Siempre he defendido el producto hindú por encima de prejuicios ajenos e incluso de esas burlas provocadas por la ignorancia. Sí, amiguitos y amiguitas, hasta muchas veces he sido indulgente con las películas “Made in India”, vendiendo mejor una producción de lo que verdaderamente era, con tal de que algunos abran la mente y se adentren en este mundo tan atractivo y a la vez, a pesar de todo, desprestigiado.
Y con las “hermanas menores” de la más conocida Bollywood he sido aún más agresivo. De poco sirve que durante casi una década lleve explicando que por ejemplo los últimos fenómenos actioner de Mumbai tengan su origen en Chennai o Andhra Pradesh; el “exotismo” dentro del “exotismo” solo parece servir como excusa para exagerar los defectos, y mucho va a costar cambiar a la sociedad, ya no digo a distribuidores.
Pues bien, si yo como humilde paladín del cine de la India –lo de adalid lo dejo a gente con más experiencia y criterio que un servidor- vengo a deciros que esta “Anegan” es de lo peorcito que he visto en Kollywood… cómo será. Y está claro que como en toda industria cinematográfica el cine tamil tendrá su serie B que será mucho más mediocre que esta, pero teniendo en cuenta que “Anegan” es una serie A, una súper-producción, sus resultados se han de medir como tal.
Porque para empezar, el film tenía un director fiable como K. V. Anand, realizador de éxitos locales como “Ayan”, “Ko” y “Maattrraaan”, además de unos cuantos más como director de fotografía incluyendo producciones de origen hindi. Delante de las cámaras, por otro lado, contaba con Dhanush, uno de los jóvenes más populares y valorados de la cinematografía local con casi un centenar de películas a sus espaldas en tan solo una década de carrera. Pues bien, no sé si por cansancio o qué, pero ambos pierden los papeles en la película.
A Dhanush se le nota tan cansado como a su personaje. Desganado, parece protagonizar la película más por ser el yerno de Rajinikanth, ‘Dios’ hecho hombre en Kollywood, que por su dilatada trayectoria. Ni actuando ni bailando, es como si todo el rato estuviese cabreado por las pelucas que le hacen llevar, otro de los… “puntos fuertes” del film.
Pero antes de pasar a los detalles, terminemos con K. V. Anand que en parte, como también co-responsable del guión, nos ayudará a saber de qué pie cojea el film.
“Anegan” es una epopeya melodramática de estas de casi tres horas que tanto gusta en la región/país que se apoya en la sci-fi para estirar la morcilla y poder embrollar la historia sin que a alguien le coloreen la cara. Así, siguiendo la propia idiosincrasia y recorrido de su realizador, se nos sitúa ante una joven que recuerda cosas de sus vidas pasadas. Total, ¿qué mejor que los budistas e hinduistas para creer en la reencarnación?
Pues bien, la idea, como digo, ni es nueva ni de por sí mala, el problema es que aquí se ha juntado el hambre con las ganas de comer, es decir, no solo tienes a una protagonista –hablo del personaje, pobrecita Amyra Dastur- tan histriónica que uno quiere que le pase todas las desgracias que le acontecen sino que la historia hace que uno termine por pensar que todo le da lo mismo y que lo único que desea es que acabe. Porque una cosa es que ella tenga recuerdos pasados de sus otras vidas y otra que las casualidades se amontonen en tu presente. Así el WTF es continúo con situaciones y, lo que es peor, resoluciones que solo firmaría un mono borracho. Y no, no precisamente Jackie Chan… Y si solo fuese esto… al menos haría gracia; pero ni eso.
Decíamos que estábamos ante una gran producción, y así lo justifican los más de 5 millones de dólares de presupuesto, algo extraordinario para una producción de este origen. Pues bien, los efectos especiales son sencillamente ridículos. La escena en la que el coche de los protagonistas sale despedido por un puente es proporcionalmente vergonzante a su inversión. Y ya no es el propio accidente sino que un segundo después vemos otro coche pasar por el mismo lugar y hasta un ciego vería que está sobrepuesto. ¿Por qué? Misterios hindús…
La acción no es muy abundante y nada que no hayamos visto en otras producciones: el héroe impertérrito y los malos, carne de cañón. Sus puñetazos y patadas demoledores aunque a veces se denote que el golpe nunca llega a su objetivo, y las piruetas abusando del cable, sobre todo cuando planea en dirección al incauto de turno. De todas formas ya os digo que no os emocionéis, que solo hay un par de peleas y tampoco muy brillantes. Eso sí, para ‘recordar de por vida’ la escena en la que el héroe cree poder parar un camión…
Y para acabar, como siempre, la ‘Sección de Coros y Danzas’. Aquí nos encontramos con una Banda Sonora claramente inclinada hacia los temas románticos, siendo muchos de ellos simples videoclips. Así de los números musicales propiamente dichos, los movidos, solo tendremos tres o cuatro, y algunos sumamente pobres. ¡Quién te ha visto y quién te ve! Con solo pensar en aquellas majestuosas representaciones del citado Rajinikanth, el cuál por cierto como no podía ser de otra manera sale en algunos pósters de fondo, ya es para ponerse a llorar… Solo “Danga Maari Oodhari” tiene un poco de más espectacularidad por número de bailarines, pero la letra de la canción… Intenta ser ejemplarizante y termina siendo completamente lo contrario. Madre mía… ¡un narcocorrido hindú!
Resumiendo, “Anegan” es una película que cae en todos los –malos- tópicos del país. Por momentos aburre y por momentos da vergüenza ajena, pero siempre, siempre, se hace larga. Si quieres empezar con Kollywood, de rodillas te lo pido: no escojas esta. Gracias.
Madhumitha es una joven que tiene unas extrañas alucinaciones que ella achaca a recuerdos de otras vidas. Un día en su trabajo coincidirá con Ashwin y en él reconocerá al joven que le ha acompañado en todas sus anteriores vidas. Este al principio la tomará por loca, pero luego, cuando comiencen a ocurrir extraños fenómenos, empezará a creerla.
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