No todo vale, señores, no todo vale. Dejen ya de tomar por tonto al personal y de aprovecharse de la indulgencia del respetable.
Ya sabemos que a todos nos gustan los thrillers surcoreanos y que son unos maestros en este género, pero no por ello hay que abrigarse bajo la capa de réditos y tirar para adelante cual burro adiestrado a fuerza de costumbre sin mirar a tu alrededor.
Porque sí, porque “Memoir of a murderer” es una buena película por varios aspectos, pero de ahí a ser una obra ejemplar, va mucho trecho.
Mi principal alegato en su contra es que no se puede hacer creer al espectador aspectos que no son ciertos ni hacer de circunstancias necesarias para el desarrollo de la historia, simples anécdotas para colársela al personal. Vamos, que ni el Alzheimer es así ni guardar un diario en una grabadora de los noventa y luego buscar lo que te interesa, es algo sofisticado y fácil como nos lo hacen creer. ¡Qué esto es un thriller, no una película de Ciencia-Ficción! Que por ejemplo un enfermo de Alzheimer que olvida lo acontecido en toda una semana, no puede ir conduciendo su coche como si nada…
Ahhh… que es una licencia argumental… Una trampa, un insulto para la inteligencia del espectador.
Luego podemos pasar por alto esta cuestión -con una pértiga, claro-, pero al hacerlo tienes que ser consciente de que la nota corre contraria suerte, es decir, baja distanciándose de ese sobresaliente que se había vendido. La cuestión es si llegará al notable. Y es que son tantas preguntas que provoca esta película…
Por ejemplo: ¿Modela una película al actor protagonista o es este el que modela a la película?
Está claro que para que el protagonista resulte verosímil en esta ocasión necesitas a un intérprete de primera fila, alguien que no te falle cuando, como hemos visto, no haya por dónde creerse el guión. Sol Kyung-Gu es uno de los mejores actores de la península –de toda Asia me atrevería a decir- no solo por su trayectoria sino por su dominio de distintos géneros. Aquí mismo lo vemos saltar del drama a la comedia en segundos resultando igual de eficaz: sobrio, oscuro cuando se necesita y riendo hasta la lágrima si el libreto se lo demanda. Otra cuestión es que la cámara se deleite en ello viéndose el plumero otra vez a su director Won Shin-Yun, autor a su vez de la historia.
Todos coincidiremos que es gratificante encontrarse con una interpretación así, yo mismo disfruto con ella e incluso uno se permite tontear sacando ‘parecidos razonables’ con Takeshi Kitano, pero más que nunca parece que has forjado tu película alrededor de ella; servir al actor y no al revés.
Pero no hemos acabado todavía. Siguiendo la línea con la que había comenzado, la manipulación se amplía más allá de las herramientas con la forma de contar la historia; y es que buscando esa sorpresa, el film comienza a dar bandazos para despistar al espectador. El problema, como en otras muchas ocasiones, es cuando llegado el momento clave, sabes que aún queda una hora de película con lo que eres consciente de que hay ‘algo’ más. Vamos, que no hace falta ser un Sherlock Holmes para averiguar que no te están contando toda la verdad. Y ya no tanto ‘toda’ como la ‘única’, y claro… otra vez pasar por tonto… Y ya no hablo de las casualidades porque si no…
No obstante, creo que a pesar de todo es una buena película porque tiene elementos, además de la interpretación del protagonista, como esos golpes de humor que permiten que el film no sea tan plano –genial el entrenamiento del ‘héroe’- o que posea un buen ritmo, herencia sin duda de los antecedentes de su realizador como en la indispensable “The suspect”, pero no deja de ser un thriller más dentro de la, por otra parte, estupenda media general del género en el país.
Sin ir más lejos, a grandes rasgos el film no deja de ser uno de esos “duelos” al sol entre antagonistas tan populares que hasta el propio Sol Kyung-Gu elevó al nivel de palomitero con los consiguientes éxitos en taquilla de la saga “Public Enemy”.
Para terminar, una puntilla salida de mi mente también afectada por otro mal: la estupidez. ¿Soy yo o el estrafalario peinado del protagonista es una llamada de atención al igual que lo fue en su momento el de Cho Min-Sik en “Old Boy”?
Resumiendo, entretenido thriller que depende demasiado de la indulgencia y complicidad del espectador para dejarse manipular. Eso sí, la interpretación de Sol Kyung-Gu, eleva el conjunto más allá de la corrección.
Kim Byeong-Son sufre de Alzheimer, enfermedad agravada por un accidente que tuvo diecisiete años atrás. Lo curioso es que gracias a ello, dejó de asesinar, ya que desde su juventud no dejó de matar a aquellos que él encontraba culpables de diferentes crímenes. Un día tendrá un accidente topándose con un joven que lleva un cadáver en el maletero de su coche. Pronto descubrirá que se trata de un asesino en serie que se mueve por la zona. Para su desgracia, este conocerá a su hija, utilizándola para sus planes…