Si algo me ha permitido analizar la taquilla surkoreana quincenalmente desde el 2003 es, modestamente, saber de qué pie cojean tanto su público como su propia industria. Así, aunque parezca que lo que voy a decir suene un poco a perogrullada, no lo es tanto. Y es que por encima de otros países la cinematografía surkoreana peca de un “localismo” vinculado al éxito de cara a la taquilla que muchas veces desvirtúa su repercusión. Sí, y ya sé que nunca se ha de relacionar éxito con calidad, pero por mucho que a algunos no les guste la comercialidad, no es menos cierto que es un indicio de un buen trabajo. Luego será como será, pero como tantas veces he dicho, yo no me considero mejor que esos cientos de miles de personas que pueden llenar las salas de exhibición…
La cuestión es que esta “The Divine Move” –novena producción autóctona más vista del 2014 con más de 3’5 millones de entradas vendidas- a diferencia de otras tantas que basan su argumento en hechos históricos que solo afectan a sus habitantes, tiene como eje central el juego del “Baduk”, también conocido para los más iniciados en los juegos de mesa como “Go”.
Pues bien, lo primero que hay que decir es que Korea del Sur no es la primera vez que hace girar una producción entorno a un juego local ya que cabe recordar aquella “Tazza: the high rollers”, su secuela “Tazza: the hidden card” y la serie de televisión ambientada en su universo. Lo segundo, que mientras la franquicia “Tazza” recurría al autóctono juego de cartas “Godori/Go-Stop”, “The Divine Move” lo hace con ese “Baduk” que, aunque popularizado en el país, su juego está generalizado en toda Asia debiendo su origen a sus vecinos chinos. En todo caso, ¿estaremos de acuerdo en que la excusa tiene un condicionamiento debido a su origen, no? Vamos, que no creo que en España u otros países occidentales alguien vaya a ver la película apropósito por este juego…
Dicho esto en forma de aviso, vayamos con ella.
A pesar de que desconozcamos las reglas del juego, el film tiene otros atractivos como para que nos apetezca verla, como por ejemplo su reparto, uno de los mejores de los últimos años gracias a su acumulación de estrellas. De hecho, si uno se pone a comparar su reparto con otras que le precedieron al final del año entre las más vistas, podemos considerar que económicamente fue un pequeño fracaso.
Jeong Wu-Seong (“Phantom the submarine”, “Musa”, “Daisy”, “El bueno, el malo, el raro”, etc.), Lee Beom-Su (“Death bell”, “My wife is a gangster 3”, “Forbidden quest”, “Oh! brothers”, “The contact”, “The gingko bed”, etc.), Ahn Seong-Gi (“Silmido”, “Sector 7”, “Art museum by the zoo”, “Musa”, “Nowhere to hide”, “Arahan”, “The last knights”, etc.), y Kim In-Kwon (“The tower”, “Haeundae”, “Quick”, “My way”, “My wife is a gangster”, “H”, etc.), entre otros, protagonizan el film. Teniendo en cuenta que la mayoría de las apuntadas aquí han tenido incluso edición en nuestro idioma y que cada uno de ellos la ha protagonizado por sí solo casi sin necesidad de otro rostro conocido… nos da esa idea de conjunto a la que me quiero referir.
En todo caso, esto, dejando de lado que garantice más o menos un correcto respaldo interpretativo o como mucho, carisma, no asegura nada más para el que no esté habituado a esta filmografía, y menos si como en este caso, salvo Ahn Seong-Gi por el agradecido rol que le ha tocado interpretar, todos encarnan estereotipos -el bueno un desecho de virtudes, el malo muy malo – o siguiendo su línea habitual: In-Kwon haciendo de comparsa cómica.
Y es que volviendo a lo que decía unos párrafos más arriba, si uno no conoce el juego del Go, no debe preocuparse mucho. Al menos, al principio. Y es que “The Divine Move” sigue esa línea argumental tan común en este tipo de producciones y sobre todo, cinematografía, como es la de la venganza.
Así en la primera hora nos encontraremos a los protagonistas urdiendo un plan con el que llegar al Jefe principal, dejando por el camino un rastro de cadáveres. Con este planteamiento hay poco sitio para el juego y sí por el contrario para la comedia y la acción en forma de esas reconocibles peleas que encaramándose a vestigios de Taekwondo se han popularizado en el género de gangsters locales. A este respecto, por lineal y por pocas sorpresas que se reserve el guión ya que estos… “métodos” de jugar, llamar la atención y farolear ya los hemos visto docenas de veces, “The Divine Move” no resultará aburrida.
El problema llegará con la segunda mitad.
Superados los primeros sesenta minutos nos daremos cuenta de que nos hemos quedado sin “etapas” o “escudos” para llegar a ese jefe final, al estilo de los videojuegos ochenteros. Nuestros protagonistas han acabado con los secuaces de este demasiado pronto, por lo que a partir de ahí el film se ralentiza hasta si bien no llegar a aburrir pero sí que decepcionar. Y lo peor es que es tan descarado que “alguien” ha metido la pata que comienzan a cometer torpezas que podrían haber sido remediadas.
Por ejemplo, una vez derrotado “El jugador”… ¿a qué viene esa escena en el refrigerador? Respuesta: relleno. Al igual que nosotros, se debieron dar cuenta de que se habían quedado sin contenido y decidieron ampliar la historia con un nuevo “reto”. Señores… en lugar de eso, haz una película de hora y media en lugar de las dos horas, y se acabó
Y es que ya no solo es el relleno cuando por el contrario hay cosas que cojean como la relación del protagonista con el personaje de Navel sino que a partir de ahí las partidas de Go ganan peso específico y consecuentemente, para el que no lo conozca, comenzará la desconexión.
Vale que intentes aportar algo de tensión a las partidas, pero cuando la cosa se eterniza y vuelves a la carga… Y es que ni factor sorpresa, oiga. Su director Jo Beom-Gu no ha sabido responder a las expectativas que teníamos sobre él tras la estupenda “Quick” porque precisamente se ha olvidado de buscar aquel equilibrio entre ritmo y diversión con el que llamó la atención en su momento. Mucha contemplación, estrategia, inocencia y tradición, convertida casi en algo espiritual, y terminan dándose ‘de bofetás’. Espíritu contradictorio. Ese que se refleja en la propia vida de los surkoreanos: luchan por ser felices, pero al final no quieren serlo.
Y ya que hemos sacado a relucir lo de las “bofetadas”, dedicar un par de líneas a lo que bajo mi punto de vista es lo mejor del film como es la acción. Ya hemos dicho que casi toda se centra en peleas físicas; hay también una escena de conducción, pero poco más. Artes marciales no hay muchas, algunos bloques y llaves de Taekwondo, pero aquí la técnica no es lo primordial. El que busque patadas voladoras, que vaya olvidándolas también. Aquí prima la contundencia, la velocidad, las armas blancas y los caprichos de su realizador a la hora de plasmar las mismas utilizando zooms y movimientos de cámara.
Resumiendo, “The Divine Move” es la respuesta surkoreana a las películas de gamblers hongkonesas; tiene toda la calidad que se le presupone a su cinematografía, pero se olvida del punto de locura hongkie que es la que terminó haciendo grande a estas producciones. No me extraña que terminase siendo un pequeño fracaso. Entretenida pero decepcionante.
Tras perder una apuesta jugando al Go, al hermano de Taek-Seok lo asesinan inculpándolo a él del crimen. Tras pasar un tiempo en la cárcel saldrá con la única intención de vengarse. Para ello reunirá a un equipo de hombres con los que lograrlo.
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