
BREVE RESUMEN DE LOS 11 PRIMEROS EPISODIOS:
Jo Jae-Hee es un arquitecto de éxito pero como todo genio es un poco, mucho en éste caso, excéntrico. Maniático del orden y de la limpieza, su individualismo lo ha convertido en un huraño solitario. Es tal su egocentrismo que con él solo pueden trabajar su Manager Ki-Ran a la cual conoció mientras estudiaban en la Universidad y un joven ayudante que lo aguanta con tal de crecer profesionalmente. Un día el trastorno que le causará su nueva vecina, una joven que se encargará del piso de su tío mientras éste se encuentra ausente, terminará siéndole de gran ayuda cuando, víctima de un ataque intestinal, ésta llame a una ambulancia y lo acompañe al hospital. Allí conocerá a una compañera de su cuñado, la Doctora Mun-Jung, otra solterona a la que su padre quiere ver casada. Los continuos achaques convertirán la visita de Jae-Hee a la Doctora en casi una rutina, rutina que terminará transformándose en amistad. Cuando los padres de uno y otra se conozcan verán la oportunidad que siempre han esperado: casar a sus hijos. Convirtiéndose en particulares Celestinas ambos obligaran a que la pareja intime, cuestión no del todo muy sencilla dada la obstinación de los mismos. Sin embargo en realidad el obstáculo que se encontrarán estos no serán sus sentimientos sino los de terceros. Y es que es curioso, pero para un hombre que parecía que se iba a pasar la vida solo, ahora le salen «pretendientas» por doquier…
12º CAPITULO: Sustos para todos los gustos.
La declaración de Mun-Jung será correspondida por Jae-Hee tras la lógica reflexión; lo malo es que éste terminará estropeando el asunto haciendo gala otra vez de un egocentrismo supino. Como es normal la Doctora terminará dolida rechazando a éste. Mientras Yu-Jin sigue acobardada por el acosador que la sigue, tanto que no dudará en pedirle a Jae-Hee que le acompañe cada vez que salga del trabajo como pago a un favor pasado. Sin embargo el acoso seguirá y tras atar cabos la jovencita finalmente encontrará a un sospechoso. Mun-Jung se presentará voluntaria para investigar pero con miedo de que a ésta le pase algo Yu-Jin le rogará a Jae-Hee que la acompañe. No irán desencaminados pero sin pruebas no podrán hacer nada. Cuando las dos amigas al día siguiente vayan a visitar un piso para que la dependienta lo alquile, les asaltará el sospechoso. Gracias a la desconfianza de Jae-Hee lograrán salir del paso. La resolución de todo el susto será sorprendente…
Aunque algo forzado – demasiada sobreactuación por parte del protagonista – el episodio de hoy se sale de la línea habitual para ofrecernos una entrega cargada de tensión. Casi uno no se cree nada de lo que le están contando esperando que al final se resuelva de una manera cómica, pero no, cómica no pero sí que sorprendente; no cuento nada para no destriparlo pero vaya final. Y parecía todo dicho.
Por lo demás, poco; no me gusta, como he dicho, el grado de excentricidad que muestra el protagonista hoy y tampoco la tristeza de la Manager Ki-Ran. Por mucho que desee que Jae-Hee y Mun-Jung terminen juntos, no me agrada ver a la pobre arquitecta sufrir por el protagonista. Sé que los guionistas se encargarán de darle un buen final pero… ¡¡¡ cuando antes mejor ¡¡¡.
13º CAPITULO: Tiempo de crisis.
Finalmente Yu-Jin aparcará el asunto como una ocurrencia extraña, algo de lo que se sentirá aliviada Mun-Jung. Sin embargo ésta sigue enfadada con el arquitecto y cuando vaya a la consulta lo tratará con frialdad a pesar de que Jae-Hee acude a ella buscando consejo. Amargado se refugiará en su cuñado y éste le dará las pistas para comenzar a conquistarla. El primer paso será invitarla a cenar. La Doctora acudirá esperanzada y todo parecerá ir a las mil maravillas con declaración inclusive hasta que otra vez se ponga en juego la independencia de uno y otro. La velada acabará tristemente mal. Los días pasarán y Jae-Hee víctima de la preocupación irá enfermando. Cuando se decida finalmente a visitar a la Doctora descubrirá que ésta ha dado orden de que le asignen otro médico, algo que lo herirá profundamente; tanto que se dejará llevar hasta límites peligrosos para su salud.
Episodio traumático a pesar de que su inicio parecía señalar lo contrario. Y es que pasamos de una velada mágica donde parece que finalmente la pareja va a llegar incluso a besarse a una separación con drásticas consecuencias.
Sí, por otro lado es cierto que uno puede adivinar que esa magia va a desvanecerse a tenor del carácter del protagonista pero de ahí a pensar que las cosas se pueden poner tan feas, va un trecho. En todo caso, como suele ocurrir siempre, después de la tormenta viene la calma y seguro que nos espera la mejor de las reconciliaciones.
Por otra parte hay que volver a incidir en la labor que está jugando Ki-Ran. Hoy se alza como el mejor personaje del episodio ya que superada su crisis aquí abre su corazón a Mun-Jung aceptando su derrota y defendiendo sin rencor a Jae-Hee. Esto es lo que diferencia a una serie 10 de otras con solo aspiraciones de telenovela.
Por último, una de anécdotas. ¿Para que llama Jae-Hee por teléfono a Mun-Jung si pueden tranquilamente conversar mediante el ordenador?. Una cosa es que ella no tenga videocámara y otra, altavoces…
14º CAPITULO: Para ir acabando, enredos y complicaciones.
En el hospital Jae-Hee se reconciliará con la doctora volviendo su atípica relación a la normalidad. Sin embargo a la pareja le surgirá un problema: Yu-Jin romperá con Hyeon-Gyu confesándole que se ha enamorado de otro hombre. Esa misma noche, la jovencita se declarará al arquitecto pero éste se creerá que se refiere a Sanggu enredando mas el asunto correspondiéndole. La felicidad de Yu-Jin será tal que no podrá esperar a contárselo a su amiga Mun-Jung, sorprendiéndola cuando ésta le cuente el caso. La Doctora no tendrá otro remedio que confesarle su relación con Jae-Hee lo que provocará en la dependienta una gran confusión. Mientras, Hyeon-Gyu víctima de otro malentendido se enterará de que es su jefe a quien ahora Yu-Jin quiere. Esto unido a un desgraciado accidente en el trabajo le conducirá a cometer una tontería. Finalmente Yu-Jin se dará cuenta de su error pero ya será demasiado tarde…
Sorpresa, se acerca el final y el tono de la serie se vuelve oscuro y con intenciones algo cuestionables. Los sentimientos han tomado el relevo a las risas y son varias las ocasiones en éste episodio en las que las lágrimas amanzanan con surgir.
Con esto no digo que el episodio sea malo solo que rompe un tanto la sintonía que llevábamos acercándose peligrosamente a esa maldición que se cierne sobre las series surkoreanas que provoca que muchas de ellas no acaben como a uno le gustaría.
Y poco mas esperando que todo se resuelva placenteramente y ningún personaje salga perjudicado sentimentalmente.
15º CAPITULO: Extraño interludio.
A Jae-Hee le salvará Mun-Jung cual campana en un combate de boxeo ante la desmesurada muestra de afecto – declaración – de Yu-Jin. Afortunadamente todo volverá a su cauce. Al día siguiente el arquitecto junto a Hyeon-Gyu y Ki-Ran visitarán a un prestigioso artista que pretende que estos le renueven el estudio. Allí se encontrarán por sorpresa con Yu-Jin que trasladada a su nuevo hogar ha acudido a la fiesta acompañando a su amiga y curiosamente a Mun Seok-Hwan. El encuentro provocará que la jovencita coincida con Hyeon-Gyu confesándose y pidiéndole disculpas. A la mañana siguiente Yu-Jin comenzará a recibir impertinentes llamadas del artista que se ha encaprichado de ella. Fortuitamente se enterará Mun-Jung llegando naturalmente a oídos de Jae-Hee. Molesto por el proceder del pintor decidirá abandonar el proyecto teniendo Ki-Ran que pedirle ayuda a la Doctora para hacerle cambiar de opinión.
El episodio de hoy nos deja un tanto fríos ya que cercanos a su desenlace la trama de hoy no parece señalar al cercano final; resulta tan «de relleno» que incluso impide que lo disculpemos acudiendo a ese tópico de dar unos pasos hacia atrás para coger carrerilla. Espero que no sea una señal de esa maldición que ya apuntaba en el anterior episodio.
Por otra parte y dejándonos de reflexiones basadas en suposiciones hay que decir que parece ir a contranatura la reacción del padre de Mun-Jung, demasiado extremista y con poca relación con lo mostrado por su carácter en entregas precedentes.
Tampoco me gusta la posición en la que se ha quedado Yu-Jin ya que aunque termine – supuestamente otra vez – junto a Hyeon-Gyu, resultará ciertamente precipitado. Se ha echado a faltar algo de presencia del ayudante del protagonista no tanto por ocupación de pantalla sino por cometido; no hubiese estado mal mostrar un poco de pesar ante la traición de su pareja y no tan solo esa rabieta del anterior capítulo.
Para terminar, dos reflexiones. Una, muy bueno el sentido que se da a Mun-Jung dejando que el arquitecto decore su hogar para así propiciar que se sienta «como en casa» pensando en un futuro y dos, mas como anécdota, el tronchante modelito de Sanggu con gorrita y mochila a cuestas incluida.
16º CAPITULO: ¿Y fueron felices y comieron perdices… ?.
La irrupción de Mun-Jung en el hogar de Jae-Hee será traumática para el arquitecto. No dejará de vigilarla para que no desordene nada y la doctora, perspicaz como la que mas le propondrá establecer unas reglas para que la convivencia en común sea mas asumible para ambos. Mientras que estos aprenden a soportarse, Hyeon-Gyu henchido de satisfacción tras ser reconocido su trabajo en el estudio querrá compartir su alegría con Yu-Jin. La charla le hará ver a la jovencita la vida de otra manera, comprendiendo que la separación de aquellos que la quieren solo consigue hacerle mas daño. Mun-Jung por su parte querrá confesarle a su padre que aún sigue con Jae-Hee pero lo único que conseguirá es que éste plante la sombra de una duda. Cuando ésta se la plantee a su vez al arquitecto se abrirá entre ellos un abismo tan grande que uno desaparecerá dos semanas y la otra se irá a trabajar a un hospital fuera de Seúl. A la vuelta Jae-Hee comprenderá que una vez abandonada su soledad no puede parar el tren de sus sentimientos por otra vez querer vivir ajeno a los demás.
Buen colofón pero no redondo. Se ha obviado dar una resolución a los personajes secundarios dejando a cada cual que invente un futuro para estos e incluso desde cierto punto de vista para los protagonistas.
Pero en resumidas cuentas el capítulo final resulta satisfactorio tanto por las muchas sensaciones que despierta – el que se haya sentido atraído por su historia y personajes no podrá eludir soltar una lagrimilla – como por algunos detalles especialmente reservados para ésta entrega.
Por ejemplo, esa animación de fondo en plan Disney para reflejar la felicidad del protagonista tras la primera noche en común con Mun-Jung, esa canción en el momento mas importante del episodio por parte de Kim Gun-Mo, el cual hay que recordar hace dos cameos de lujo en la propia serie (por cierto, es raro: la canción no figura en la Banda Sonora) o esa imagen de Sanggu tan disparatada… hacen que el conjunto haga los honores a un último episodio que nos deja con esa extraña sensación que producen las buenas series: que echaremos de menos a sus protagonistas.
P.D.: Esperar como siempre a que acaben los títulos de crédito para ver en ésta ocasión no el acostumbrado gag sino el verdadero final de la serie.
CONCLUSIONES:
Al final me ha dado la sensación de que a pesar de que la serie es absolutamente redonda, le sobraba el episodio 15 y mas cuando hay asuntos por cerrar. Por esa razón y solo por esa, «The man who can’t get married» no se ha convertido en mi serie favorita. Eso sí, la medalla de plata la tiene asegurada.
Y es que son tantas las razones para adorar ésta serie que es difícil resumirlas. Aún así, lo intentaré.
– Lo primero, el humor. La serie nunca ha tenido la voluntad de dramatizar buscando esa trascendencia con la que los cineastas/realizadores surkoreanos quieren dotar a sus obras cuando acogen una comedia sin darse cuenta de que infravaloran al género. Kim Jeong-Gyu se descubre como un director al que se le nota que le gusta lo que hace sin menospreciar lo que tiene entre manos. Así la serie se centra en hacer feliz al espectador sin perderse en otros menesteres que desvíen el objetivo. Por otro lado, «The man who can’t get married» te hará reír, mayoritariamente sonreír, pero es el conjunto, esa atmósfera desenfadada, la que «contamina» a todos sus elementos convirtiéndolo en algo casi mágico.
– En esto tienen mucho que decir sus personajes y protagonistas. No solo ponen su granito de arena sino que se sienten parte del proyecto haciendo que el mismo suba enteros. La química entre la pareja protagonista es fabulosa y ambos se muestran como las estrellas que son.
– Uhm Jung-Hwa no solo es una estrella dentro del panorama musical surkoreano con 20 años de carrera a sus espaldas sino que interpretativamente ha crecido a niveles tan elevados que en éste 2009 ha sido requerida para participar hasta en tres producciones como la bate-records «Haeundae», «Five Senses of Eros» e «Insadong Scandal», además de ésta producción que reseñamos. Dejando de lado su popularidad, Jung-Hwa es un animal interpretativo y mas concretamente un camaleón ya que no solo – bromas aparte – no le hace ascos a ningún papel sino que los borda. Aquí resulta el personaje mas creíble y encantador, por encima del protagonismo destacado de su compañero de reparto.
– Sobre éste, Ji Jin-Hee, no se puede decir que lo haga mal, al revés, solo que se encuentra demasiado limitado en cuanto a registros se refiere a causa del peculiar carácter de su personaje. Eso sí, divertido es un rato y hasta se le puede perdonar la sobreactuación debido a ese tono cómico que en ocasiones le obliga a exagerar. Al igual que Jung-Hwa, Jin-Hee se muestra como un actor polivalente tocándole en ésta ocasión el personaje mas histriónico de su carrera tras verlo por ejemplo bailar y cantar en «Perhaps love» o como héroe de acción en la fallida – no por su culpa – «Soo».
– El resto de personajes, correctos volviendo a incidir en lo plausible de no tener ningún personaje negativo que pueda estropear la atmósfera. Por destacar algo, señalaremos a Hyeon-Gyu/Yu Ah-In por distanciarse un tanto del joven arquetipo de series – aunque no comulgue con su vestuario – y a ese «invitado sorpresa» que es Sanggu, y es que nadie esperaba a un chihuhua como un personaje mas.
– Obviando el argumento hay que alabar la sensibilidad puesta sobre una problemática como la de los solteros «maduritos» en el país, trasladándose como un mal generalizado sino universalizado. Se nota que saben de que hablan.
– Para terminar decir que las sensaciones son tan buenas que hasta la banda sonora pasa inadvertida, elemento que habitualmente en la producción televisiva surkoreana suele brillar como un factor a favor mas. No digo que sea mala, al contrario la elección de temas no solo es excelente sino idónea con la intervención incluso de los protagonistas, solo que la acción es tan buena que uno ni tiene tiempo para pensar en ella. Eso sí, en un reproductor mp3 y ya aislada de las imágenes resulta como he dicho, excelente.
– Resumiendo, «The man who can’t get married» es una serie imprescindible; dirigida para un espectro de público muy diferente de lo que es normal en la península pero con un objetivo tan claro de divertir y hacer feliz que no se desvía hasta conseguirlo. Comedia romántica sí, pero con el comedia en mayúsculas.
