Im Yoon-Ah (Goodbye Ani), conocida como YoonA, una de las integrantes del grupo de Kpop «Girl’s Generation», se une al reparto de la película de nombre «Cooperation» que dirige Kim Sung-Hoon (A Wonderful Moment). El film está protagonizado por Hyun Bin (The Fatal Encounter/Late Autumn/A Millionaire’s First Love) y Yoo Hae Jin (Veteran/Pirates/The Unjust). El argumento va sobre una investigación criminal conjunta entre Corea del Sur y Corea del Norte.
Yuna
THE PRIME MINISTER AND I (III) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 13 al 17) de 17. FIN
BREVE RESUMEN DE SUS 12 PRIMEROS CAPÍTULOS:
Kwon Yul es el padre de tres niños. Viudo, su profesión como político no le permite prestar mucha atención a sus hijos. La situación empeorará cuando el Presidente de la Republica vea en él al perfecto candidato para convertirse en el nuevo Primer Ministro tras los fracasos de una serie de políticos corruptos. Y es que la imagen que de él tiene la opinión pública es de un burócrata joven, trabajador y sobre todo integro. Sin embargo Kwon Yul tiene los enemigos metidos en casa, ya que su cuñado le echa la culpa de la muerte de su hermana. Así, aún siendo ministro dentro del mismo gabinete, intentará boicotearlo por todos los medios. Un día, Kwon Yul tendrá un malentendido con una joven periodista de la prensa rosa, Da Jung, y el único remedio que tendrán para salir del entuerto será hacer creer a todo el mundo que son pareja. Cuando esta se entere de que la muerte de su padre está próxima, aprovechará la coyuntura para pedirle a Kwon Yul que se case con ella para así cumplir el sueño de su padre de verla casada. El político accederá, y poco a poco la mentira se convertirá en realidad cuando vayan enamorándose. Sin embargo su felicidad no será completa ya que están rodeados de traidores, entre ellos, el propio secretario de Kwon Yul que cree que su jefe es el culpable del accidente que dejó en estado vegetativo a su hermano cuando viajaba en coche junto a su amante, la propia esposa del Primer Ministro que falleció en dicho accidente.
13º CAPITULO: Confesiones.
Antes de poner en marcha su plan contra Kwon Yul, el Manager Kang In-Ho decidirá investigar un poco tras la «aparición» de la que ha sido testigo. Y mientras este sigue con sus averiguaciones, el Primer Ministro quedará con Da Jung en su antiguo colegio para hacerle una confesión. La misma tendrá muchos matices, y aunque su objetivo sea otra vez desanimar a la jovencita esta afrontará las palabras del Primer Ministro como un desafío. Al margen de las tribulaciones del trío, la secretaria Seo Hye-Ju se reunirá con el ya ex-ministro Jun-Gi para hablar como simples amigos. Este, libre de todo compromiso como la propia ejecutiva, le propondrá empezar de nuevo de cero. Y así, cuando Kwon Yul acuda a «La casa azul», recibirá la sorpresa de que su cuñado ha pasado a formar parte de la Secretaría de Asuntos Políticos con Seo Hye-Ju como su asistente. No obstante no será la última sorpresa ya que In-Ho encontrará finalmente al «fantasma» que andaba buscando: Na Young, la esposa desaparecida de Kwon Yul…
Episodio estupendo aunque algo -demasiado…- tramposo. Tramposo porque para empezar, hemos pasado de «esposa fallecida en accidente» a «esposa desaparecida». Los guionistas han modificado el status de la pareja del protagonista sobre la marcha para poder encajar las piezas y que no resulte todavía aún más increíble la explicación que nos den de la reaparición de esta. ¿Tan tontos nos creen?
Y luego, uno de los mayores defectos de los guionistas del lugar: lo melodramáticos que son estos. Está claro que un hombre se puede culpar de los males que afectaron a una relación pasada, que se responsabilice del distanciamiento de su esposa, es más, resulta muy creíble que siendo un político tuviese más o menos abandonada a su mujer. Pero de ahí a que esta además sea madre de tres hijos -encima hay que pensar que cinco años atrás dos de sus hijos, uno sería un bebé y otra tendría pocos años sino meses- y diga que se siente sola, va un trecho. La «abandonada» esposa para mí pasaría a ser una irresponsable, y por mucho que quieran pintarnos a un cabeza de familia sacrificado, torturado casi mártir, le dan suficientes motivos a Da Jung para que esta pudiera rebatirle y hacer entrar en razón a Kwon Yul, restándole parte o toda la culpa. Pero claro, esto es Hollywood… digo, Korea del sur, donde los hombres/galanes siempre tienen que cargar con un pesar para que las mujeres osadas y determinadas salven la relación.
Y ya no es un estereotipo, pues a los asiáticos como a medio mundo les gusta también el romanticismo clásico donde el hombre es el que lleva la voz cantante, pero es cierto que en muchas ocasiones a estos -más bien a estas- les gusta la figura de la mujer que lucha por su amor.
Para completar los comentarios sobre el episodio, decir que hasta nos encontramos con un nuevo tema musical elevando la cifra total de la banda sonora hasta tres, algo todavía alejado de la media del país, pero un claro indicio de la buena salud de la serie. Lástima que haya sido en su parte final.
14º CAPITULO: Sube la temperatura.
El secretario Kang In-Ho asistirá anonadado a la confesión de Na-Young. Será tal el shock que enfermará. Tendrá que ser una siempre dispuesta a ayudar Da Jung la que acuda a su casa para cuidarlo. Allí será cuando, por un descuido, vea una foto de la supuestamente fallecida esposa del Primer Ministro, comenzando a sospechar que In-Ho oculta algo a pesar de que la excusa que le dará este es bastante creíble. Cuando la joven vuelva junto a Kwon Yul, le esperará una grata sorpresa ya que le comunicará que al día siguiente la acompañará a ver a su padre. Una vez en la residencia el político le dirá a su suegro que en pocos días se lo llevará a su casa, ya que quiere ver feliz a su «esposa», nunca mejor dicho ya que Kwon Yul le propondrá a Da Jung casarse de nuevo con ella, ahora de verdad. Por el camino, el Primer Ministro hará un descubrimiento clave. Pero no será el único ya que Da Jung se llevará la sorpresa de su vida…
Madre mía, tanto quejarme de falta de contenido y esto evoluciona cada vez mejor. Lo curioso es que contrariamente a mis gustos lo hace basándose en el drama y no en el humor. Pero por partes, nunca mejor dicho ya que esta entrega se divide claramente en dos, una primera donde todo transcurre como la seda, con algún descubrimiento sorpresivo eso sí, pero donde se respira felicidad, y una segunda, a partir del minuto 30, que cambiará radicalmente ofreciéndonos un tour de force sentimental del que será difícil escapar.
Para empezar, ese encuentro entre In-Ho y Na-Young. Increíble. Se puede cortar con un cuchillo la tensión entre ambos, pero no por ver cuál de ellos gana el duelo, al revés, sino por ver cuál de los dos sufre más, es más mártir. Y con razón. Muy en la línea de lo que decía en el anterior capítulo, Na-Young se confiesa como una mala madre, y con el corazón en la mano es imposible reprocharle nada.
Por otro lado, me encanta esa «brecha» abierta entre el propio In-Ho -protagonista del capítulo de hoy- y su jefe. Y es que por mucho de que hayamos servido de títeres de los guionistas sufriendo ese amago/manipulación con el engaño de Kwon Yul, las posteriores reacciones de los personajes compensan ese truco. El papel secundario de la secretaria Seo Hye-Ju, aunque poco importante en este caso, refuerza la imagen de que nuestros héroes no están solos. Por cierto, no me gustaba, pero In-Ho ha terminado por ganarme, gracias sobre todo a la interpretación de Yun Si-Yun.
Y para acabar, ese final descorazonador. Algo artificial si nos limitamos a esa cafetería con Hye-Ju preguntándole a In-Ho: «¿Qué es eso que he oído, Na-Young está viva»?, pero dejando a un lado licencias argumentales espero que necesarias, se nos caerá el alma a los pies. Emoción a flor de piel y tristeza supina. Por suerte, esto es una comedia y todo acabará bien… Espero.
15º CAPITULO: No todo iban a ser sinsabores.
El futuro de Kwon Yul se ve cada vez más oscuro: no solo es el único que no sabe que su esposa en realidad está viva sino que encima su cuñado ha convencido al Presidente de la República para que lo releve en el cargo a causa de la investigación que le está haciendo a las empresas de su suegro. Lo peor es que la secretaria Seo Hye-Ju está siendo también el objeto de las sospechas del ex-ministro por lo que tampoco podrá ayudar a Kwon Yul al quedar al margen de las maquinaciones de este. Por su parte Da Jung no podrá quitarse de la cabeza el regreso de Na-Young de tal manera que le dirá a In-Ho que quiere hablar con ella; a pesar de la negativa del joven, este no tendrá otro remedio y concertará una reunión. Allí la periodista le invitará a que vuelva a ocupar el lugar que le corresponde. Y mientras todo ello ocurre, finalmente Hye-Ju descubrirá las verdaderas intenciones de su nuevo jefe, no teniendo otra salida que confesarle que su hermana está viva. Pero no será el único sorprendido ya que Da Jung culminará su plan reuniendo por sorpresa a Kwon Yul y Na-Young…
La tensión, el drama y los sentimientos a flor de piel siguen presentes en otro de los momentos álgidos de la serie, lo que me lleva a pensar que quedando todavía dos capítulos para zanjar la misma, algo de relleno nos van a meter. ¡Con lo bien que lo estaban llevando hasta el momento…!
Porque para empezar, ya casi todos los interlocutores se han enterado del «regreso» de Na-Young. Es cierto que faltan los niños, pero no creo que esto dé para más de un capítulo.
Por otro lado, ese desenlace me lo esperaba en la siguiente entrega. Con la decisión de Kwon Yul, aunque deseada para aliviar algo la carga dramática a la que estábamos siendo sometidos, se le ha restado algo de ese suspense que cabía esperar con la llegada de la nueva situación, pero bueno, como decía, todo sea por contentar al espectador y ofrecer uno de esos rescates de caballero de brillante armadura que tanto nos gustan.
Y por si faltase algo, también se nos ha adelantado la redención del personaje de Jun-Gi con lo que juntando todo lo dicho, uno se queda con la imagen de que todo se podría resolver en el siguiente capítulo. Sabiendo encima que inicialmente iba a tener dieciséis capítulos y que a posteriori se le sumó uno más, no dejamos de tener la impresión de que el relleno va a estar presente sí o sí.
Por último, un deseo. Espero que ese repentino «enfriamiento» del padre de Da Jung no se traduzca en un empeoramiento de su salud y una posterior… muerte que nos haga inundar los salones de nuestras casas. Porque una cosa es tragar con el relleno, y otra que encima este sea a costa de nuestros sentimientos…
16º CAPITULO: Melancolía.
A pesar de la determinación de Kwon Yul, Da Jung le insistirá que lo mejor es salir de su vida, de hecho se inventará una mentira con la que intentará hacerle creer que ahora lo que quiere es ser libre. El político no la creerá, pero tiene otros problemas con los que lidiar, como por ejemplo, la intención de su partido de deponerlo del puesto. Para su sorpresa, será Jun-Gi el que intercederá por él, sin embargo no será gratis ya que su cuñado le pedirá que vuelva junto a Na-Young. Como Kwon Yul ya se había reunido con su recuperada mujer, le contará lo que habían acordado: que le permitirá volver a ver a sus hijos, pero que nunca más será su esposa. La mala suerte hará que Wu-Ri los oiga enterándose de la repentina «resucitación» de su madre. Padre e hijo conversarán, y este le dirá que no quiere hablar con ella, que si los abandonó, ahora está muy bien así y que no les hace falta. Fuera de asuntos familiares, Kwon Yul intentará por última vez convencer a Da Jung, pero esta volverá a darle calabazas. Harto de estar siempre a merced de unos y otros, y dispuesto a coger de una vez por todas el toro por los cuernos, Kwon Yul le presentará su dimisión al Presidente de la República.
Bueno, algunos de mis temores se han confirmado, pero en líneas generales estamos ante un buen capítulo.
Para empezar, como nos olíamos, el estado de salud del padre de Da Jung ha empeorado y ya nos están predisponiendo para lo peor. Su figura ha sido desde el inicio de la serie la más entrañable, y hoy incluso nos amenazarán con que soltemos alguna lagrimilla cuando los hijos de Kwon Yul le hagan una visita en el hospital. Yo ya preparo el pañuelo y el mocho, por si acaso…
Luego, en lo referente a los «rellenos», pues sí, el episodio peca un tanto de ello. Por ejemplo, la insistencia de Kwon Yul y la resistencia de Da Jung. Hasta en tres ocasiones nos encontramos con esta situación resultando un tanto… pues eso, de relleno.
Por otro lado, me gusta la reacción de Wu-Ri, dura y exenta del melodramatismo reinante en el género. Sabemos que es artificial, pero también que paradójicamente es lo más cercano a la realidad. Y es que por mucho que duela, una madre es una madre.
Y si bien el mayor de los hijos del Primer Ministro actúa maduramente, su tío con esa petición a su cuñado peca de egoísta y de poco congruente. Se redime poniéndose a favor de este, ¿pero luego va a pedirle que vuelva junto a Na-Young? Lo que debería es haberle leído las cuarenta a su hermanita.
Pero la palma se la lleva In-Ho. ¡Qué pesado con Da Jung! Tanto mirar por los intereses de la jovencita y sigue haciéndoselas pasar &$»@ con su empecinamiento de que salga con ella. ¡A tomar por saco ya!
Ahora a esperar a ver cómo lo resuelven: o en plan «Happy End» o en plan «Soy surkoreano y para mí solo existe la amargura».
17º CAPÍTULO: 100% filosofía surkoreana.
A pesar de reconocer a su madre, Wu-Ri la rechazará, diciendo delante de ella y de sus hermanos, que cómo va a ser aquella su madre si esta murió hace unos años. Na-Young, dolida, creerá que la causa de todo aquello responde a que Kwon Yul le ha contado a su hijo tanto su indiferencia estos años como su aventura extramatrimonial. Así se reunirá con este, averiguando que no es verdad y que lo único que necesita es tiempo para que su hijo mayor la perdone. Ajena a los problemas de la familia Kwon, Da Jung comprobará cómo poco a poco su padre va apagándose, pero aún tendrá fuerzas para reprenderla cuando, encontrando por casualidad el diario de su hija, lea que su matrimonio con el Primer Ministro ha sido una completa farsa. Esta se disculpará diciendo que ambos están ahora realmente enamorados, pero el anciano no solo se enfadará por haber sido víctima de aquel engaño sino que se echará la culpa de todo el embrollo. Al día siguiente, Wu-Ri decidirá finalmente perdonar a su madre, la única buena noticia que recibiremos ya que tanto su padre abandonará el cargo como Da Jung decidirá cambiar el rumbo de su vida.
Se acabó, y aunque suene un poco pretencioso, he acertado en todo. No puedo explayarme sin -como en el resumen del episodio- destripar nada, pero me produce una sensación agridulce.
Dulce porque personalmente me confirma que ya conozco suficientemente bien la idiosincrasia surkoreana como para adivinar cuáles son los pasos que van a dar, y agria por su propio desenlace, que se ajusta a esa filosofía tan suya de impedir ser felices a toda costa.
Por lo demás, episodio extremadamente sentimental y exprimido al máximo, sin más objeciones que las comentadas en el anterior párrafo. Si acaso, aplaudir de nuevo la reacción de Wu-Ri y lo bien hilado que está su cambio de opinión. Yo lo hubiese resuelto de otra manera para evitar… el trago, pero… dónde manda patrón, no manda marinero.
CONCLUSIONES:
«The Prime Minister and me» ha sido una serie que ha ido de menos a más. Pero que se me entienda, del notable al sobresaliente. Solo los titubeos, esa indecisión que conllevaba que la misma serie no se definiese, han provocado que finalmente no se convirtiese en una referencia para series venideras. Y es que las referencias, fueron su talón de Aquiles.
Porque para empezar teníamos en la cabeza, tanto nosotros como los guionistas, los seriales con madrastra como protagonista, y esto jugó en su contra.
Por otro lado, la actualidad política no le ha ayudado tampoco. Nos dibujaban un Primer Ministro íntegro y al costado del pueblo, y si bien corrían el riesgo de no resultar creíble han terminado por, contrariamente, quedarse cortos. No puedes empezar una cruzada y quedarte a mitad de camino, y más con las ansias de buenos políticos que tiene esta sociedad actual.
Así, ante el miedo que conllevaba caer en los tópicos y malos chistes de los seriales de madrastra o cargar las tintas en la componente social y política, sus guionistas eligieron tomar el camino del drama y los males del corazón, del melodrama, por lo que además de perder la etiqueta de comedia romántica perdimos al mejor Lee Beom-Su.
El que esperase a un Beom-Su divertido y magistral -literalmente ya que fue docente de comediantes de la talla de Ha Jeong-Wu- que se vaya olvidando; aquí está serio y en plan galán, algo que si bien no es malo dada su categoría interpretativa, implica haberte dejado por el camino una de tus bazas. Al menos, la parte buena es haberte encontrado una «actoraza » como Yuna.
Y es que «The Prime Minister and me» ha terminado por convertirse en una bomba sentimental digna del mejor culebrón. Malo o bueno, no sé, eso dependerá del gusto de cada uno, pero muy diferente de lo que apuntaba al principio.
Pasando ya los detalles destacar el poco peso, en comparación con otras series surkoreanas, de los secundarios. Secundarios, porque paradójicamente algunos de los que tendrían que estar destinados a esta función/rol como es el caso del secretario In-Ho, adquieren en ocasiones demasiado protagonismo. Excesivo a mi gusto. El favoritismo de los guionistas por los actores jóvenes para congraciarse con el público adolescente es una plaga que sigue sin atajarse.
La música tampoco tiene un papel prominente. De hecho solo encontramos tres canciones cantadas en su banda sonora, y eso que cuenta con dos primeras espadas en este apartado en su reparto. La parte buena es que a cambio no tendremos rellenos en forma de esos clásicos videoclips.
Por último, la chorrada -y no tanto…- de turno: los protagonistas al principio de la serie se dan en un par de ocasiones un beso accidentalmente u obligados por la situación. Sin embargo una vez van avanzando en la relación y enamorándose realmente, se olvidan de mostrárnoslos tan cariñosos. Significativo siendo como es un producto que depende tanto del «tú a tú». Sentimiento sí, pero pasión…
Resumiendo, «The Prime Mister and me» es una de esas series «diésel», que va cogiendo fuerza poco a poco hasta lograr ponerte el corazón en un puño. El problema es que intentando eludir tópicos, resulta igualmente previsible. Sobresaliente pero no excelente.
THE PRIME MINISTER AND I (II) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 7 al 12) de 17
BREVE RESUMEN DE SUS 6 PRIMEROS CAPÍTULOS:
Kwon Yul ha sido elegido por el Presidente de la República de Corea para convertirse en el nuevo Primer Ministro sustituyendo a una serie de políticos corruptos y retrógrados que hasta el momento ocupaban el cargo. Y es que la imagen que de él tiene la opinión pública es de un joven idealista, íntegro y trabajador. Sin embargo Kwon Yul es más que una cara bonita y una conciencia comprometida, es un viudo padre de tres niños al que sus responsabilidades no le dejan ser un buen progenitor. Cuando sea nombrado Primer Ministro el destino lo llevará a conocer a Da Jung, una periodista de la prensa rosa, con la que surgirán una serie de malentendidos. Pronto los enemigos políticos de Kwon Yul, entre los que se encuentra su cuñado, el Ministro Park Jun-Gi que le culpa de la muerte de su hermana, se aprovecharán de la coyuntura para crear un escándalo alrededor de la figura del nuevo Primer Ministro, pillando como «rehén» involuntario a la propia Da Jung. Para salir airosos, estos no tendrán mejor idea que fingir un matrimonio. Lo que no saben es que tienen al «enemigo en casa»…
7º CAPITULO: Tiempo de recolecta.
Auspiciado por su suegro, el Ministro Jun-Gi le tenderá una nueva trampa a nuestro «héroe». Así, en una reunión de ministros, solo aparecerán dos dejando en evidencia a Kwon Yul ante la opinión pública, queriendo dar la imagen de que este está falto de liderazgo y sus hombres no cuentan con él. Sin embargo este no será el único problema que le surja al político ya que en casa, Da Jung entrará en la habitación «prohibida». Cuando el Primer Ministro llegue a su hogar y la vea tocando el piano como hacía su mujer, a Kwon Yul le entrarán las dudas. Por si fuera poco, el Manager Kang In-Ho descubre que Wu-Ri tiene dos teléfonos móviles. Se lo comunicará a Da Jung, y aunque esta intente ocultárselo al padre del chaval para que no se enfade con él, la providencia hará que este también lo descubra. Cuando por el celular reciba una llamada de Jun-Gi, no tardará en llegar a la conclusión de que es su propio hijo el espía que andaban buscando. Frustrado, Kwon Yul le recriminará a Da Jung que no se involucre tanto en los problemas de su familia ya que, en realidad, ella es una simple invitada que tarde o temprano terminará yéndose. Dolida, esta claudicará dándole la razón, pero comenzará a preguntarse la causa de su actitud entregada por y para la familia Kwon.
Aunque por situaciones el episodio de hoy no avance demasiado, en cuanto a sensaciones la verdad es que es bastante denso; hoy se desatan los sentimientos, y es la pareja de protagonistas la que se lleva la mejor parte. Menuda perogrullada…
Por un lado una Da Jung que comienza a ser consciente de que se está enamorando del Primer Ministro. A pesar de que este la trate con crueldad -escena emotiva esa en la que el protagonista se encara con ella- no puede dejar de echarle una mano.
Que los guionistas se hayan tomado unos minutos para, a su modo, psicoanalizar el personaje, es una opción que hasta el momento no se había visto en una serie de televisión de este origen. Es como si ellos mismos se estuviesen preguntando porqué están llevando al personaje por ese cauce sin tener que, como en otras ocasiones, dar las cosas por sentadas.
Y por otro lado un atormentado Kwon Yul. Y es que al «pobre» le dan tantos golpes por todos lados, que terminamos por perdonarle esos… «ataquitos» insensibles y poco racionales que tiene. En todo caso me gusta mucho que se opte por sorprender al espectador como en el caso de cuando pilla a Da Jung tocando el piano. Conociendo ese carácter arisco suyo todos pensábamos en una inminente bronca, pero es saludable su reacción, ya no solo por restar esa previsibilidad que decíamos sino por abrir la puerta ya a un personaje no tan severo.
Por último, lamentar que la situación con el Manager In-Ho se esté alargando demasiado. Esa «Espada de Damocles» que pende sobre el protagonista lo único que hace es atormentarnos, y eso no me gusta nada…
8º CAPITULO: Comedia 90% – Romance 10%
Kwon Yul tendrá que pasar por el hospital a causa de las fracturas que sufrirá tras salvar a Da Jung del atropello. Esto servirá para que la pareja se una un poquito más y les entre más dudas respecto a su relación. Sin embargo, mientras que estos intentan aclarar sus sentimientos, el mundo no se parará y el Presidente de la República decidirá hacer caso a Kwon Yul y paralizar el proyecto del que depende el suegro del Ministro Jun-Gi. Este, ofuscado y sin soluciones, se reunirá con In-Ho para pedirle pruebas de su lealtad. El secretario lo tranquilizará diciéndole que el momento está cerca, pero que si actúa ahora no solo perjudicará al Primer Ministro sino también a otras personas, como por ejemplo a Da Jung. Y es que está tan enamorado de ella que ya no podrá ocultar más sus sentimientos confesándoselos. Lo que ambos desconocen es que tras sus pasos se encuentra el periodista Byun Wu Chul del rotativo Koryo Ilbo dispuesto a sacar partido del inminente escándalo…
Llegados al meridiano de la serie era normal que explotase la primera de las bombas, en este caso sentimental: la declaración del Manager Kang In-Ho. La verdad es que esta no me ha hecho ninguna gracia. Está claro que las jovencitas no lo verán tan mal, encarnando este como parece el rol del galán cruzado por una causa, e incluso, como dice mi señora esposa más experimentada en culebrones, es habitual esta ambigüedad representada en un personaje cortado por una doble moral; sin embargo yo, refugiado en la figura de macho cabrío, no soporto que alguien quiera comérsele el pastel al héroe del serial, y más siendo un tío que en realidad esconde a un sucio traidor. En fin, todo será cuestión de perspectivas…
Y es que aunque tachaba como héroe al protagonista, en esta entrega hay que ver como el peso específico de In-Ho crece hasta robarle cuota de pantalla al propio Primer Ministro. Es tal la predilección de los guionistas por el personaje que hasta evidencian un fallo de continuidad embutiendo esa batalla de bolas de nieve entre este y Da Jung.
Sin embargo, no hay que hacer sangre, ya que el capítulo de hoy tiene más de comedia que de melodrama, es más, el contenido romántico se sitúa en los últimos cinco/diez minutos por lo que los poco amigos de los melodramas no tendrán que sufrir.
Muchas situaciones son simpáticas, que no cómicas -hay más sonrisas que carcajadas-, pero esos efectos sonoros e incluso alguna sobreimpresión animada, convocarán una atmósfera casi mágica solo estropeada, como decía, por la irrupción de los sentimientos y los tópicos triángulos amorosos aguafiestas…
9º CAPITULO: De aquellos barros, estos lodos.
La Rueda de Prensa con los medios de comunicación con motivo del Año Nuevo será el momento que el periodista Byun Wu Chul quiere aprovechar para destapar el escándalo entre Da Jung e In-Ho; sin embargo la joven se encontrará con un ángel guardián inesperado cuando el reportero Park, su compañero en «Scandal News», utilice la treta con la que su jefe quiere vengarse de esta para devolver las cartas al mazo de la baraja y volverlas a repartir, estropeando el plan de su colega de profesión. De hecho, conseguirá incluso quitarle las fotos que este les había hecho a la pareja en la nieve, entregándoselas a In-Ho. Por otra parte, harto de la impasibilidad del joven, el Ministro Jun-Gi decidirá sacrificar su «peón» para derrotar a la «reina»: en connivencia con Wu Chul enviará un mensaje de texto a In-Ho y Da Jung para, engañándolos, pillarlos juntos en un hotel. Por suerte otra vez el reportero Park saldrá al rescate del Primer Ministro y su «noona».
Bueno, en plan vago diría que estamos ante un episodio de transición y que no pasa nada destacable. Con ello no estaría faltando a la verdad, pero traicionaría a uno de mis principios como es el de no dejarse nada en el tintero si puede interesar al que buenamente se haya acercado a leer estas líneas.
Así por ejemplo, no estaría bien pasar por alto el crecimiento del personaje del compañero de la protagonista en «Scandal news», y ya no solo por su aumento de cuota de pantalla sino por su alineamiento en el bando de los «buenos». Y es que, insisto, teniendo tantos enemigos como tienen los protagonistas, encontrarse con un aliado es una noticia a celebrar.
Eso en el lado positivo porque en el lado negativo sigo «sufriendo» con el empecinamiento de los guionistas de jugar a dos bandas no queriendo cargar las tintas sobre el personaje de In-Ho, y por el contrario endurecer el carácter de Kwon Yul. Encima esa escena final resulta totalmente ingenua, no solo porque no es sorprendente -es un tópico en los seriales surkoreanos- sino porque esperábamos otra cosa, algo más apasionado, un beso por ejemplo. Se lo «dieron» hace unos episodios y ahora, ¿nos salen con estas…? Por favor…
10º CAPITULO: Después de la tempestad…
Da Jung y Kwon Yul saldrán doblemente airosos de la trampa que les habían puesto tanto sus enemigos como la providencia cuando tras abortar el plan del Ministro Jun-Gi descubran en el último segundo que dentro de la habitación donde se han refugiado está escondida dentro del armario la esposa de este y dos amigas espiándolos. Pero ahí no acabará la cosa ya que In-Ho, viendo que el político lo ha utilizado en su propio beneficio, acudirá a su encuentro para cantarle las cuarenta. Los días pasarán y el plazo legal de 100 días para acabar con un matrimonio se acerca. La secretaria Seo Hye-Ju le aconsejará al Kwon Yul que debería ir pensando en acabar la farsa. Así, el político comenzará a deshojar la margarita, y para ello qué mejor ocasión que la noche en que tienen que celebrar esa fecha tan señalada…
La verdad es que no sé de qué hablar. Ya no es que la trama no tenga excesivo contenido, es que encima, lo que sucede no merece mucho comentario. Y con ello no quiero decir que el episodio no esté bien, al revés, entretiene, pero así de comentar e ilustrar… poco, la verdad.
Para empezar, lo haré con lo peor si exceptuamos como siempre ese empecinamiento de juntar a Da Jung con el pesado de In-Ho. No me gusta para nada el desenlace del capítulo: edulcorado no, lo siguiente. ¿Alguien se imagina en España a Rajoy cantándole a su mujer? Bueno, pues igual, ya que nos gusta mucho hacer el ridículo, pero vamos, queda un poco… pues eso, ridículo. Aunque analizándolo desde el punto de vista cerebral -irónicamente- podemos llegar a la conclusión de que este Beom-Su podría meterse a cantante; total, si Andy Lau es una estrella de la canción… su voz tampoco es que se aleje mucho de la de este.
Por el otro lado, por el positivo, lo bien tirado, hilado, que está la situación de In-Ho/Da Jung con la del hermano de este y la esposa de Kwon Yul. Punto a favor para los guionistas. Es cierto que se emborrona un poco con ese descubrimiento por parte del Ministro Jun-Gi del «comatoso» paciente, pero no se puede decir que no despierte buenas sensaciones en los espectadores.
Y para terminar -no está nada mal teniendo en cuenta que no había mucho de qué hablar…-, tenemos un nuevo tema cantado en la banda sonora de la serie. Y claro está, no me refiero al que entona el protagonista o su hijo en la iglesia -musical que estaba la entrega de hoy- sino ese que suena de fondo en una escena cumpliendo con su labor de acompañar y propiciar sentimientos. La verdad es que como he dicho en otras ocasiones, se echan a faltar este tipo de canciones. Y es que estamos ya tan habituados a ellas en los seriales del país que cuando nos las «escatiman» notamos que nos falta algo.
11º CAPITULO: ¿Querías chocolate? Pues toma dos tazas.
La velada romántica acabará contra todo pronóstico mal. Convencido de que su decisión, por drástica e injusta que sea, salvará a Da Jung de las maniobras del Ministro Jun-Gi, Kwon Yul le comunicará a la joven periodista que debe salir de su residencia y acompañar a su padre en el hospital, así tanto se podrá ocupar mejor de él como la prensa no sospechará nada. Dolida esta le hará caso, situación que aprovechará la secretaria Seo para intentar ganar algo del terreno perdido con su jefe. Sin embargo, toda aquella situación no parece gustarle al padre de Da Jung, y dispuesto a que todo vuelva a su cauce, se escapará del hospital para hacer cambiar de opinión al Primer Ministro. Todo aquel embrollo conseguirá que el político vuelva a entrar en razón, en parte afectado por el tiempo que ha pasado sin su ficticia esposa, pero cuando crea haber recuperado esa falsa sensación de felicidad, surgirá el escándalo con la empresa que lidera el suegro de su cuñado, con fatídicas consecuencias…
Uffff… tanto quejarme de episodios insípidos y faltos de contenido, y va y llega uno de esos cargaditos y lleno de interés.
Para empezar, y aunque ya lo intuíamos, conoceremos por fin la motivación de In-Ho para destruir a su jefe. Si es suficiente razón o si debería haber investigado más, es una cuestión o herramienta que se guardan los guionistas para dilatar más el suspense. Conociendo los terrenos por los que se mueven los K-Dramas del lugar, no nos extrañaría una milagrosa «resurrección» del hermanísimo a última hora abogando por la inocencia del protagonista. Hasta ese momento u otra resolución, nos toca esperar estoicamente…
Por otro lado, en el episodio de hoy hay sitio para todos, aunque no para todo, es decir, como siempre es un cocktail de géneros aunque en esta ocasión humor, lo que se dice humor, no hay mucho. Lo que si que hay, como decía, es atención para todos los personajes, empezando por el triángulo amoroso conformado por la pareja protagonista y la secretaria Seo hasta esa otra similar figura geométrica con la misma en un vértice y el Ministro Jun-Gi y su esposa en los otros, sin olvidar a la pequeña Na-Ra con el amigo de su hermano, Tae-Wung, nada más y nada menos que el popular miembro de los «Super-Junior» Su Ho.
No podemos por demás ignorar dos pautas importantes como es el regreso del padre de Da Jung como el motor emocional de la serie, algo que agradecemos ya que nos separa de las trilladas relaciones sentimentales, y ese sobresalto final que también viene dado por un tema ajeno al espíritu de culebrón de toda serie surkoreana. Sabemos que quedará en nada, pero está bien llevar a los personajes a terrenos más fangosos que los del corazón…
12º CAPITULO: Redondo.
El magnicidio se quedará en nada, en una intervención quirúrgica ligera y un poco de descanso. En ese tiempo Kwon Yul se dará cuenta de cuánto significa Da Jung para él. Pero no será la única persona ya que la secretaria Seo comprenderá finalmente que la jovencita está prendada del Primer Ministro y que este, conociéndolo como lo conoce desde hace ya años, le corresponde a pesar de sus titubeos. Así, con el corazón roto pero sabedora de que deja en buenas manos a su amor platónico, le presentará la dimisión a su jefe. Y mientras todo ello ocurre, el hermano de In Ho empeorará de salud, terminando por borrar cualquier tipo de duda en este. Dispuesto más que nunca a vengarse, llamará al Ministro Jun-Gi, el cual ya se ha enterado del porqué de guardarle tanto rencor a su cuñado, para darle las pruebas que tiene contra este. Sin embargo, un fantasma del pasado se cruzará en su camino…
Si el anterior capítulo decíamos que era bueno, este no se queda atrás; y es que por ejemplo hasta ese humor que, como decíamos, echábamos a faltar aquí aparece de nuevo. Es cierto que resulta artificial, sobreactuado y un tanto inocente, como es habitual en el país y sobre todo en estas producciones, pero uno no puede hacer otra cosa que dejarse llevar por las desventuras de ese trio del «White café» convertido en el elemento cómico/caricaturesco de ya toda la serie.
Pero lo que hace grande al episodio, son las emociones. Para empezar, por tópica y esperada que sea, la de la pareja protagonista. Sensacional esa escena en la «cama» donde Da Jung se «declara» a Kwon Yul cuando segundos antes acababa de hacer una reflexión sobre la muerte, los que se quedan y los que se van. Sin embargo está no será la única declaración ya que la que cierra el capítulo volverá a ponernos la piel de gallina; como siempre mal rematada ya que resulta un poco fría, faltaría un beso entregado, pero no se puede decir que no sea emotiva.
La secretaria Seo pone también su granito de arena, llegándonos incluso a conmover en base a sentir lástima por ella, pero claro, si esta consigue a su amor, rompemos la otra pareja…
Y para acabar, aunque no nos haya gustado tanto, esa aparición «sorpresa». Resulta un tanto previsible cuando el padre de Da Jung ya había hablado de la intervención de una misteriosa «monja» y un tanto WTF puesto que por mucho que busque la sorpresa, no resulta creíble, pero bueno… eso sí, ¿no hubiese resultado mejor «resucitar» como decía al hermano de In Ho?
THE PRIME MINISTER AND I (I) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 1 al 6) de 17
Siempre que terminas una serie te encuentras ante el dilema de qué ver después. Si encima, como en este caso, acabas un KDrama tan genial como «A gentleman’s dignity», el problema se multiplica potencialmente a la calidad de la serie que dejas. Pues bien, ante grandes desafíos, grandes soluciones. Por facilonas que resulten.
Hay que salir del aprieto, y para hacerlo bien hay recursos que casi siempre funcionan. Casi siempre; aún recuerdo cómo hasta llegar a la protagonizada por Jang Dong-Gun, me vi el arranque de hasta cuatro series y ninguna me convenció, a pesar de que algunas estaban protagonizadas por actores y actrices de mi palo, vamos, que me caían especialmente bien.
Aun así, la primera opción para suceder a «A gentleman’s Dignity» fue esta «The Prime minister and I», más que nada porque su protagonista Lee Beom-Su es uno de mis actores favoritos, y pocas veces me ha fallado en una comedia; comedia, ya que en la más melodramática «On Air» no terminó por encajarme. De hecho, antes del éxito de la de -otra vez- Dong-Gun, esos cuatro fracasos vinieron provocados por no superar las sensaciones dejadas por «History of a salaryman», otro serial protagonizado a su vez por Beom-Su.
¿Correría esta el camino contrario, salvar una situación, o caería víctima de esas mismas causas, expectativas no alcanzadas, poniendo en juego esa justicia poética a la que les gusta tanto recurrir a los culturetas más moñas…?
1º CAPITULO: Demasiadas pistas…
Kwon Yul es elegido por el Presidente de la Republica para convertirse en el nuevo Primer Ministro tras tres fiascos con políticos retrógrados y sin soluciones. Kwon Yul es joven, atractivo e integro; de hecho la opinión pública lo considera una de sus figuras políticas favoritas, tan popular que su imagen trasciende del mundo de la política. En su vida privada es un padre de tres niños que enviudó hace unos años tras el accidente de coche de su mujer. Justo el día en que el Jefe de la Oficina del Presidente le comunica la decisión de este, Nam Da Jung, una periodista de la prensa rosa se encuentra en el mismo local buscando una foto comprometedora de una idol. La situación llevará a un malentendido que no llegará a más; sin embargo cuando al día siguiente salte la noticia de la candidatura de Kwon Yul, Da Jung tendrá que interesarse por él intentando averiguar más detalles de su vida que puedan atraer a los lectores de su revista. Su primer intento resultará tan infructuoso que incluso acabará en la comisaría bajo un cargo de acoso. El segundo no será mejor ya que, por culpa de otro malentendido, el político creerá que esta ha medio secuestrado a su hijo pequeño para sonsacarle información. Resuelto el asunto, para congraciarse con la periodista, Kwon Yul le concederá una entrevista en exclusiva, entrevista superficial, intrascendente y hasta hiriente cuando la periodista sin consideración le pregunte por el momento más difícil de su vida, no cayendo que perdió a su esposa. Sin embargo, el problema más grande surgirá cuando al día siguiente en los titulares de la prensa de todo el país salga la foto del próximo Primer Ministro en actitud supuestamente cariñosa con una estudiante menor de edad. La verdad esconde otra situación: la de Da Jung vestida de colegiala siendo víctima de las iras de Kwon Yul cuando el día anterior la creía causante de la desaparición de su hijo.
Bueno, ni está mal, ni excesivamente bien. Hay bastante humor, pero peca de recurrir a demasiados tópicos en este tipo de series. Por partes.
Lo de arrancar sabiendo que sucederá en el futuro, al menos dos meses por delante, está bien, ya que nos pone en situación. Ya sabemos: «el que avisa no es traidor». Además, copia la misma fórmula de la mencionada «History of a salaryman»
Luego, incluirnos esa escena de acción al más puro estilo Wuxia, refuerza la imagen de héroe que siempre quiere pero no puede exhibir su protagonista, a causa de los personajes más terrenales que le toca siempre interpretar; sin olvidar la idea de aportar una nota algo fantasiosa, divertida.
Pero cuando el grueso del episodio comienza, no podemos dejar de ver flechas que interrelacionan a unos personajes con otros, y que de seguro se convertirán en el eje sentimental de la serie. La secretaria de Kwon Yul con este, el nuevo manager con la pizpireta Da Jung, sin olvidar claro está el tira y afloja de los dos protagonistas.
Que haya un enemigo claro, no está tampoco ni bien ni mal; no me gustan los «malos» porque ya tenemos en la vida real suficientes obstáculos para que alguien los incluya en la ficción, pero al menos igual que decía con lo de adelantar acontecimientos, está bien lo de poner todas las cartas boca arriba sobre la mesa. «El que avisa no es traidor», again…
Para ir terminando, destacar a sus dos protagonistas. Beom-Su, más comedido de lo habitual. Espero que como suele pasar en las comedias románticas surkoreanas serializadas, el galán vaya desatándose poco a poco, y más cuando este es capaz de provocarnos tantas risas. Contrariamente a este, el descubrimiento de Im Yun-Ah, más conocida como Yuna. Para aquel que no la conozca, Yuna es una de las integrantes de la popular girlband «Girl’s Generation». Pues bien, cuando se anunció su fichaje por la serie, muchas voces cuestionaron sus dotes para la interpretación. Se equivocaron ya que Yuna no solo recibió a posteriori varios premios sino que encandiló a la audiencia. Solo hay que ver su gama de gestos y reacciones en este capítulo para enamorar al, como suele decirse, primer vistazo. Puede que algo sobreactuada y copiando algunas muecas y mohines de estrellas consagradas dentro del género, pero supera el debut con nota alta.
Ahora sí, para acabar, señalar ese guiño a los hispanos-parlantes de todo el mundo. Ver a Yun Si-Yun pronunciando una frase en español, no tiene precio.
2º CAPITULO: Indecisión.
Ante el escándalo suscitado, Kwon Yul decidirá que para no hacer la bola más grande lo mejor es dimitir. Su secretaria Seo Hye-Ju le recriminará que si hace eso tirará por la borda el trabajo de todos aquellos años incluidos los sacrificios que han tenido que hacer, pero ni así hará cambiar de opinión al político. En la rueda de prensa en la que debe anunciar su dimisión, justo cuando va a revelar la noticia, aparecerá Da Jung desvelando que ella es la chica de la foto y que es la novia del candidato a Primer Ministro. Con esa solución, ideada por el manager Kang In-Ho, todos saldrán a flote, ni el político tiene que renunciar, ni Da Jung ser tratada como una mujerzuela ante la opinión pública. Sin embargo aquello tendrá más consecuencias que las del lógico enredo ya que por ejemplo el padre de la periodista querrá conocer a su prometido. Por su parte, el ministro Park Jun-Gi, tras ver como su plan para difamar a su cuñado fracasa, orquestará uno nuevo atacando a la faceta de Kwon Yul como padre. Por suerte el viudo saldrá de nuevo indemne gracias a su sinceridad. Por último, Da Jung acudirá a ver a su padre. La Doctora le informará que le han detectado un tumor y que le quedan 6 meses de vida. Para que este vea cumplido su sueño de verla casada no se le ocurrirá otra cosa que rogarle a Kwon Yul que se case con ella.
Pues nada, la cosa sigue como en el primer capítulo: humor, pero no tanto como quisiéramos en una serie protagonizada por Lee Beom-Su. Solo hay que ver esos dos gags oníricos en los que el actor saca a relucir su vena cómica para darnos cuenta de que son las mejores escenas del capítulo. Encima Yuna está más comedida en esta entrega por lo que si bien no podemos decir que es un capítulo aburrido -mal empezaríamos si lo dijésemos- no es tan divertido como cabía esperar.
Además, el drama que uno barruntaba con la enfermedad del padre de la protagonista -un siempre excepcional Lee Han-Wi- comienza ya a extender sus raíces provocando la primera escena amarga. A mi gusto, demasiado pronto; espero que no sea junto a lo dicho de la falta de humor, indicativo de que esta serie es más un melodrama que una comedia romántica.
Por lo demás, que no notamos, de momento, una excesiva utilización de recursos como los del «relleno», de hecho, a pesar de las vinculaciones artísticas de la protagonista, la música tiene poco protagonismo: no hemos oído todavía ningún tema musical que no sea instrumental. Aprovechada que está la cosa…
3º CAPITULO: Equilibrio.
Da Jung dormirá la mona en casa de Kwon Yul. Al día siguiente tendrá resaca, pero lo peor no será el dolor de cabeza sino la reprimenda del Primer Ministro. El que se aprovechará de la presencia de la periodista será Man Se, el hijo pequeño de este, que le ha ido cogiendo cariño. Sin embargo será una suerte que esta se encuentre en la casa ya que descubrirá a un infiltrado que intenta espiar a Kwon Yul. De hecho, al ser la única que le ha visto la cara, el Primer Ministro no tendrá otro remedio que invitarla al convite de gala de su nombramiento. Allí esta conocerá a la esposa del Ministro Park Jun-Gi que, al igual que su marido, desconfía de la relación de esta con su cuñado. La joven se verá tan agobiada que incluso asegurará que en breve se casarán. Después de la ceremonia, Kwon Yul le recriminará su actitud pero bromeando hará creer a la periodista que se va a casar con ella. Cuando la verdad salga a la luz, Da Jung se sentirá hundida. No obstante el Primer Ministro se quedará con la mosca tras la oreja; investigará y encontrará la razón de porqué esta tiene tanto interés en casarse.
Bueno, no sé si es porque ya nos hemos hecho a ella, porque nos hemos olvidado de las excelencias de «A Gentleman’s Dignity» o porque realmente su contenido ha mejorado, pero la cuestión es que esta «The Prime minister and I» comienza a coger ritmo y a recoger sensaciones.
Por primera vez el personaje interpretado por Beom-Su empieza a resultar simpático. Aún no le han abierto la veda para soltarse y explotar su vena cómica, excepto en esas escenas… oníricas claro, pero han comenzado a priorizar la faceta más humana del personaje dejando a un lado su carácter más huraño.
Lo que no nos gusta es que en lugar de un villano, tengamos dos, y posiblemente más… porque lo de la esposa del Ministro Jun-Gi… tela, y seguro que el periodista Byun Wu Chul del rotativo Koryo Ilbo se unirá a la «fiesta» cuando el momento lo requiera.
Contrariamente me ha parecido una idea formidable utilizar a este personaje no solo como un obstáculo más sino para abrir la puerta a nuevos embrollos sentimentales ya que parece apuntarse a que entre Jun-Gi y la secretaria Hye-Ju hubo algún tipo de relación en el pasado. Por cierto, la familia bien… bien mal quiero decir, ¡hasta los primos se odian!
Por lo demás, yo no sé quién ponía en duda las habilidades interpretativas de Yuna; la escena en la que su padre le dice lo feliz que será llevándola al altar, es de «actoraza» de primera fila.
Y ya que estamos y que hay poco de qué hablar, diremos que ojalá tuviésemos políticos así en España. Sé que es una obra de ficción y que en todos sitios cuecen habas, es más, conocida es Korea del Sur por su corrupción, regímenes dictatoriales y altercados en las sesiones del senado, pero quizás por esas similitudes, esos deseos de tener gobernantes decentes e íntegros, el mensaje es bidireccional.
4º CAPITULO: ¡Vivan los novios!
A pesar de que Kwon Yul acepta su propuesta de matrimonio, Da Jung no estará muy segura de confiar en él ya que cree que únicamente el Primer Ministro se está compadeciendo de ella. Este le asegurará que lo está haciendo, además de por hacerle un favor, porque cree que es su responsabilidad como político. Una vez convencida decidirán redactar un contrato por el cual cada uno de ellos se compromete a cumplir una serie de compromisos. Ambos lo firmarán, pero misteriosamente la copia del Primer Ministro desaparecerá sin que él lo sepa. Mientras esperan a que la boda se celebre, cada uno tendrá asuntos que atender. Da Jung será recibida por los hijos del político con frialdad, incluso los dos mayores le asegurarán que no le va a ser fácil ganárselos. Por su lado, Kwon Yul descubrirá que parte del presupuesto está siendo destinado a un proyecto que maneja el suegro del Ministro Jun-Gi. Acudirá incluso al lugar para interesarse por él y descubrir la verdad. Y entre visitas y problemas, llegará finalmente la boda.
Si en la anterior entrega decíamos que la serie había comenzado a coger ritmo, hoy se confirma y acelera. Ya no es solo que las situaciones se sucedan dotando de tensión al contenido sino que encima este, toca diferentes palos, desde la comedia al drama.
Sobre la comedia no podemos decir otra cosa que la pareja realmente tiene química. Por ejemplo, en la serie que me está sirviendo de referencia en todas estas reseñas, «A gentleman’s dignity», teníamos como protagonistas a cuatro parejas, todas ideales y casi todas conectaban. Casi. Había una de ellas que, aunque era la que más nos emocionaba como era la formada por Choi-Yun/Kim Min-Jong y Mea-Ri/Yun Jin-I cuando llegaba el momento de ponerse tiernos, no resultaban creíbles. Con decir que al final se casan y no somos capaces de verlos en ningún momento dándose un beso… Pues bien, aquí además de mostrarnos ese obligado feeling entre los protagonistas obligados por el guión, se nota que ambos conectan. Es cierto que la relación es tramposa con ese típico «tira y afloja», pero más que resultar molesto se resuelve de una manera sumamente simpática.
En ese grupo entraría otro clásico como esa no menos habitual fórmula de hacerle la vida imposible al padrastro/madrastra de turno por parte de los hijos de la pareja viuda/separada/divorciada. De momento, solo sirve como excusa para un gag; esperemos que se quede ahí y no se convierta en, como decíamos, algo molesto.
En cuanto al drama, soberbio, aunque más que de drama deberíamos hablar en términos sentimentales. Toda la fase que rodea a los minutos previos a la boda me parecen sublimes. No dejan de ser otra vez tramposos y sensibleros, pero la construcción me parece más que notable. De momento no quiero pensar cuando realmente llegue la tragedia -que llegará- pero la función del padre de Da Jung es necesaria para humanizar tanto las situaciones como al propio protagonista alejándolo de la frívola realidad política que agria su carácter.
Por haber, no falta ni el primer tema cantado de la serie. Y es que ya no solo sorprendía que todas las piezas fuesen instrumentales sino que, aunque suene extraño, incluso se echaban a faltar. De momento solo es una canción, pero esperemos que, sin pasarse tampoco, aumente el número. Es un aliciente, un atractivo más para engrandecer el conjunto.
Para terminar no puedo negar que la serie guarda muchos parecidos con otro KDrama como fue «The accidental couple/That foul», cambiando los roles actriz/cartero por político/periodista. Aunque aquella fue y sigue siendo una serie de referencia, espero que en cuanto a argumento y no a resultados se quede en tan solo eso, en un espejismo…
5º CAPITULO: Más comedia, menos drama.
Gracias a la ocurrencia de Da Jung la pareja de «recién casados» podrán salvar el primer escollo, sin embargo ese punto a favor se convertirá en uno en contra cuando descuidando el contrato de matrimonio, Man-Se se haga con él y lo convierta en materia prima para sus ranas de papiroflexia. Pero ahí no acabará la cosa ya que el niño no tendrá mejor ocurrencia que repartir ranas entre varias personas, entre ellos su padre y tíos. Cuando la periodista se entere, comenzará una búsqueda suicida de la «rana» correcta dando lugar a todo tipo de situaciones cómicas. A pesar de sus esfuerzos no dará con la adecuada siendo el propio Primer Ministro el que descubra su descuido. Otra vez recibirá la reprimenda por parte de este, encontrando la jovencita de nuevo consuelo en el manager Kang In-Ho. Lo que nadie sabe es que esto parece responder a una estrategia urdida por el joven para, secretamente, molestar a su jefe. ¿Qué esconderá este?
Tras un episodio tan ejemplar como el anterior no es extraño encontrarnos con uno tan… inmovilista como este. De hecho, solo se avanza… bueno, se destapan dos asuntos, ya que el grueso del capítulo parece estar centrado en la comedia y el enredo, algo que por otra parte agradecemos.
Resulta divertido ver a la protagonista de fango hasta las cejas, metafóricamente hablando, a causa del follón en el que se ha metido. Las situaciones, sobre todo en su visita a casa de sus cuñados, son algo surrealistas y poco creíbles, pero cuando el objetivo es hacer reír, uno se vuelve algo indulgente. Incluso cabe resaltar otra vez ese pasaje onírico -cita ya ineludible en la serie- en el que es de agradecer que se sumen al carro del humor el Ministro Jun-Gi y su esposa, descubriéndose también como unos actores polivalentes.
A los latinos y en especial a los españoles, nos hará especial gracia ese pasaje en el que el Primer Ministro y sus chicos reciben a la comitiva diplomática de «Catalucia», algo así como una mezcla de Cataluña y Andalucía, con estos hablando en perfecto castellano y Yuna correspondiéndoles con una más que decente pronunciación. De hecho, mejor incluso que el español de In-Ho, el cual supuestamente le dicta.
Y ya que estamos hablando de este, sorprendente revelación la de hoy. Si me quejaba hace unos capítulos de que teníamos ya una nómina de villanos demasiado extensa a mi gusto, hoy hay que sumarle la del chaval. No me hace ni pizca de gracia ya que esto solo significa más sufrimiento para los héroes, pero bueno…
Y nada más, para acabar, la chorrada de turno. En esta serie de momento no tenemos ni canciones -solo una- ni escenas en la que los protagonistas se la pasan comiendo o bebiendo en uno de esos restaurante/cafeterías tan cools del país como es costumbre en estas producciones. Lástima…
6º CAPITULO: Los problemas crecen.
Da Jung caerá víctima de la emboscada orquestada por la esposa del Ministro Jun-Gi cuando acuda a una reunión del «White Cafe». Por suerte, será rescatada «in extremis» por la secretaria Seo Hye-Ju. Allí ambas mujeres discutirán siendo el propio Jun-Gi el objeto de su disputa. Cuando salgan del hotel, Hye-Ju verá al Manager Kang hablando con el secretario del propio Ministro sospechando que este pueda ser el espía que tanto andan buscando. En cuanto le vea le preguntará discretamente, pero este, oliéndose las intenciones de su compañera desviará sus sospechas aparentando no ocultar nada. Mientras que en las sombras siguen gestándose planes para derrocar a nuestro protagonista, este tiene problemas más terrenales, como por ejemplo atender a sus hijos. Man-Se por ejemplo se encuentra en plena crisis ya que ante las fechas navideñas que se avecinan está falto de cariño: echa de menos a su madre, y su padre no es todo lo afectuoso con él que desearía. Ante esta perspectiva, Da Jung le aconsejará a Kwon-Yul que acuda al Festival que van a celebrar en el colegio de su hijo para verlo actuar.
El título con el que suelo resumir el episodio en esta ocasión no es casual, ya que además de incidir en el lógico aumento de problemas, quería hacer alusión a aquella mítica serie familiar de los 80 y 90 donde las relaciones filio-paternales eran el eje central.
En esta entrega se olvidan un tanto de las intrigas palaciegas… digo, políticas, para centrarse en los niños. Y ya no tanto por el papel de Man-Se sino incluso el de Wu-Ri o yendo más allá, el de su primo, protagonizando la sorpresa del capítulo. Y es que enterarnos de que este no es hijo de Jun-Gi, pues cómo que…
Por lo demás, poco se puede añadir más que es un episodio no solo de transición sino hasta tópico por su situación. Eso de que coincida su emisión con las fechas navideñas lleva implícitas una serie de objetivos que los guionistas han terminado por resolver de la manera más fácil y previsible, recurriendo a una fórmula como es la típica obra infantil para intentar conmovernos. Y la verdad es que no lo consiguen; se ve tan artificial y forzado que no puedo considerarlo un acierto.
Por último y como chorrada, el habitual apunte español/latino. Ese «Feliz Navidad» de José Feliciano ya nos parece hasta normal que aparezca en una obra o producción que se desarrolle en un ambiente navideño, pero que Jun-Gi/Ryu-JIn se arranque guitarra en mano con «El concierto de Aranjuez» ya no es tan casual después de lo que ya hemos vivido en esta serie.