y todo ha pasado de tapadillo. Inexplicable.
Que sí, que sí, que no le pidamos peras al olmo y demos gracias de que todas las parejas han acabado bien, ahorrándonos algún susto, susto que han estado tentados en darnos por dos ocasiones salpicando a Choi Yun y Se-Ra, pero acostumbrados a los faustos del lugar, pensábamos en una boda a lo grande. En fin…
Junto a esto, otra objeción que le atribuiría al episodio sería otra vez la facilidad que tienen los guionistas de crear de la nada un conflicto. ¿Las dudas de I-Su no son un poco estúpidas cuando es ella la que ha estado siempre poniendo impedimentos? Y encima es la que se enfada…
Pero dejémonos de rollos que estamos de despedida. Para el final he dejado lo mejor.
Por un lado esa reconciliación entre Jeong-Rok y Min-Suk. Ya es apoteósico que suene el «Gangnam style» como fondo de la escena, pero que encima la sustituyan para que entre… ¡¡¡ «la Macarena» de «Los del Río» !!! ya es un orgasmo para los españolitos que vemos la serie.
Y por otro, ese número musical de despedida. ¡Ostras! No había visto algo tan encantador y fiel a la «High comedy» en un serial como esto. No digo más, pero a uno se le saltan las lágrimas de felicidad.
CONCLUSIONES:
Desde ya «A gentleman’s dignity» entra a formar parte de mis series favoritas. Quizás no alcance el puesto más alto de mi TOP 10 debido al inmovilismo en algunos capítulos -sigo diciendo que 16 entregas hubiese sido el tamaño ideal para la misma-, pero a todas luces es un producto fantástico y ya memorable, principalmente por tres razones:
La primera, porque va destinada a un tipo de público que no es el habitual. Ya no es solo la edad de los protagonistas, claramente enfocada a esa mediana edad que todavía se considera joven -un servidor por ejemplo- sino la perspectiva masculina que muchas veces prevalece sobre la femenina aunque estas tengan un mayor protagonismo en lo que a importancia de las situaciones presentadas se refiera; traduciendo: nadie puede tener queja ya que sus guionistas han buscado el equilibrio entre sexos.
La segunda razón sería el humor. Es cierto que hay situaciones graves, hasta dramáticas, pero nunca entrando en el terreno de la tragedia y siempre dispuestas a resolverse sin hacer padecer al espectador. Sus responsables han tenido claro que el motor de la serie es el humor y, si me lo permitís, el buen rollito, por lo que los planteamientos solo buscaban conmover, no herir. Para divertir han recurrido a todo tipo de estrategias y de humor: sobreactuación, situaciones ridículas, enredo, gags toons y hasta escatológicos; señas de identidad de la comedia surkoreana aquí acogida, como no paro de repetir, como estandarte. Que no haya ningún villano o elemento… oscuro también ayuda a crear una atmósfera sana.
La tercera, cómo no, viene representada por sus protagonistas. Hasta el momento no he visto ninguna serie con tanta estrella al frente de su reparto. No solo algunos de ellos ya han sido o pueden protagonizar una película en solitario, sino que aquí se empequeñecen para compartir estrellato. Y ya no es tanto el ejercicio de modestia como la demostración de que pueden interpretar cualquier personaje por mucho peligro que tenga de poner en riesgo su bagaje como actor «serio». Hablo sobre todo de Jang Dong-Gun. El galán aquí va de menos a más. Al principio sobrio y en su papel, pero luego va cogiendo ritmo hasta desatarse, olvidando cualquier postura convirtiéndose en un animal cómico de primera línea. En el otro extremo nos encontramos con Kim Su-Ro, un actor acostumbrado a las lides cómicas que por mor de un personaje más encorsetado se ve comedido en sus reacciones.
Sería injusto por otra parte, olvidarse a causa de esa carga de entretenimiento con la que siempre parecen impregnar a los capítulos sus guionistas, de la capacidad de conmover de la historia, pero pecando un tanto de generalista esto es algo tan innato ya en los seriales surkoreanos que no me importa restarle valor. Aquí encima si bien no dejan de ser emotivas, las situaciones en muchas ocasiones son un tanto artificiales, por lo que tenemos ya más excusas para no destacarlo como un elemento clave.
Respecto a esos otros ingredientes que no pueden faltar en un serial surkoreano como son los «rellenos» diremos que aquí no se notan tanto. Podemos quejarnos de que las relaciones y posteriores conflictos no avancen, pero en lugar de meter los clásicos «videoclips» o «flashbacks» aquí, a pesar del evidente vínculo de los protagonistas con el mundo de la música, no se explota. Es en cambio el humor y la conversión de la serie en una «sitcom» lo que remienda el agujero. Todo un punto a favor, sin olvidar ya que estamos, la espléndida Banda Sonora que disfruta la serie.
Y luego pasando ya a las chorradas, yo no sé cómo les resultarán los protas a las espectadoras, pero desde mi postura de «Macho Alfa», las heroínas del serial son de lo más atractivas que te puedes encontrar. Hasta la madura Min-Suk tiene una elegante sensualidad que ya quisieran algunas teenagers creídas. Y aunque por edad Ah-Ri entraría en este grupo, hay que ver lo sencilla que es esta jovencita; sencilla y guapa ya que para mí, de las cuatro es la que más me gusta.
Cambiando un poco de tercio decir que en Korea del Sur hay dos tipos de serie: las de restaurantes y las de cafeterías. Me explico. No hay K-Drama que no utilice estos locales como escenarios recurrentes, es decir, o bien para desarrollar sus argumentos o bien para pasarse la vida comiendo o bebiendo. Pues bien, «A gentleman’s dignity» es de las segundas. No solo uno de los patrocinadores es la cadena de cafeterías «Mango Six», sino que una larga serie de pubs, karaokes y salones de té ya anónimos pasan por delante de nuestros ojos.
Y ya que estamos hablando de escenarios que se repiten, a la ligera, a la serie la podríamos bautizar como «la serie de las fuentes». ¡Qué empeño en situar los encuentros de los personajes -no necesariamente en pareja- en parques y jardines con fuentes ornamentales de fondo! Esto, fuera ya de bromas, además de proporcionar un marco atractivo vincula la historia y sus personajes a un cierto estándar de lujo deseable y hasta cierto punto envidiable, algo que también se agradece.
Resumiendo, «A gentleman’s dignity» es en series de televisión lo que «Historias de Filadelfia» a la «High comedy» para el cine. Son palabras mayores, pero así es. Felicidad, humor y sentimiento sin miedo al qué dirán. No representa a los K-Dramas, pero ni falta que hace; lo que la hace diferente es lo que la hace grande. ¡¡ Queremos una segunda parte y la queremos ya !!