THE DIVINE MOVE -Jo Beom-Gu – Korea del Sur – 2014 – Acción

TheDivineMoveSi algo me ha permitido analizar la taquilla surkoreana quincenalmente desde el 2003 es, modestamente, saber de qué pie cojean tanto su público como su propia industria. Así, aunque parezca que lo que voy a decir suene un poco a perogrullada, no lo es tanto. Y es que por encima de otros países la cinematografía surkoreana peca de un “localismo” vinculado al éxito de cara a la taquilla que muchas veces desvirtúa su repercusión. Sí, y ya sé que nunca se ha de relacionar éxito con calidad, pero por mucho que a algunos no les guste la comercialidad, no es menos cierto que es un indicio de un buen trabajo. Luego será como será, pero como tantas veces he dicho, yo no me considero mejor que esos cientos de miles de personas que pueden llenar las salas de exhibición…

La cuestión es que esta “The Divine Move” –novena producción autóctona más vista del 2014 con más de 3’5 millones de entradas vendidas- a diferencia de otras tantas que basan su argumento en hechos históricos que solo afectan a sus habitantes, tiene como eje central el juego del “Baduk”, también conocido para los más iniciados en los juegos de mesa como “Go”.

Pues bien, lo primero que hay que decir es que Korea del Sur no es la primera vez que hace girar una producción entorno a un juego local ya que cabe recordar aquella “Tazza: the high rollers”, su secuela “Tazza: the hidden card” y la serie de televisión ambientada en su universo. Lo segundo, que mientras la franquicia “Tazza” recurría al autóctono juego de cartas “Godori/Go-Stop”, “The Divine Move” lo hace con ese “Baduk” que, aunque popularizado en el país, su juego está generalizado en toda Asia debiendo su origen a sus vecinos chinos. En todo caso, ¿estaremos de acuerdo en que la excusa tiene un condicionamiento debido a su origen, no? Vamos, que no creo que en España u otros países occidentales alguien vaya a ver la película apropósito por este juego…

Dicho esto en forma de aviso, vayamos con ella.

A pesar de que desconozcamos las reglas del juego, el film tiene otros atractivos como para que nos apetezca verla, como por ejemplo su reparto, uno de los mejores de los últimos años gracias a su acumulación de estrellas. De hecho, si uno se pone a comparar su reparto con otras que le precedieron al final del año entre las más vistas, podemos considerar que económicamente fue un pequeño fracaso.

Jeong Wu-Seong (“Phantom the submarine”, “Musa”, “Daisy”, “El bueno, el malo, el raro”, etc.), Lee Beom-Su (“Death bell”, “My wife is a gangster 3”, “Forbidden quest”, “Oh! brothers”, “The contact”, “The gingko bed”, etc.), Ahn Seong-Gi (“Silmido”, “Sector 7”, “Art museum by the zoo”, “Musa”, “Nowhere to hide”, “Arahan”, “The last knights”, etc.), y Kim In-Kwon (“The tower”, “Haeundae”, “Quick”, “My way”, “My wife is a gangster”, “H”, etc.), entre otros, protagonizan el film. Teniendo en cuenta que la mayoría de las apuntadas aquí han tenido incluso edición en nuestro idioma y que cada uno de ellos la ha protagonizado por sí solo casi sin necesidad de otro rostro conocido… nos da esa idea de conjunto a la que me quiero referir.

En todo caso, esto, dejando de lado que garantice más o menos un correcto respaldo interpretativo o como mucho, carisma, no asegura nada más para el que no esté habituado a esta filmografía, y menos si como en este caso, salvo Ahn Seong-Gi por el agradecido rol que le ha tocado interpretar, todos encarnan estereotipos -el bueno un desecho de virtudes, el malo muy malo – o siguiendo su línea habitual: In-Kwon haciendo de comparsa cómica.

Y es que volviendo a lo que decía unos párrafos más arriba, si uno no conoce el juego del Go, no debe preocuparse mucho. Al menos, al principio. Y es que “The Divine Move” sigue esa línea argumental tan común en este tipo de producciones y sobre todo, cinematografía, como es la de la venganza.

Así en la primera hora nos encontraremos a los protagonistas urdiendo un plan con el que llegar al Jefe principal, dejando por el camino un rastro de cadáveres. Con este planteamiento hay poco sitio para el juego y sí por el contrario para la comedia y la acción en forma de esas reconocibles peleas que encaramándose a vestigios de Taekwondo se han popularizado en el género de gangsters locales. A este respecto, por lineal y por pocas sorpresas que se reserve el guión ya que estos… “métodos” de jugar, llamar la atención y farolear ya los hemos visto docenas de veces, “The Divine Move” no resultará aburrida.

El problema llegará con la segunda mitad.

Superados los primeros sesenta minutos nos daremos cuenta de que nos hemos quedado sin “etapas” o “escudos” para llegar a ese jefe final, al estilo de los videojuegos ochenteros. Nuestros protagonistas han acabado con los secuaces de este demasiado pronto, por lo que a partir de ahí el film se ralentiza hasta si bien no llegar a aburrir pero sí que decepcionar. Y lo peor es que es tan descarado que “alguien” ha metido la pata que comienzan a cometer torpezas que podrían haber sido remediadas.

Por ejemplo, una vez derrotado “El jugador”… ¿a qué viene esa escena en el refrigerador? Respuesta: relleno. Al igual que nosotros, se debieron dar cuenta de que se habían quedado sin contenido y decidieron ampliar la historia con un nuevo “reto”. Señores… en lugar de eso, haz una película de hora y media en lugar de las dos horas, y se acabó

Y es que ya no solo es el relleno cuando por el contrario hay cosas que cojean como la relación del protagonista con el personaje de Navel sino que a partir de ahí las partidas de Go ganan peso específico y consecuentemente, para el que no lo conozca, comenzará la desconexión.

Vale que intentes aportar algo de tensión a las partidas, pero cuando la cosa se eterniza y vuelves a la carga… Y es que ni factor sorpresa, oiga. Su director Jo Beom-Gu no ha sabido responder a las expectativas que teníamos sobre él tras la estupenda “Quick” porque precisamente se ha olvidado de buscar aquel equilibrio entre ritmo y diversión con el que llamó la atención en su momento. Mucha contemplación, estrategia, inocencia y tradición, convertida casi en algo espiritual, y terminan dándose ‘de bofetás’. Espíritu contradictorio. Ese que se refleja en la propia vida de los surkoreanos: luchan por ser felices, pero al final no quieren serlo.

Y ya que hemos sacado a relucir lo de las “bofetadas”, dedicar un par de líneas a lo que bajo mi punto de vista es lo mejor del film como es la acción. Ya hemos dicho que casi toda se centra en peleas físicas; hay también una escena de conducción, pero poco más. Artes marciales no hay muchas, algunos bloques y llaves de Taekwondo, pero aquí la técnica no es lo primordial. El que busque patadas voladoras, que vaya olvidándolas también. Aquí prima la contundencia, la velocidad, las armas blancas y los caprichos de su realizador a la hora de plasmar las mismas utilizando zooms y movimientos de cámara.

Resumiendo, “The Divine Move” es la respuesta surkoreana a las películas de gamblers hongkonesas; tiene toda la calidad que se le presupone a su cinematografía, pero se olvida del punto de locura hongkie que es la que terminó haciendo grande a estas producciones. No me extraña que terminase siendo un pequeño fracaso. Entretenida pero decepcionante.

Tras perder una apuesta jugando al Go, al hermano de Taek-Seok lo asesinan inculpándolo a él del crimen. Tras pasar un tiempo en la cárcel saldrá con la única intención de vengarse. Para ello reunirá a un equipo de hombres con los que lograrlo.  

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Más madera para «Operation Chromite»

Ayer se realizó la rueda de prensa de presentación del film “Operation Chromite” del que ya os hemos hablado por aquí que iba a ser protagonizado por Liam Neesom, Lee Jeong-Jae (“El gran golpe”, “New world”, Typhoon”, etc.) y Lee Beom-Su (“Death Bell”, “Forbidden quest”, “The divine move”, etc.).

Pues bien a su ya gran reparto se ha unido Jung Jun-Ho (saga “My boss, my hero”, “Siren”, “Anothe public enemy”, etc.)

Recordar que John H. Lee (“A momento to remember”,”Into the gunfire”, “The third way of love”, etc.) la dirige mientras que su estreno se espera para Julio del 2016.

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«Operation Chromite»… ¿el nuevo boom de Korea del Sur?

Reparto espectacular para una de las películas que se coloca como una de las más esperadas del año 2016 en Korea del sur. Se trata de “Operation Chromite”, un film bélico a dirigir por John H. Lee (“A momento to remember”, Into the gunfire”, “The third way of love”, etc.) en el que se juntarán Liam Neesom, Lee Jung-Jae (“El gran golpe”, “New world”, Typhoon”, etc.) y el adorado por un servidor, Lee Beom-Su (“Death Bell”, “Forbidden quest”, “The divine move”, etc.).

Cabe recordar que estos dos últimos ya protagonizaron juntos hace ya la friolera de 12 años la estupenda “Oh! Brothers”. En este nuevo film, Neeson interpreta a MacArthur mientras que los otros dos a unos oficiales de Korea del sur y del norte, respectivamente.

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THE PRIME MINISTER AND I (III) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 13 al 17) de 17. FIN

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BREVE RESUMEN DE SUS 12 PRIMEROS CAPÍTULOS:

Kwon Yul es el padre de tres niños. Viudo, su profesión como político no le permite prestar mucha atención a sus hijos. La situación empeorará cuando el Presidente de la Republica vea en él al perfecto candidato para convertirse en el nuevo Primer Ministro tras los fracasos de una serie de políticos corruptos. Y es que la imagen que de él tiene la opinión pública es de un burócrata joven, trabajador y sobre todo integro. Sin embargo Kwon Yul tiene los enemigos metidos en casa, ya que su cuñado le echa la culpa de la muerte de su hermana. Así, aún siendo ministro dentro del mismo gabinete, intentará boicotearlo por todos los medios. Un día, Kwon Yul tendrá un malentendido con una joven periodista de la prensa rosa, Da Jung, y el único remedio que tendrán para salir del entuerto será hacer creer a todo el mundo que son pareja. Cuando esta se entere de que la muerte de su padre está próxima, aprovechará la coyuntura para pedirle a Kwon Yul que se case con ella para así cumplir el sueño de su padre de verla casada. El político accederá, y poco a poco la mentira se convertirá en realidad cuando vayan enamorándose. Sin embargo su felicidad no será completa ya que están rodeados de traidores, entre ellos, el propio secretario de Kwon Yul que cree que su jefe es el culpable del accidente que dejó en estado vegetativo a su hermano cuando viajaba en coche junto a su amante, la propia esposa del Primer Ministro que falleció en dicho accidente.

13º CAPITULO: Confesiones.

Antes de poner en marcha su plan contra Kwon Yul, el Manager Kang In-Ho decidirá investigar un poco tras la «aparición» de la que ha sido testigo. Y mientras este sigue con sus averiguaciones, el Primer Ministro quedará con Da Jung en su antiguo colegio para hacerle una confesión. La misma tendrá muchos matices, y aunque su objetivo sea otra vez desanimar a la jovencita esta afrontará las palabras del Primer Ministro como un desafío. Al margen de las tribulaciones del trío, la secretaria Seo Hye-Ju se reunirá con el ya ex-ministro Jun-Gi para hablar como simples amigos. Este, libre de todo compromiso como la propia ejecutiva, le propondrá empezar de nuevo de cero. Y así, cuando Kwon Yul acuda a «La casa azul», recibirá la sorpresa de que su cuñado ha pasado a formar parte de la Secretaría de Asuntos Políticos con Seo Hye-Ju como su asistente. No obstante no será la última sorpresa ya que In-Ho encontrará finalmente al «fantasma» que andaba buscando: Na Young, la esposa desaparecida de Kwon Yul…

Episodio estupendo aunque algo -demasiado…- tramposo. Tramposo porque para empezar, hemos pasado de «esposa fallecida en accidente» a «esposa desaparecida». Los guionistas han modificado el status de la pareja del protagonista sobre la marcha para poder encajar las piezas y que no resulte todavía aún más increíble la explicación que nos den de la reaparición de esta. ¿Tan tontos nos creen?

Y luego, uno de los mayores defectos de los guionistas del lugar: lo melodramáticos que son estos. Está claro que un hombre se puede culpar de los males que afectaron a una relación pasada, que se responsabilice del distanciamiento de su esposa, es más, resulta muy creíble que siendo un político tuviese más o menos abandonada a su mujer. Pero de ahí a que esta además sea madre de tres hijos -encima hay que pensar que cinco años atrás dos de sus hijos, uno sería un bebé y otra tendría pocos años sino meses- y diga que se siente sola, va un trecho. La «abandonada» esposa para mí pasaría a ser una irresponsable, y por mucho que quieran pintarnos a un cabeza de familia sacrificado, torturado casi mártir, le dan suficientes motivos a Da Jung para que esta pudiera rebatirle y hacer entrar en razón a Kwon Yul, restándole parte o toda la culpa. Pero claro, esto es Hollywood… digo, Korea del sur, donde los hombres/galanes siempre tienen que cargar con un pesar para que las mujeres osadas y determinadas salven la relación.

Y ya no es un estereotipo, pues a los asiáticos como a medio mundo les gusta también el romanticismo clásico donde el hombre es el que lleva la voz cantante, pero es cierto que en muchas ocasiones a estos -más bien a estas- les gusta la figura de la mujer que lucha por su amor.

Para completar los comentarios sobre el episodio, decir que hasta nos encontramos con un nuevo tema musical elevando la cifra total de la banda sonora hasta tres, algo todavía alejado de la media del país, pero un claro indicio de la buena salud de la serie. Lástima que haya sido en su parte final.

14º CAPITULO: Sube la temperatura.

El secretario Kang In-Ho asistirá anonadado a la confesión de Na-Young. Será tal el shock que enfermará. Tendrá que ser una siempre dispuesta a ayudar Da Jung la que acuda a su casa para cuidarlo. Allí será cuando, por un descuido, vea una foto de la supuestamente fallecida esposa del Primer Ministro, comenzando a sospechar que In-Ho oculta algo a pesar de que la excusa que le dará este es bastante creíble. Cuando la joven vuelva junto a Kwon Yul, le esperará una grata sorpresa ya que le comunicará que al día siguiente la acompañará a ver a su padre. Una vez en la residencia el político le dirá a su suegro que en pocos días se lo llevará a su casa, ya que quiere ver feliz a su «esposa», nunca mejor dicho ya que Kwon Yul le propondrá a Da Jung casarse de nuevo con ella, ahora de verdad. Por el camino, el Primer Ministro hará un descubrimiento clave. Pero no será el único ya que Da Jung se llevará la sorpresa de su vida…

Madre mía, tanto quejarme de falta de contenido y esto evoluciona cada vez mejor. Lo curioso es que contrariamente a mis gustos lo hace basándose en el drama y no en el humor. Pero por partes, nunca mejor dicho ya que esta entrega se divide claramente en dos, una primera donde todo transcurre como la seda, con algún descubrimiento sorpresivo eso sí, pero donde se respira felicidad, y una segunda, a partir del minuto 30, que cambiará radicalmente ofreciéndonos un tour de force sentimental del que será difícil escapar.

Para empezar, ese encuentro entre In-Ho y Na-Young. Increíble. Se puede cortar con un cuchillo la tensión entre ambos, pero no por ver cuál de ellos gana el duelo, al revés, sino por ver cuál de los dos sufre más, es más mártir. Y con razón. Muy en la línea de lo que decía en el anterior capítulo, Na-Young se confiesa como una mala madre, y con el corazón en la mano es imposible reprocharle nada.

Por otro lado, me encanta esa «brecha» abierta entre el propio In-Ho -protagonista del capítulo de hoy- y su jefe. Y es que por mucho de que hayamos servido de títeres de los guionistas sufriendo ese amago/manipulación con el engaño de Kwon Yul, las posteriores reacciones de los personajes compensan ese truco. El papel secundario de la secretaria Seo Hye-Ju, aunque poco importante en este caso, refuerza la imagen de que nuestros héroes no están solos. Por cierto, no me gustaba, pero In-Ho ha terminado por ganarme, gracias sobre todo a la interpretación de Yun Si-Yun.

Y para acabar, ese final descorazonador. Algo artificial si nos limitamos a esa cafetería con Hye-Ju preguntándole a In-Ho: «¿Qué es eso que he oído, Na-Young está viva»?, pero dejando a un lado licencias argumentales espero que necesarias, se nos caerá el alma a los pies. Emoción a flor de piel y tristeza supina. Por suerte, esto es una comedia y todo acabará bien… Espero.

15º CAPITULO: No todo iban a ser sinsabores.

El futuro de Kwon Yul se ve cada vez más oscuro: no solo es el único que no sabe que su esposa en realidad está viva sino que encima su cuñado ha convencido al Presidente de la República para que lo releve en el cargo a causa de la investigación que le está haciendo a las empresas de su suegro. Lo peor es que la secretaria Seo Hye-Ju está siendo también el objeto de las sospechas del ex-ministro por lo que tampoco podrá ayudar a Kwon Yul al quedar al margen de las maquinaciones de este. Por su parte Da Jung no podrá quitarse de la cabeza el regreso de Na-Young de tal manera que le dirá a In-Ho que quiere hablar con ella; a pesar de la negativa del joven, este no tendrá otro remedio y concertará una reunión. Allí la periodista le invitará a que vuelva a ocupar el lugar que le corresponde. Y mientras todo ello ocurre, finalmente Hye-Ju descubrirá las verdaderas intenciones de su nuevo jefe, no teniendo otra salida que confesarle que su hermana está viva. Pero no será el único sorprendido ya que Da Jung culminará su plan reuniendo por sorpresa a Kwon Yul y Na-Young…

La tensión, el drama y los sentimientos a flor de piel siguen presentes en otro de los momentos álgidos de la serie, lo que me lleva a pensar que quedando todavía dos capítulos para zanjar la misma, algo de relleno nos van a meter. ¡Con lo bien que lo estaban llevando hasta el momento…!

Porque para empezar, ya casi todos los interlocutores se han enterado del «regreso» de Na-Young. Es cierto que faltan los niños, pero no creo que esto dé para más de un capítulo.

Por otro lado, ese desenlace me lo esperaba en la siguiente entrega. Con la decisión de Kwon Yul, aunque deseada para aliviar algo la carga dramática a la que estábamos siendo sometidos, se le ha restado algo de ese suspense que cabía esperar con la llegada de la nueva situación, pero bueno, como decía, todo sea por contentar al espectador y ofrecer uno de esos rescates de caballero de brillante armadura que tanto nos gustan.

Y por si faltase algo, también se nos ha adelantado la redención del personaje de Jun-Gi con lo que juntando todo lo dicho, uno se queda con la imagen de que todo se podría resolver en el siguiente capítulo. Sabiendo encima que inicialmente iba a tener dieciséis capítulos y que a posteriori se le sumó uno más, no dejamos de tener la impresión de que el relleno va a estar presente sí o sí.

Por último, un deseo. Espero que ese repentino «enfriamiento» del padre de Da Jung no se traduzca en un empeoramiento de su salud y una posterior… muerte que nos haga inundar los salones de nuestras casas. Porque una cosa es tragar con el relleno, y otra que encima este sea a costa de nuestros sentimientos…

16º CAPITULO: Melancolía.

A pesar de la determinación de Kwon Yul, Da Jung le insistirá que lo mejor es salir de su vida, de hecho se inventará una mentira con la que intentará hacerle creer que ahora lo que quiere es ser libre. El político no la creerá, pero tiene otros problemas con los que lidiar, como por ejemplo, la intención de su partido de deponerlo del puesto. Para su sorpresa, será Jun-Gi el que intercederá por él, sin embargo no será gratis ya que su cuñado le pedirá que vuelva junto a Na-Young. Como Kwon Yul ya se había reunido con su recuperada mujer, le contará lo que habían acordado: que le permitirá volver a ver a sus hijos, pero que nunca más será su esposa. La mala suerte hará que Wu-Ri los oiga enterándose de la repentina «resucitación» de su madre. Padre e hijo conversarán, y este le dirá que no quiere hablar con ella, que si los abandonó, ahora está muy bien así y que no les hace falta. Fuera de asuntos familiares, Kwon Yul intentará por última vez convencer a Da Jung, pero esta volverá a darle calabazas. Harto de estar siempre a merced de unos y otros, y dispuesto a coger de una vez por todas el toro por los cuernos, Kwon Yul le presentará su dimisión al Presidente de la República.

Bueno, algunos de mis temores se han confirmado, pero en líneas generales estamos ante un buen capítulo.

Para empezar, como nos olíamos, el estado de salud del padre de Da Jung ha empeorado y ya nos están predisponiendo para lo peor. Su figura ha sido desde el inicio de la serie la más entrañable, y hoy incluso nos amenazarán con que soltemos alguna lagrimilla cuando los hijos de Kwon Yul le hagan una visita en el hospital. Yo ya preparo el pañuelo y el mocho, por si acaso…

Luego, en lo referente a los «rellenos», pues sí, el episodio peca un tanto de ello. Por ejemplo, la insistencia de Kwon Yul y la resistencia de Da Jung. Hasta en tres ocasiones nos encontramos con esta situación resultando un tanto… pues eso, de relleno.

Por otro lado, me gusta la reacción de Wu-Ri, dura y exenta del melodramatismo reinante en el género. Sabemos que es artificial, pero también que paradójicamente es lo más cercano a la realidad. Y es que por mucho que duela, una madre es una madre.

Y si bien el mayor de los hijos del Primer Ministro actúa maduramente, su tío con esa petición a su cuñado peca de egoísta y de poco congruente. Se redime poniéndose a favor de este, ¿pero luego va a pedirle que vuelva junto a Na-Young? Lo que debería es haberle leído las cuarenta a su hermanita.

Pero la palma se la lleva In-Ho. ¡Qué pesado con Da Jung! Tanto mirar por los intereses de la jovencita y sigue haciéndoselas pasar &$»@ con su empecinamiento de que salga con ella. ¡A tomar por saco ya!

Ahora a esperar a ver cómo lo resuelven: o en plan «Happy End» o en plan «Soy surkoreano y para mí solo existe la amargura».

17º CAPÍTULO: 100% filosofía surkoreana.

A pesar de reconocer a su madre, Wu-Ri la rechazará, diciendo delante de ella y de sus hermanos, que cómo va a ser aquella su madre si esta murió hace unos años. Na-Young, dolida, creerá que la causa de todo aquello responde a que Kwon Yul le ha contado a su hijo tanto su indiferencia estos años como su aventura extramatrimonial. Así se reunirá con este, averiguando que no es verdad y que lo único que necesita es tiempo para que su hijo mayor la perdone. Ajena a los problemas de la familia Kwon, Da Jung comprobará cómo poco a poco su padre va apagándose, pero aún tendrá fuerzas para reprenderla cuando, encontrando por casualidad el diario de su hija, lea que su matrimonio con el Primer Ministro ha sido una completa farsa. Esta se disculpará diciendo que ambos están ahora realmente enamorados, pero el anciano no solo se enfadará por haber sido víctima de aquel engaño sino que se echará la culpa de todo el embrollo. Al día siguiente, Wu-Ri decidirá finalmente perdonar a su madre, la única buena noticia que recibiremos ya que tanto su padre abandonará el cargo como Da Jung decidirá cambiar el rumbo de su vida.

Se acabó, y aunque suene un poco pretencioso, he acertado en todo. No puedo explayarme sin -como en el resumen del episodio- destripar nada, pero me produce una sensación agridulce.

Dulce porque personalmente me confirma que ya conozco suficientemente bien la idiosincrasia surkoreana como para adivinar cuáles son los pasos que van a dar, y agria por su propio desenlace, que se ajusta a esa filosofía tan suya de impedir ser felices a toda costa.

Por lo demás, episodio extremadamente sentimental y exprimido al máximo, sin más objeciones que las comentadas en el anterior párrafo. Si acaso, aplaudir de nuevo la reacción de Wu-Ri y lo bien hilado que está su cambio de opinión. Yo lo hubiese resuelto de otra manera para evitar… el trago, pero… dónde manda patrón, no manda marinero.

CONCLUSIONES:

«The Prime Minister and me» ha sido una serie que ha ido de menos a más. Pero que se me entienda, del notable al sobresaliente. Solo los titubeos, esa indecisión que conllevaba que la misma serie no se definiese, han provocado que finalmente no se convirtiese en una referencia para series venideras. Y es que las referencias, fueron su talón de Aquiles.

Porque para empezar teníamos en la cabeza, tanto nosotros como los guionistas, los seriales con madrastra como protagonista, y esto jugó en su contra.

Por otro lado, la actualidad política no le ha ayudado tampoco. Nos dibujaban un Primer Ministro íntegro y al costado del pueblo, y si bien corrían el riesgo de no resultar creíble han terminado por, contrariamente, quedarse cortos. No puedes empezar una cruzada y quedarte a mitad de camino, y más con las ansias de buenos políticos que tiene esta sociedad actual.

Así, ante el miedo que conllevaba caer en los tópicos y malos chistes de los seriales de madrastra o cargar las tintas en la componente social y política, sus guionistas eligieron tomar el camino del drama y los males del corazón, del melodrama, por lo que además de perder la etiqueta de comedia romántica perdimos al mejor Lee Beom-Su.

El que esperase a un Beom-Su divertido y magistral -literalmente ya que fue docente de comediantes de la talla de Ha Jeong-Wu- que se vaya olvidando; aquí está serio y en plan galán, algo que si bien no es malo dada su categoría interpretativa, implica haberte dejado por el camino una de tus bazas. Al menos, la parte buena es haberte encontrado una «actoraza » como Yuna.

Y es que «The Prime Minister and me» ha terminado por convertirse en una bomba sentimental digna del mejor culebrón. Malo o bueno, no sé, eso dependerá del gusto de cada uno, pero muy diferente de lo que apuntaba al principio.

Pasando ya los detalles destacar el poco peso, en comparación con otras series surkoreanas, de los secundarios. Secundarios, porque paradójicamente algunos de los que tendrían que estar destinados a esta función/rol como es el caso del secretario In-Ho, adquieren en ocasiones demasiado protagonismo. Excesivo a mi gusto. El favoritismo de los guionistas por los actores jóvenes para congraciarse con el público adolescente es una plaga que sigue sin atajarse.

La música tampoco tiene un papel prominente. De hecho solo encontramos tres canciones cantadas en su banda sonora, y eso que cuenta con dos primeras espadas en este apartado en su reparto. La parte buena es que a cambio no tendremos rellenos en forma de esos clásicos videoclips.

Por último, la chorrada -y no tanto…- de turno: los protagonistas al principio de la serie se dan en un par de ocasiones un beso accidentalmente u obligados por la situación. Sin embargo una vez van avanzando en la relación y enamorándose realmente, se olvidan de mostrárnoslos tan cariñosos. Significativo siendo como es un producto que depende tanto del «tú a tú». Sentimiento sí, pero pasión…

Resumiendo, «The Prime Mister and me» es una de esas series «diésel», que va cogiendo fuerza poco a poco hasta lograr ponerte el corazón en un puño. El problema es que intentando eludir tópicos, resulta igualmente previsible. Sobresaliente pero no excelente.

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THE PRIME MINISTER AND I (II) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 7 al 12) de 17

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BREVE RESUMEN DE SUS 6 PRIMEROS CAPÍTULOS:

Kwon Yul ha sido elegido por el Presidente de la República de Corea para convertirse en el nuevo Primer Ministro sustituyendo a una serie de políticos corruptos y retrógrados que hasta el momento ocupaban el cargo. Y es que la imagen que de él tiene la opinión pública es de un joven idealista, íntegro y trabajador. Sin embargo Kwon Yul es más que una cara bonita y una conciencia comprometida, es un viudo padre de tres niños al que sus responsabilidades no le dejan ser un buen progenitor. Cuando sea nombrado Primer Ministro el destino lo llevará a conocer a Da Jung, una periodista de la prensa rosa, con la que surgirán una serie de malentendidos. Pronto los enemigos políticos de Kwon Yul, entre los que se encuentra su cuñado, el Ministro Park Jun-Gi que le culpa de la muerte de su hermana, se aprovecharán de la coyuntura para crear un escándalo alrededor de la figura del nuevo Primer Ministro, pillando como «rehén» involuntario a la propia Da Jung. Para salir airosos, estos no tendrán mejor idea que fingir un matrimonio. Lo que no saben es que tienen al «enemigo en casa»…

7º CAPITULO: Tiempo de recolecta.

Auspiciado por su suegro, el Ministro Jun-Gi le tenderá una nueva trampa a nuestro «héroe». Así, en una reunión de ministros, solo aparecerán dos dejando en evidencia a Kwon Yul ante la opinión pública, queriendo dar la imagen de que este está falto de liderazgo y sus hombres no cuentan con él. Sin embargo este no será el único problema que le surja al político ya que en casa, Da Jung entrará en la habitación «prohibida». Cuando el Primer Ministro llegue a su hogar y la vea tocando el piano como hacía su mujer, a Kwon Yul le entrarán las dudas. Por si fuera poco, el Manager Kang In-Ho descubre que Wu-Ri tiene dos teléfonos móviles. Se lo comunicará a Da Jung, y aunque esta intente ocultárselo al padre del chaval para que no se enfade con él, la providencia hará que este también lo descubra. Cuando por el celular reciba una llamada de Jun-Gi, no tardará en llegar a la conclusión de que es su propio hijo el espía que andaban buscando. Frustrado, Kwon Yul le recriminará a Da Jung que no se involucre tanto en los problemas de su familia ya que, en realidad, ella es una simple invitada que tarde o temprano terminará yéndose. Dolida, esta claudicará dándole la razón, pero comenzará a preguntarse la causa de su actitud entregada por y para la familia Kwon.

Aunque por situaciones el episodio de hoy no avance demasiado, en cuanto a sensaciones la verdad es que es bastante denso; hoy se desatan los sentimientos, y es la pareja de protagonistas la que se lleva la mejor parte. Menuda perogrullada…

Por un lado una Da Jung que comienza a ser consciente de que se está enamorando del Primer Ministro. A pesar de que este la trate con crueldad -escena emotiva esa en la que el protagonista se encara con ella- no puede dejar de echarle una mano.

Que los guionistas se hayan tomado unos minutos para, a su modo, psicoanalizar el personaje, es una opción que hasta el momento no se había visto en una serie de televisión de este origen. Es como si ellos mismos se estuviesen preguntando porqué están llevando al personaje por ese cauce sin tener que, como en otras ocasiones, dar las cosas por sentadas.

Y por otro lado un atormentado Kwon Yul. Y es que al «pobre» le dan tantos golpes por todos lados, que terminamos por perdonarle esos… «ataquitos» insensibles y poco racionales que tiene. En todo caso me gusta mucho que se opte por sorprender al espectador como en el caso de cuando pilla a Da Jung tocando el piano. Conociendo ese carácter arisco suyo todos pensábamos en una inminente bronca, pero es saludable su reacción, ya no solo por restar esa previsibilidad que decíamos sino por abrir la puerta ya a un personaje no tan severo.

Por último, lamentar que la situación con el Manager In-Ho se esté alargando demasiado. Esa «Espada de Damocles» que pende sobre el protagonista lo único que hace es atormentarnos, y eso no me gusta nada…

8º CAPITULO: Comedia 90% – Romance 10%

Kwon Yul tendrá que pasar por el hospital a causa de las fracturas que sufrirá tras salvar a Da Jung del atropello. Esto servirá para que la pareja se una un poquito más y les entre más dudas respecto a su relación. Sin embargo, mientras que estos intentan aclarar sus sentimientos, el mundo no se parará y el Presidente de la República decidirá hacer caso a Kwon Yul y paralizar el proyecto del que depende el suegro del Ministro Jun-Gi. Este, ofuscado y sin soluciones, se reunirá con In-Ho para pedirle pruebas de su lealtad. El secretario lo tranquilizará diciéndole que el momento está cerca, pero que si actúa ahora no solo perjudicará al Primer Ministro sino también a otras personas, como por ejemplo a Da Jung. Y es que está tan enamorado de ella que ya no podrá ocultar más sus sentimientos confesándoselos. Lo que ambos desconocen es que tras sus pasos se encuentra el periodista Byun Wu Chul del rotativo Koryo Ilbo dispuesto a sacar partido del inminente escándalo…

Llegados al meridiano de la serie era normal que explotase la primera de las bombas, en este caso sentimental: la declaración del Manager Kang In-Ho. La verdad es que esta no me ha hecho ninguna gracia. Está claro que las jovencitas no lo verán tan mal, encarnando este como parece el rol del galán cruzado por una causa, e incluso, como dice mi señora esposa más experimentada en culebrones, es habitual esta ambigüedad representada en un personaje cortado por una doble moral; sin embargo yo, refugiado en la figura de macho cabrío, no soporto que alguien quiera comérsele el pastel al héroe del serial, y más siendo un tío que en realidad esconde a un sucio traidor. En fin, todo será cuestión de perspectivas…

Y es que aunque tachaba como héroe al protagonista, en esta entrega hay que ver como el peso específico de In-Ho crece hasta robarle cuota de pantalla al propio Primer Ministro. Es tal la predilección de los guionistas por el personaje que hasta evidencian un fallo de continuidad embutiendo esa batalla de bolas de nieve entre este y Da Jung.

Sin embargo, no hay que hacer sangre, ya que el capítulo de hoy tiene más de comedia que de melodrama, es más, el contenido romántico se sitúa en los últimos cinco/diez minutos por lo que los poco amigos de los melodramas no tendrán que sufrir.

Muchas situaciones son simpáticas, que no cómicas -hay más sonrisas que carcajadas-, pero esos efectos sonoros e incluso alguna sobreimpresión animada, convocarán una atmósfera casi mágica solo estropeada, como decía, por la irrupción de los sentimientos y los tópicos triángulos amorosos aguafiestas…

9º CAPITULO: De aquellos barros, estos lodos.

La Rueda de Prensa con los medios de comunicación con motivo del Año Nuevo será el momento que el periodista Byun Wu Chul quiere aprovechar para destapar el escándalo entre Da Jung e In-Ho; sin embargo la joven se encontrará con un ángel guardián inesperado cuando el reportero Park, su compañero en «Scandal News», utilice la treta con la que su jefe quiere vengarse de esta para devolver las cartas al mazo de la baraja y volverlas a repartir, estropeando el plan de su colega de profesión. De hecho, conseguirá incluso quitarle las fotos que este les había hecho a la pareja en la nieve, entregándoselas a In-Ho. Por otra parte, harto de la impasibilidad del joven, el Ministro Jun-Gi decidirá sacrificar su «peón» para derrotar a la «reina»: en connivencia con Wu Chul enviará un mensaje de texto a In-Ho y Da Jung para, engañándolos, pillarlos juntos en un hotel. Por suerte otra vez el reportero Park saldrá al rescate del Primer Ministro y su «noona».

Bueno, en plan vago diría que estamos ante un episodio de transición y que no pasa nada destacable. Con ello no estaría faltando a la verdad, pero traicionaría a uno de mis principios como es el de no dejarse nada en el tintero si puede interesar al que buenamente se haya acercado a leer estas líneas.

Así por ejemplo, no estaría bien pasar por alto el crecimiento del personaje del compañero de la protagonista en «Scandal news», y ya no solo por su aumento de cuota de pantalla sino por su alineamiento en el bando de los «buenos». Y es que, insisto, teniendo tantos enemigos como tienen los protagonistas, encontrarse con un aliado es una noticia a celebrar.

Eso en el lado positivo porque en el lado negativo sigo «sufriendo» con el empecinamiento de los guionistas de jugar a dos bandas no queriendo cargar las tintas sobre el personaje de In-Ho, y por el contrario endurecer el carácter de Kwon Yul. Encima esa escena final resulta totalmente ingenua, no solo porque no es sorprendente -es un tópico en los seriales surkoreanos- sino porque esperábamos otra cosa, algo más apasionado, un beso por ejemplo. Se lo «dieron» hace unos episodios y ahora, ¿nos salen con estas…? Por favor…

10º CAPITULO: Después de la tempestad…

Da Jung y Kwon Yul saldrán doblemente airosos de la trampa que les habían puesto tanto sus enemigos como la providencia cuando tras abortar el plan del Ministro Jun-Gi descubran en el último segundo que dentro de la habitación donde se han refugiado está escondida dentro del armario la esposa de este y dos amigas espiándolos. Pero ahí no acabará la cosa ya que In-Ho, viendo que el político lo ha utilizado en su propio beneficio, acudirá a su encuentro para cantarle las cuarenta. Los días pasarán y el plazo legal de 100 días para acabar con un matrimonio se acerca. La secretaria Seo Hye-Ju le aconsejará al Kwon Yul que debería ir pensando en acabar la farsa. Así, el político comenzará a deshojar la margarita, y para ello qué mejor ocasión que la noche en que tienen que celebrar esa fecha tan señalada…

La verdad es que no sé de qué hablar. Ya no es que la trama no tenga excesivo contenido, es que encima, lo que sucede no merece mucho comentario. Y con ello no quiero decir que el episodio no esté bien, al revés, entretiene, pero así de comentar e ilustrar… poco, la verdad.

Para empezar, lo haré con lo peor si exceptuamos como siempre ese empecinamiento de juntar a Da Jung con el pesado de In-Ho. No me gusta para nada el desenlace del capítulo: edulcorado no, lo siguiente. ¿Alguien se imagina en España a Rajoy cantándole a su mujer? Bueno, pues igual, ya que nos gusta mucho hacer el ridículo, pero vamos, queda un poco… pues eso, ridículo. Aunque analizándolo desde el punto de vista cerebral -irónicamente- podemos llegar a la conclusión de que este Beom-Su podría meterse a cantante; total, si Andy Lau es una estrella de la canción… su voz tampoco es que se aleje mucho de la de este.

Por el otro lado, por el positivo, lo bien tirado, hilado, que está la situación de In-Ho/Da Jung con la del hermano de este y la esposa de Kwon Yul. Punto a favor para los guionistas. Es cierto que se emborrona un poco con ese descubrimiento por parte del Ministro Jun-Gi del «comatoso» paciente, pero no se puede decir que no despierte buenas sensaciones en los espectadores.

Y para terminar -no está nada mal teniendo en cuenta que no había mucho de qué hablar…-, tenemos un nuevo tema cantado en la banda sonora de la serie. Y claro está, no me refiero al que entona el protagonista o su hijo en la iglesia -musical que estaba la entrega de hoy- sino ese que suena de fondo en una escena cumpliendo con su labor de acompañar y propiciar sentimientos. La verdad es que como he dicho en otras ocasiones, se echan a faltar este tipo de canciones. Y es que estamos ya tan habituados a ellas en los seriales del país que cuando nos las «escatiman» notamos que nos falta algo.

11º CAPITULO: ¿Querías chocolate? Pues toma dos tazas.

La velada romántica acabará contra todo pronóstico mal. Convencido de que su decisión, por drástica e injusta que sea, salvará a Da Jung de las maniobras del Ministro Jun-Gi, Kwon Yul le comunicará a la joven periodista que debe salir de su residencia y acompañar a su padre en el hospital, así tanto se podrá ocupar mejor de él como la prensa no sospechará nada. Dolida esta le hará caso, situación que aprovechará la secretaria Seo para intentar ganar algo del terreno perdido con su jefe. Sin embargo, toda aquella situación no parece gustarle al padre de Da Jung, y dispuesto a que todo vuelva a su cauce, se escapará del hospital para hacer cambiar de opinión al Primer Ministro. Todo aquel embrollo conseguirá que el político vuelva a entrar en razón, en parte afectado por el tiempo que ha pasado sin su ficticia esposa, pero cuando crea haber recuperado esa falsa sensación de felicidad, surgirá el escándalo con la empresa que lidera el suegro de su cuñado, con fatídicas consecuencias…

Uffff… tanto quejarme de episodios insípidos y faltos de contenido, y va y llega uno de esos cargaditos y lleno de interés.

Para empezar, y aunque ya lo intuíamos, conoceremos por fin la motivación de In-Ho para destruir a su jefe. Si es suficiente razón o si debería haber investigado más, es una cuestión o herramienta que se guardan los guionistas para dilatar más el suspense. Conociendo los terrenos por los que se mueven los K-Dramas del lugar, no nos extrañaría una milagrosa «resurrección» del hermanísimo a última hora abogando por la inocencia del protagonista. Hasta ese momento u otra resolución, nos toca esperar estoicamente…

Por otro lado, en el episodio de hoy hay sitio para todos, aunque no para todo, es decir, como siempre es un cocktail de géneros aunque en esta ocasión humor, lo que se dice humor, no hay mucho. Lo que si que hay, como decía, es atención para todos los personajes, empezando por el triángulo amoroso conformado por la pareja protagonista y la secretaria Seo hasta esa otra similar figura geométrica con la misma en un vértice y el Ministro Jun-Gi y su esposa en los otros, sin olvidar a la pequeña Na-Ra con el amigo de su hermano, Tae-Wung, nada más y nada menos que el popular miembro de los «Super-Junior» Su Ho.

No podemos por demás ignorar dos pautas importantes como es el regreso del padre de Da Jung como el motor emocional de la serie, algo que agradecemos ya que nos separa de las trilladas relaciones sentimentales, y ese sobresalto final que también viene dado por un tema ajeno al espíritu de culebrón de toda serie surkoreana. Sabemos que quedará en nada, pero está bien llevar a los personajes a terrenos más fangosos que los del corazón…

12º CAPITULO: Redondo.

El magnicidio se quedará en nada, en una intervención quirúrgica ligera y un poco de descanso. En ese tiempo Kwon Yul se dará cuenta de cuánto significa Da Jung para él. Pero no será la única persona ya que la secretaria Seo comprenderá finalmente que la jovencita está prendada del Primer Ministro y que este, conociéndolo como lo conoce desde hace ya años, le corresponde a pesar de sus titubeos. Así, con el corazón roto pero sabedora de que deja en buenas manos a su amor platónico, le presentará la dimisión a su jefe. Y mientras todo ello ocurre, el hermano de In Ho empeorará de salud, terminando por borrar cualquier tipo de duda en este. Dispuesto más que nunca a vengarse, llamará al Ministro Jun-Gi, el cual ya se ha enterado del porqué de guardarle tanto rencor a su cuñado, para darle las pruebas que tiene contra este. Sin embargo, un fantasma del pasado se cruzará en su camino…

Si el anterior capítulo decíamos que era bueno, este no se queda atrás; y es que por ejemplo hasta ese humor que, como decíamos, echábamos a faltar aquí aparece de nuevo. Es cierto que resulta artificial, sobreactuado y un tanto inocente, como es habitual en el país y sobre todo en estas producciones, pero uno no puede hacer otra cosa que dejarse llevar por las desventuras de ese trio del «White café» convertido en el elemento cómico/caricaturesco de ya toda la serie.

Pero lo que hace grande al episodio, son las emociones. Para empezar, por tópica y esperada que sea, la de la pareja protagonista. Sensacional esa escena en la «cama» donde Da Jung se «declara» a Kwon Yul cuando segundos antes acababa de hacer una reflexión sobre la muerte, los que se quedan y los que se van. Sin embargo está no será la única declaración ya que la que cierra el capítulo volverá a ponernos la piel de gallina; como siempre mal rematada ya que resulta un poco fría, faltaría un beso entregado, pero no se puede decir que no sea emotiva.

La secretaria Seo pone también su granito de arena, llegándonos incluso a conmover en base a sentir lástima por ella, pero claro, si esta consigue a su amor, rompemos la otra pareja…

Y para acabar, aunque no nos haya gustado tanto, esa aparición «sorpresa». Resulta un tanto previsible cuando el padre de Da Jung ya había hablado de la intervención de una misteriosa «monja» y un tanto WTF puesto que por mucho que busque la sorpresa, no resulta creíble, pero bueno… eso sí, ¿no hubiese resultado mejor «resucitar» como decía al hermano de In Ho?

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THE PRIME MINISTER AND I (I) – Korea del sur – 2013 – (Ep. 1 al 6) de 17

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Siempre que terminas una serie te encuentras ante el dilema de qué ver después. Si encima, como en este caso, acabas un KDrama tan genial como «A gentleman’s dignity», el problema se multiplica potencialmente a la calidad de la serie que dejas. Pues bien, ante grandes desafíos, grandes soluciones. Por facilonas que resulten.

Hay que salir del aprieto, y para hacerlo bien hay recursos que casi siempre funcionan. Casi siempre; aún recuerdo cómo hasta llegar a la protagonizada por Jang Dong-Gun, me vi el arranque de hasta cuatro series y ninguna me convenció, a pesar de que algunas estaban protagonizadas por actores y actrices de mi palo, vamos, que me caían especialmente bien.

Aun así, la primera opción para suceder a «A gentleman’s Dignity» fue esta «The Prime minister and I», más que nada porque su protagonista Lee Beom-Su es uno de mis actores favoritos, y pocas veces me ha fallado en una comedia; comedia, ya que en la más melodramática «On Air» no terminó por encajarme. De hecho, antes del éxito de la de -otra vez- Dong-Gun, esos cuatro fracasos vinieron provocados por no superar las sensaciones dejadas por «History of a salaryman», otro serial protagonizado a su vez por Beom-Su.

¿Correría esta el camino contrario, salvar una situación, o caería víctima de esas mismas causas, expectativas no alcanzadas, poniendo en juego esa justicia poética a la que les gusta tanto recurrir a los culturetas más moñas…?

1º CAPITULO: Demasiadas pistas…

Kwon Yul es elegido por el Presidente de la Republica para convertirse en el nuevo Primer Ministro tras tres fiascos con políticos retrógrados y sin soluciones. Kwon Yul es joven, atractivo e integro; de hecho la opinión pública lo considera una de sus figuras políticas favoritas, tan popular que su imagen trasciende del mundo de la política. En su vida privada es un padre de tres niños que enviudó hace unos años tras el accidente de coche de su mujer. Justo el día en que el Jefe de la Oficina del Presidente le comunica la decisión de este, Nam Da Jung, una periodista de la prensa rosa se encuentra en el mismo local buscando una foto comprometedora de una idol. La situación llevará a un malentendido que no llegará a más; sin embargo cuando al día siguiente salte la noticia de la candidatura de Kwon Yul, Da Jung tendrá que interesarse por él intentando averiguar más detalles de su vida que puedan atraer a los lectores de su revista. Su primer intento resultará tan infructuoso que incluso acabará en la comisaría bajo un cargo de acoso. El segundo no será mejor ya que, por culpa de otro malentendido, el político creerá que esta ha medio secuestrado a su hijo pequeño para sonsacarle información. Resuelto el asunto, para congraciarse con la periodista, Kwon Yul le concederá una entrevista en exclusiva, entrevista superficial, intrascendente y hasta hiriente cuando la periodista sin consideración le pregunte por el momento más difícil de su vida, no cayendo que perdió a su esposa. Sin embargo, el problema más grande surgirá cuando al día siguiente en los titulares de la prensa de todo el país salga la foto del próximo Primer Ministro en actitud supuestamente cariñosa con una estudiante menor de edad. La verdad esconde otra situación: la de Da Jung vestida de colegiala siendo víctima de las iras de Kwon Yul cuando el día anterior la creía causante de la desaparición de su hijo.

Bueno, ni está mal, ni excesivamente bien. Hay bastante humor, pero peca de recurrir a demasiados tópicos en este tipo de series. Por partes.

Lo de arrancar sabiendo que sucederá en el futuro, al menos dos meses por delante, está bien, ya que nos pone en situación. Ya sabemos: «el que avisa no es traidor». Además, copia la misma fórmula de la mencionada «History of a salaryman»

Luego, incluirnos esa escena de acción al más puro estilo Wuxia, refuerza la imagen de héroe que siempre quiere pero no puede exhibir su protagonista, a causa de los personajes más terrenales que le toca siempre interpretar; sin olvidar la idea de aportar una nota algo fantasiosa, divertida.

Pero cuando el grueso del episodio comienza, no podemos dejar de ver flechas que interrelacionan a unos personajes con otros, y que de seguro se convertirán en el eje sentimental de la serie. La secretaria de Kwon Yul con este, el nuevo manager con la pizpireta Da Jung, sin olvidar claro está el tira y afloja de los dos protagonistas.

Que haya un enemigo claro, no está tampoco ni bien ni mal; no me gustan los «malos» porque ya tenemos en la vida real suficientes obstáculos para que alguien los incluya en la ficción, pero al menos igual que decía con lo de adelantar acontecimientos, está bien lo de poner todas las cartas boca arriba sobre la mesa. «El que avisa no es traidor», again…

Para ir terminando, destacar a sus dos protagonistas. Beom-Su, más comedido de lo habitual. Espero que como suele pasar en las comedias románticas surkoreanas serializadas, el galán vaya desatándose poco a poco, y más cuando este es capaz de provocarnos tantas risas. Contrariamente a este, el descubrimiento de Im Yun-Ah, más conocida como Yuna. Para aquel que no la conozca, Yuna es una de las integrantes de la popular girlband «Girl’s Generation». Pues bien, cuando se anunció su fichaje por la serie, muchas voces cuestionaron sus dotes para la interpretación. Se equivocaron ya que Yuna no solo recibió a posteriori varios premios sino que encandiló a la audiencia. Solo hay que ver su gama de gestos y reacciones en este capítulo para enamorar al, como suele decirse, primer vistazo. Puede que algo sobreactuada y copiando algunas muecas y mohines de estrellas consagradas dentro del género, pero supera el debut con nota alta.

Ahora sí, para acabar, señalar ese guiño a los hispanos-parlantes de todo el mundo. Ver a Yun Si-Yun pronunciando una frase en español, no tiene precio.

2º CAPITULO: Indecisión.

Ante el escándalo suscitado, Kwon Yul decidirá que para no hacer la bola más grande lo mejor es dimitir. Su secretaria Seo Hye-Ju le recriminará que si hace eso tirará por la borda el trabajo de todos aquellos años incluidos los sacrificios que han tenido que hacer, pero ni así hará cambiar de opinión al político. En la rueda de prensa en la que debe anunciar su dimisión, justo cuando va a revelar la noticia, aparecerá Da Jung desvelando que ella es la chica de la foto y que es la novia del candidato a Primer Ministro. Con esa solución, ideada por el manager Kang In-Ho, todos saldrán a flote, ni el político tiene que renunciar, ni Da Jung ser tratada como una mujerzuela ante la opinión pública. Sin embargo aquello tendrá más consecuencias que las del lógico enredo ya que por ejemplo el padre de la periodista querrá conocer a su prometido. Por su parte, el ministro Park Jun-Gi, tras ver como su plan para difamar a su cuñado fracasa, orquestará uno nuevo atacando a la faceta de Kwon Yul como padre. Por suerte el viudo saldrá de nuevo indemne gracias a su sinceridad. Por último, Da Jung acudirá a ver a su padre. La Doctora le informará que le han detectado un tumor y que le quedan 6 meses de vida. Para que este vea cumplido su sueño de verla casada no se le ocurrirá otra cosa que rogarle a Kwon Yul que se case con ella.

Pues nada, la cosa sigue como en el primer capítulo: humor, pero no tanto como quisiéramos en una serie protagonizada por Lee Beom-Su. Solo hay que ver esos dos gags oníricos en los que el actor saca a relucir su vena cómica para darnos cuenta de que son las mejores escenas del capítulo. Encima Yuna está más comedida en esta entrega por lo que si bien no podemos decir que es un capítulo aburrido -mal empezaríamos si lo dijésemos- no es tan divertido como cabía esperar.

Además, el drama que uno barruntaba con la enfermedad del padre de la protagonista -un siempre excepcional Lee Han-Wi- comienza ya a extender sus raíces provocando la primera escena amarga. A mi gusto, demasiado pronto; espero que no sea junto a lo dicho de la falta de humor, indicativo de que esta serie es más un melodrama que una comedia romántica.

Por lo demás, que no notamos, de momento, una excesiva utilización de recursos como los del «relleno», de hecho, a pesar de las vinculaciones artísticas de la protagonista, la música tiene poco protagonismo: no hemos oído todavía ningún tema musical que no sea instrumental. Aprovechada que está la cosa…

3º CAPITULO: Equilibrio.

Da Jung dormirá la mona en casa de Kwon Yul. Al día siguiente tendrá resaca, pero lo peor no será el dolor de cabeza sino la reprimenda del Primer Ministro. El que se aprovechará de la presencia de la periodista será Man Se, el hijo pequeño de este, que le ha ido cogiendo cariño. Sin embargo será una suerte que esta se encuentre en la casa ya que descubrirá a un infiltrado que intenta espiar a Kwon Yul. De hecho, al ser la única que le ha visto la cara, el Primer Ministro no tendrá otro remedio que invitarla al convite de gala de su nombramiento. Allí esta conocerá a la esposa del Ministro Park Jun-Gi que, al igual que su marido, desconfía de la relación de esta con su cuñado. La joven se verá tan agobiada que incluso asegurará que en breve se casarán. Después de la ceremonia, Kwon Yul le recriminará su actitud pero bromeando hará creer a la periodista que se va a casar con ella. Cuando la verdad salga a la luz, Da Jung se sentirá hundida. No obstante el Primer Ministro se quedará con la mosca tras la oreja; investigará y encontrará la razón de porqué esta tiene tanto interés en casarse.

Bueno, no sé si es porque ya nos hemos hecho a ella, porque nos hemos olvidado de las excelencias de «A Gentleman’s Dignity» o porque realmente su contenido ha mejorado, pero la cuestión es que esta «The Prime minister and I» comienza a coger ritmo y a recoger sensaciones.

Por primera vez el personaje interpretado por Beom-Su empieza a resultar simpático. Aún no le han abierto la veda para soltarse y explotar su vena cómica, excepto en esas escenas… oníricas claro, pero han comenzado a priorizar la faceta más humana del personaje dejando a un lado su carácter más huraño.

Lo que no nos gusta es que en lugar de un villano, tengamos dos, y posiblemente más… porque lo de la esposa del Ministro Jun-Gi… tela, y seguro que el periodista Byun Wu Chul del rotativo Koryo Ilbo se unirá a la «fiesta» cuando el momento lo requiera.

Contrariamente me ha parecido una idea formidable utilizar a este personaje no solo como un obstáculo más sino para abrir la puerta a nuevos embrollos sentimentales ya que parece apuntarse a que entre Jun-Gi y la secretaria Hye-Ju hubo algún tipo de relación en el pasado. Por cierto, la familia bien… bien mal quiero decir, ¡hasta los primos se odian!

Por lo demás, yo no sé quién ponía en duda las habilidades interpretativas de Yuna; la escena en la que su padre le dice lo feliz que será llevándola al altar, es de «actoraza» de primera fila.

Y ya que estamos y que hay poco de qué hablar, diremos que ojalá tuviésemos políticos así en España. Sé que es una obra de ficción y que en todos sitios cuecen habas, es más, conocida es Korea del Sur por su corrupción, regímenes dictatoriales y altercados en las sesiones del senado, pero quizás por esas similitudes, esos deseos de tener gobernantes decentes e íntegros, el mensaje es bidireccional.

4º CAPITULO: ¡Vivan los novios!

A pesar de que Kwon Yul acepta su propuesta de matrimonio, Da Jung no estará muy segura de confiar en él ya que cree que únicamente el Primer Ministro se está compadeciendo de ella. Este le asegurará que lo está haciendo, además de por hacerle un favor, porque cree que es su responsabilidad como político. Una vez convencida decidirán redactar un contrato por el cual cada uno de ellos se compromete a cumplir una serie de compromisos. Ambos lo firmarán, pero misteriosamente la copia del Primer Ministro desaparecerá sin que él lo sepa. Mientras esperan a que la boda se celebre, cada uno tendrá asuntos que atender. Da Jung será recibida por los hijos del político con frialdad, incluso los dos mayores le asegurarán que no le va a ser fácil ganárselos. Por su lado, Kwon Yul descubrirá que parte del presupuesto está siendo destinado a un proyecto que maneja el suegro del Ministro Jun-Gi. Acudirá incluso al lugar para interesarse por él y descubrir la verdad. Y entre visitas y problemas, llegará finalmente la boda.

Si en la anterior entrega decíamos que la serie había comenzado a coger ritmo, hoy se confirma y acelera. Ya no es solo que las situaciones se sucedan dotando de tensión al contenido sino que encima este, toca diferentes palos, desde la comedia al drama.

Sobre la comedia no podemos decir otra cosa que la pareja realmente tiene química. Por ejemplo, en la serie que me está sirviendo de referencia en todas estas reseñas, «A gentleman’s dignity», teníamos como protagonistas a cuatro parejas, todas ideales y casi todas conectaban. Casi. Había una de ellas que, aunque era la que más nos emocionaba como era la formada por Choi-Yun/Kim Min-Jong y Mea-Ri/Yun Jin-I cuando llegaba el momento de ponerse tiernos, no resultaban creíbles. Con decir que al final se casan y no somos capaces de verlos en ningún momento dándose un beso… Pues bien, aquí además de mostrarnos ese obligado feeling entre los protagonistas obligados por el guión, se nota que ambos conectan. Es cierto que la relación es tramposa con ese típico «tira y afloja», pero más que resultar molesto se resuelve de una manera sumamente simpática.

En ese grupo entraría otro clásico como esa no menos habitual fórmula de hacerle la vida imposible al padrastro/madrastra de turno por parte de los hijos de la pareja viuda/separada/divorciada. De momento, solo sirve como excusa para un gag; esperemos que se quede ahí y no se convierta en, como decíamos, algo molesto.

En cuanto al drama, soberbio, aunque más que de drama deberíamos hablar en términos sentimentales. Toda la fase que rodea a los minutos previos a la boda me parecen sublimes. No dejan de ser otra vez tramposos y sensibleros, pero la construcción me parece más que notable. De momento no quiero pensar cuando realmente llegue la tragedia -que llegará- pero la función del padre de Da Jung es necesaria para humanizar tanto las situaciones como al propio protagonista alejándolo de la frívola realidad política que agria su carácter.

Por haber, no falta ni el primer tema cantado de la serie. Y es que ya no solo sorprendía que todas las piezas fuesen instrumentales sino que, aunque suene extraño, incluso se echaban a faltar. De momento solo es una canción, pero esperemos que, sin pasarse tampoco, aumente el número. Es un aliciente, un atractivo más para engrandecer el conjunto.

Para terminar no puedo negar que la serie guarda muchos parecidos con otro KDrama como fue «The accidental couple/That foul», cambiando los roles actriz/cartero por político/periodista. Aunque aquella fue y sigue siendo una serie de referencia, espero que en cuanto a argumento y no a resultados se quede en tan solo eso, en un espejismo…

5º CAPITULO: Más comedia, menos drama.

Gracias a la ocurrencia de Da Jung la pareja de «recién casados» podrán salvar el primer escollo, sin embargo ese punto a favor se convertirá en uno en contra cuando descuidando el contrato de matrimonio, Man-Se se haga con él y lo convierta en materia prima para sus ranas de papiroflexia. Pero ahí no acabará la cosa ya que el niño no tendrá mejor ocurrencia que repartir ranas entre varias personas, entre ellos su padre y tíos. Cuando la periodista se entere, comenzará una búsqueda suicida de la «rana» correcta dando lugar a todo tipo de situaciones cómicas. A pesar de sus esfuerzos no dará con la adecuada siendo el propio Primer Ministro el que descubra su descuido. Otra vez recibirá la reprimenda por parte de este, encontrando la jovencita de nuevo consuelo en el manager Kang In-Ho. Lo que nadie sabe es que esto parece responder a una estrategia urdida por el joven para, secretamente, molestar a su jefe. ¿Qué esconderá este?

Tras un episodio tan ejemplar como el anterior no es extraño encontrarnos con uno tan… inmovilista como este. De hecho, solo se avanza… bueno, se destapan dos asuntos, ya que el grueso del capítulo parece estar centrado en la comedia y el enredo, algo que por otra parte agradecemos.

Resulta divertido ver a la protagonista de fango hasta las cejas, metafóricamente hablando, a causa del follón en el que se ha metido. Las situaciones, sobre todo en su visita a casa de sus cuñados, son algo surrealistas y poco creíbles, pero cuando el objetivo es hacer reír, uno se vuelve algo indulgente. Incluso cabe resaltar otra vez ese pasaje onírico -cita ya ineludible en la serie- en el que es de agradecer que se sumen al carro del humor el Ministro Jun-Gi y su esposa, descubriéndose también como unos actores polivalentes.

A los latinos y en especial a los españoles, nos hará especial gracia ese pasaje en el que el Primer Ministro y sus chicos reciben a la comitiva diplomática de «Catalucia», algo así como una mezcla de Cataluña y Andalucía, con estos hablando en perfecto castellano y Yuna correspondiéndoles con una más que decente pronunciación. De hecho, mejor incluso que el español de In-Ho, el cual supuestamente le dicta.

Y ya que estamos hablando de este, sorprendente revelación la de hoy. Si me quejaba hace unos capítulos de que teníamos ya una nómina de villanos demasiado extensa a mi gusto, hoy hay que sumarle la del chaval. No me hace ni pizca de gracia ya que esto solo significa más sufrimiento para los héroes, pero bueno…

Y nada más, para acabar, la chorrada de turno. En esta serie de momento no tenemos ni canciones -solo una- ni escenas en la que los protagonistas se la pasan comiendo o bebiendo en uno de esos restaurante/cafeterías tan cools del país como es costumbre en estas producciones. Lástima…

6º CAPITULO: Los problemas crecen.

Da Jung caerá víctima de la emboscada orquestada por la esposa del Ministro Jun-Gi cuando acuda a una reunión del «White Cafe». Por suerte, será rescatada «in extremis» por la secretaria Seo Hye-Ju. Allí ambas mujeres discutirán siendo el propio Jun-Gi el objeto de su disputa. Cuando salgan del hotel, Hye-Ju verá al Manager Kang hablando con el secretario del propio Ministro sospechando que este pueda ser el espía que tanto andan buscando. En cuanto le vea le preguntará discretamente, pero este, oliéndose las intenciones de su compañera desviará sus sospechas aparentando no ocultar nada. Mientras que en las sombras siguen gestándose planes para derrocar a nuestro protagonista, este tiene problemas más terrenales, como por ejemplo atender a sus hijos. Man-Se por ejemplo se encuentra en plena crisis ya que ante las fechas navideñas que se avecinan está falto de cariño: echa de menos a su madre, y su padre no es todo lo afectuoso con él que desearía. Ante esta perspectiva, Da Jung le aconsejará a Kwon-Yul que acuda al Festival que van a celebrar en el colegio de su hijo para verlo actuar.

El título con el que suelo resumir el episodio en esta ocasión no es casual, ya que además de incidir en el lógico aumento de problemas, quería hacer alusión a aquella mítica serie familiar de los 80 y 90 donde las relaciones filio-paternales eran el eje central.

En esta entrega se olvidan un tanto de las intrigas palaciegas… digo, políticas, para centrarse en los niños. Y ya no tanto por el papel de Man-Se sino incluso el de Wu-Ri o yendo más allá, el de su primo, protagonizando la sorpresa del capítulo. Y es que enterarnos de que este no es hijo de Jun-Gi, pues cómo que…

Por lo demás, poco se puede añadir más que es un episodio no solo de transición sino hasta tópico por su situación. Eso de que coincida su emisión con las fechas navideñas lleva implícitas una serie de objetivos que los guionistas han terminado por resolver de la manera más fácil y previsible, recurriendo a una fórmula como es la típica obra infantil para intentar conmovernos. Y la verdad es que no lo consiguen; se ve tan artificial y forzado que no puedo considerarlo un acierto.

Por último y como chorrada, el habitual apunte español/latino. Ese «Feliz Navidad» de José Feliciano ya nos parece hasta normal que aparezca en una obra o producción que se desarrolle en un ambiente navideño, pero que Jun-Gi/Ryu-JIn se arranque guitarra en mano con «El concierto de Aranjuez» ya no es tan casual después de lo que ya hemos vivido en esta serie.

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HISTORY OF A SALARYMAN (IV) – Korea del sur – 2012 – Kdrama – (Ep. 18 al 6) de 22. FINAL

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BREVE RESUMEN DE LOS 17 PRIMEROS CAPITULOS:

Yeo-Chi es la nieta de un poderoso hombre de negocios dueño de varios conglomerados empresariales. Caprichosa y mal criada no recibe ninguna de las simpatías de los trabajadores de su abuelo. Cuando este, dispuesto a que cambie de actitud la obligue a trabajar en la Chun Ha, su empresa matriz, esta decidirá declararse en rebeldía fastidiando algunos de los planes de su abuelo. Pronto Yeo-Chi será el centro de las intrigas de las personas que conspiran a la espalda de su jefe buscando el poder, siendo incluso acusada de asesinar a su propio tío en colaboración con Yu-Bang, un desgraciado trabajador de la empresa cuya labor era vigilar sus pasos. Por suerte lograrán huir y sus días como prófugos forjarán una buena amistad, amistad que a Yeo-Chi le gustaría que fuese algo más ya que se ha enamorado del menudo Yu-Bang. Sin embargo este sólo tiene ojos para Wu-Hee, una científica que trabaja para el laboratorio farmacéutico del abuelo de Yeo-Chi. Cuando finalmente logren demostrar su inocencia la pareja tendrá que hacer frente a más intrigas por parte de los enemigos del patriarca de la Chun Ha, enemigos que no dudarán incluso en asesinarlo para alcanzar el poder. Como por ejemplo, su propia secretaria, la Directora Mo Ga-Bi que falsificando el testamento de este alcanzará la presidencia de la empresa arrebatándole a Yeo-Chi todo lo que tenía. Con la única ayuda de Yu Bang, nuestra heroína intentará recuperar sus posesiones.

18º CAPITULO: Donde las dan, las toman.

Yu Bang conseguirá detener a Yeo-Chi justo cuando esta estaba a punto de atacar a la Directora Mo tras enterarse de que fue la culpable de la muerte de su abuelo. Una vez ya en privado, el ejecutivo le explicará el porqué de su actitud, pidiéndole paciencia para ver culminada su venganza. Sin embargo quienes les habrán tomado la delantera ajenos a todo ello serán Hang Wu y la propia Chun Ha, iniciando una ofensiva de compra de acciones de la Paeng Seong para de un golpe, quitarse de encima a la competencia. Aunque el ataque será contundente, no llegará a ser mortal ya que Yu Bang, utilizando la maniobra de distracción que puso en práctica Yeo-Chi días antes con la Directora Mo, hará creer a propios y extraños que ha abandonado toda esperanza. En realidad está llevando a la quiebra a su empresa para que los de la Directora Mo y Hang Wu se endeuden hasta las cejas, y ellos mientras tanto, compren las acciones de la Chun Ha recuperando para Yeo-Chi la empresa que fundó su abuelo.

Volvemos a encontrarnos con un episodio de transición con poco contenido. Sin embargo a pesar de que el relleno no sólo es abundante sino también, descarado, no se puede decir que haya sido un capítulo malo gracias otra vez al humor. Pero por pasos.

El relleno en este caso viene dado por las escenas protagonizadas por las parejitas de turno, en especial la conformada por Hang Wu y Wu-Hee. Bajo mi modesto punto de vista, y como ya he dicho otras tantas veces, estas pecan de ser excesivamente volátiles además de, para mayor despropósito, cada vez más edulcoradas. Sobre lo primero no puede ser que den tantos bandazos, y sobre lo segundo, sólo falta el clásico: «Que se besen». A decir verdad, quedando todavía 4 episodios para cerrar el telón de la serie, creo que la cosa va demasiado acelerada con lo que me huelo -opinión personal- que tendrán que inventarse algo que ralentice la relación, y así dar tiempo a que encaje con el final. ¿Tomaron mal las distancias los guionistas?

Y si hablamos de previsibilidad, ¿qué decir de la treta de Yu Bang? Pues eso, lo bueno es que divierte un montón. Verlo caracterizado como el TOP de los «Big Bang»s con los ojos pintados, es lo que hace grande a este actor: que se lo toma en serio produciendo un efecto mayor que el del cómico que sólo busca parodiar ridiculizando al personaje que en realidad tendría que homenajear. Y es que Beom-Su es uno de los actores que mejor saben hacer reír sin caer en la burla.

Por lo demás, grande la escena de arranque, contagiosa en cuanto a sentimientos, y grandes otra vez los secundarios de la serie, en especial en esta ocasión el Director Jang Ryang.

19º CAPITULO: Me encantan que los planes salgan bien… o casi.

Para Yeo-Chi todo serán buenas noticias. Por un lado, tras recibir un mensaje en el móvil se pondrá tras la pista con la que por fin podrá demostrar que su abuelo fue asesinado, y por otro, el propio Yu Bang se verá obligado a contarle todo su plan. Lo malo es que aunque todo va según lo planeado, haciéndose cargo la Chun Ha de la Paeng Seong a fuerza de haberse hecho con sus acciones, Hang Wu previendo el golpe, ha demanda al ejecutivo por malversación por lo que este deberá presentarse ante un tribunal. Por si fuera poco, al Vicepresidente de la Chun Ha las cosas desde el punto de vista personal tampoco le irán mal, ya que finalmente se ha atrevido a pedirle la mano a Wu-Hee. Aunque esta se hará de rogar, su jefe sabrá que ha dado en la diana. La otra cara de la moneda la encontraremos en la Presidente Mo Gabi, ya que ajena a todas las maniobras de Yu Bang y sus socios, finalmente arriesgará parte de su ya disminuido patrimonio en una inversión sugerida por el Director Jang Ryang para ver como esta no resulta tan fructífera como en un principio parecía.

Al contrario de lo que veníamos diciendo en los episodios anteriores, esta no se puede decir que sea una entrega poco densa; sí que trate pocos temas nuevos, pero no que no tenga contenido. Al revés, al igual que comentaba en la anterior reseña con la relación de pareja entre Wu-Hee y Hang Wu, parece que todo el asunto se esté precipitando demasiado rápido teniendo en cuenta que aún quedan tres episodios.

Por norma general sabemos que en los seriales surkoreanos el último capítulo es bastante intrascendente, reservado para esos típicos finales de fiesta que casi siempre más que invitarnos a que nos sumemos a la celebración, nos suelen dejar un mal sabor de boca cuando a algún guionista se le ocurre ser original inventándose alguna patraña que no permita la felicidad total a sus protagonistas; no obstante, si quitamos este, todavía nos quedarían dos entregas donde quizás y a tenor de cómo van las cosas, el argumento no dé para tanto. Miedo tengo al relleno.

Por lo demás, muy buenas las dos escenas protagonizadas por las dos parejas de la serie. La primera, entre Yeo-Chi y Yu Bang, cómica a causa de paradójicamente esa carga dramática que le confieren ambos. Aunque pequen de sobreactuación, el público se rinde ante ellos incluso cayendo en la tontorrona trampa de ser conmovido.

Por su parte, Hang Wu y Wu-Hee, logran encandilar más por las respuestas de la joven, que por los tópicos. Esa reacción inmediatamente después del beso y la otra, no sólo a su llegada al hogar sino sobretodo, al descubrir nosotros que su «prometido» la está observando son geniales. Un aplauso en esta ocasión para sus guionistas.

20º CAPITULO: Desbocado y cuesta abajo.

Yu Bang saldrá airoso como esperaba de su cita con la fiscalía, pero le dará la vuelta a la tortilla cuando aprovechándose de la ambición del joven fiscal le venda la idea de que en la Chun Ha están realizando un fraude en base a una doble contabilidad. Así, los agentes del juzgado se presentarán en la empresa sin saber que algunos empleados han huido segundos antes con los libros de contabilidad para esconderlos; sin embargo no contarán con que Yeo-Chi, dentro de la propia empresa, los ha seguido descubriendo su paradero a la fiscalía. El problema surgirá cuando, incluso con ellos, no puedan encontrar ninguna prueba incriminatoria. Detendrán a Hang Wu, pero este resistirá estoicamente el acoso. Por su parte, Wu-Hee descubrirá casualmente que Park Beom-Jeun oculta el auténtico testamento de Jin Si-Hwang. Cuando vaya a comunicárselo a Hang Wu, será víctima de los planes cada vez más desesperados de la Presidenta Mo Ga-Bi.

Estamos frente a uno de los mejores episodios de la serie, y teniendo en cuenta el altísimo nivel medio de la misma, podemos casi decir que ante un episodio excepcional. Ya no es la tensión que se vive en todo su metraje con ese final que nos pone el corazón en un puño, y que nos hace casi ver de carrerilla la siguiente entrega por mucho que sepamos que no va a pasar nada, es que sus responsables quieren seguir siendo fieles al espíritu que ha caracterizado a toda la serie, y le han dado al humor un papel primordial también en esta entrega.

¡Y qué humor! Hay cinco -sí, cinco- escenas que son para partirse. Una, la de «Instinto Básico»; y no destripo nada porque uno desde el principio sabe que va a encontrársela. Eso lo hace más divertida; amén de la… «guarnición».

Dos, Wu-Hee apartando a una «Gisaeng» al más puro estilo dibujo animado/manga/manhwa.

Tres, la de pareja entre Wu-Hee y un Hang Wu bebido. Fuera edulcoramientos y directos a la mala leche.

Cuatro, la de la otra pareja con Yu Bang tirando de morro. Es tan poco original que la hemos visto ya en decenas de ocasiones en otros tantos seriales surkoreanos, pero sigue teniendo su gracia.

Y cinco, la de la cafetería donde los celos del mismo Yu Bang salen a relucir. Su continuidad en casa de Yeo-Chi, un tanto por el estilo. Destacar la mirada del menudo actor cuando está sacando cuentas.

En el otro extremo de la balanza, los litros de lágrimas -amargas, casi todas fruto del odio, pocas de la tragedia- que sin borrar el buen sabor de boca provocado por las carcajadas, nos demuestran que además de excelentes cómicos nos encontramos con actores tridimensionales.

Para cerrar, una imagen y un dato. La imagen, la de los cinco héroes saliendo de la fiscalía. El dato, que no me extraña tras lo dicho que este episodio se convirtiese junto al último, en el programa más visto del día tanto en el país como en la capital seulina.

21º CAPITULO: Mala hierba nunca muere.

Tal como era de prever Wu-Hee saldrá ilesa del intento de atropello por parte del secretario de Mo Ga-Bi gracias a la intervención de Yu Bang. Lo malo es que creerán que todo ha sido fruto de una torpeza ya que el frustrado asesino ocultará su identidad. Superado el mal trago la fiscalía llevará adelante el caso de malversación de la Chun Ha frente a los tribunales; el problema es que no tienen nada sólido con que demostrar la mala gestión de Mo Ga-Bi hasta que Bong-Gu, ejerciendo otra vez de espía para los de Yu Bang, los ponga sobre la pista que parece definitiva. Y digo que «parece» porque cuando tengan atrapada a la presidenta, Hang Wu descubrirá que todo aquello ha sido una trampa dejando en ridículo a la fiscalía. Derrotado, Yu Bang decidirá hacerse pasar él mismo por fiscal para, irrumpiendo en las oficinas de la «Golden Brothers», obtener el documento que demuestre la doble contabilidad de la Chun Ha. Pero no serán los únicos que no se queden quietos ya que Wu-Hee amenazará a Mo Ga-Bi con contar a la policía toda la verdad sobre la muerte de Jin Si-Hwang si esta no se entrega primero.

La verdad es que, al contrario de lo que iba diciendo en los últimos capítulos, esta no va a ser la típica serie donde el último capítulo solo sirva de festivo cierre; aquí se han dejado todo para el final.

Lo malo es que por esa razón esta entrega resulta un tanto… aburrida. Sí, lamentablemente es uno de los peores capítulos de la serie y no digo que sea malo ya que el nivel medio es altísimo, sólo que se tiran demasiado rato en los juzgados ralentizando el ritmo. Además como el anterior episodio fue tan bueno…

Y ya no es que sea un relleno, que no lo es, es que además de ese anquilosamiento legal del que somos testigos hay situaciones que se repiten y que, como en el caso de Wu-Hee, casi nos hacen pasar por tontos. Por ejemplo, cuando al secretario de Mo Ga-Bi esta le dice que tiene que acabar con la joven, pone una cara de medio sorpresa y medio desagrado. ¿Pero no lo habías intentado ya? Ah, bueno claro, también Hang Wu la dejó encerrada en un trastero al principio de la serie para que esta se asara y ahora nadie se acuerda…

Lo mejor, el Director Jang Ryang.

22º CAPITULO: Hasta el final.

El secretario Jang comunicará a la Presidenta Mo Ga-Bi que ha conseguido el objetivo que buscaban de eliminar a Wu-Hee. Ajenos a ello, Bong-Gu se presentará frente al fiscal con el documento que demuestra que la Chun Ha ha incurrido en una doble contabilidad. Desgraciadamente el hábil abogado del emporio empresarial no sólo logrará desviar la atención sino que atajará otro frente abierto por los protagonistas cuando estos acusen a Mo Ga-Bi de ser la causante de la muerte de Jin Si-Hwang. La única salida que tienen es que Wu-Hee atestigüe, sin embargo su desaparición imposibilita esta opción. Pronto todos se pondrán a buscarla, y para sorpresa del secretario Jang y Mo Ga-Bi, está no murió: está en coma en un hospital tras ser rescatada del lugar donde la abandonó su frustrado asesino. Tras dar con ella y averiguar que Jang fue el culpable de su estado, Hang Wu tendrá que aliarse con Yu Bang y Yeo-Chi para derrocar a la cruel presidenta.

Se acabó, y el episodio ha sido tan intenso que únicamente se relajan en los últimos cinco minutos. Ejemplar. Pero por partes.

El episodio sigue la línea que dejó la anterior entrega, es decir, una «Ley de los Ángeles» a lo surkoreano, sin embargo a diferencia de aquella, aquí no hay tiempo para el aburrimiento dada la tensión que le imprimen sus responsables. Y es que por muchas trampas que detectemos -se notan que todos los interlocutores saben por dónde van los tiros- el desarrollo está tan bien montado que pronto haremos la vista gorda.

Y si hablamos de trampas no hay que olvidar la «jugada» Wu-Hee: rancia, rancia… y forzada. Anda quéeeeee… Es algo así como «Ahora me saco un conejo de la chistera». ¿No podían haber hecho algo mejor?

Y ya que estamos, ¿qué decir del final? Es bueno -para no destripar mucho-, pero quizás algo corto. A mí personalmente me faltó el beso entre Bong-Gu y Yeo-Chi. Por cierto, ¿no se olvidan de que Bong-Gu entró ilegalmente en la «Golden Brothers»?

Lo mejor, el enfoque final que se le da a Mo Ga-Bi, de los mejores dado nunca a un personaje negativo. Eso dice mucho a favor de sus guionistas y del producto que se llevaban entre manos.

CONCLUSIONES

Así, a bocajarro, «History of a salaryman» se ha convertido en una de mis series favoritas; apurando y de cabeza diría que se sitúa fácilmente entre mi «Top Five». Y es que, como siempre en mis series de cabecera, que el humor sea el componente principal es un factor para que las mismas se posicionen muy arriba.

Tener a Lee Beom-Su como protagonista -siempre y cuando sea una comedia- no garantiza risas pero sí buenas sensaciones. Si encima está en plan rompedor las risas no sólo vendrán por sí solas sino que se convertirán en carcajadas. Si encima tienes secundarios cuyo rol casi exclusivamente es divertir y te encuentras con sorpresas como esta Jeong Ryeo-Won/Yeo-Chi que además de no desmerecer en nada a los especialistas en el género, tiene una faceta dramática bastante destacable, tenemos un elenco que por sí solo ya merece el visionado de la serie.

Y es que ya no son tanto los cómicos como los personajes más sobrios como la villana de la función, una estupenda Kim Seo-Hyeong que realiza todo un «tour de force» dramático.

Por lo que respecta a la tan temida por muchos componente romántica, decir que está muy contenida. A decir verdad, excesivamente contenida y sólo centrada en la pareja conformada por Wu-Hee y Hang Wu. Únicamente con estos se han permitido «adornar» la historia, eso sí, ni edulcorándola ni recurriendo a esos típicos rellenos en base a videoclips musicales. Y es que la densidad argumental de la serie es tal que no hay tiempo para las distracciones. De ahí el poco protagonismo de su banda sonora.

Esto también puede tener su contrapartida ya que la temática «empresarial» puede asustar a más de uno/una. Al revés, aunque el eje central gira en torno al éxito en los negocios, las situaciones se ciñen más al ámbito personal que al corporativo, más al intimo que al que responde al de una simple ambición… si descontamos a Mo Ga-Bi, claro.

¿La objeción más grande? Qué quizás olvidaba algunas cosas interesadamente dejando un poco en evidencia los intereses de los productores de cara a la audiencia. Hablo por ejemplo del favoritismo hacia Hang Wu a pesar de no ser «trigo limpio».

Resumiendo, «History of a salaryman» es una serie de calidad que se aprovecha de las licencias que se le conceden a la comedia para atrapar al público. Empieza como una historia de superación para acabar como un thriller, pero siempre, siempre, con «buen rollito». Imprescindible.

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HISTORY OF A SALARYMAN (III) – Korea del sur – 2012 – Kdrama – (Ep. 13 al 17) de 22

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BREVE RESUMEN DE LOS 12 PRIMEROS CAPITULOS:

Yu Bang es un pobre diablo sin suerte. En paro y con ganas de demostrar su valía no le importará servir de espía del hijo del Jefe de una poderosa corporación en un experimento de cobayas humanas. Tras acabar el plan no como ellos esperaban, servirá de cabeza de turco cuando engañado se meta otra vez en la piel de un espía en la misma compañía. Tras conocer a Yeo-Chi, la nieta del dueño de la empresa y ser ambos acusados erróneamente de asesinar al tío de esta, lograrán demostrar su inocencia salvando de paso a la compañía. Su buena acción le permitirá entrar como trabajador de pleno derecho en la empresa aunque tras una lucha de poder contra precisamente Hang Wu, el responsable de todos sus males, deba salir por la puerta trasera. Su obstinación volverá a ponerlo en el camino correcto cuando logre financiación para montar una fábrica con la misma gente que estuvo defendiendo y por la que fue despedido.

13º CAPITULO: Día de chicas.

Yeo-Chi siguiendo instrucciones de su abuelo deberá compatibilizar lecciones de tanto Yu Bang como de Hang Wu. El problema surgirá cuando estas no sólo coincidan en el tiempo sino que se contradigan en el mensaje. Wu-Hee por su lado tendrá problemas menos importantes; intentando gustar a su jefe no le importará hasta meterse en un pequeño problema cuando para impresionarlo se compre un vestido que no puede pagar. Por suerte cuando lo devuelva saldrá en su auxilio Hang Wu que anónimamente la sacará del atolladero echándole de paso una mano extra con su vestuario. De vueltas a los asuntos serios, Hang Wu boicoteará a Yu Bang propiciando una investigación fiscal al Jefe Paeng Wol que lo dejará sin financiación. Por suerte, finalmente parece que Jin Si-Hwang va prestarles su ayuda. O no.

Fijaros si el episodio de hoy es de tan «de transición» que únicamente viendo los últimos diez minutos bastaría para poder seguir la serie.

Esto que si bien sería algo grave en cualquier otra situación y serial, aquí casi no se nota ya que tanto por un lado posee aún tal límite de crédito que se le puede fácilmente perdonar, como por el otro, más que algo para criticar, resulta entretenido; y es que una cosa es trascendencia y otra, aburrimiento.

En esa fase inicial, asistimos a unos minutos de comedia ligera donde las chicas son las absolutas protagonistas: Yeo-Chi tirando de su vena cómica dejándose llevar por los dos héroes de la serie, mientras que Hu-Wee ejerciendo de pin-up fuera de lugar. Es guapa, pero tampoco para el papel que le quieren dar.

Por lo demás, equilibrado y excitante por lo que todavía está por venir. Quizás el final está demasiado manipulado ya que Yeo-Chi poco tiene que ver con las maniobras de su empresa como para convertirla en la diana de los odios de los chicos buenos de la serie, pero en conjunto, satisfactorio.

Sólo una pega más; junto a lo dicho de la falta de contenido de sus primeros cincuenta minutos, diré que no me ha gustado las dudas de Hang Wu respecto a la mujer que desea. Viendo su rol, ¿no sería más interesante que fueran ellas las que decidiesen? En fin…

14º CAPITULO: Matrícula de honor.

Previendo el golpe, la Directora Mo Ga-Bi intentará convencer a Jin Si-Hwang de que ella es una víctima más. El presidente de la compañía la creerá, pero todo responderá a una estrategia para averiguar si realmente se puede fiar de ella. Mientras, Yu Bang en la propia Chun Ha retará a Hang Wu. Este, no dispuesto a perder, recurrirá a Bong-Gu para jugar sucio y apoderarse de uno de los dispositivos de la Paeng Seong. Por suerte, Yu Bang estará prevenido por lo que irá un paso por delante de su rival. Así cuando la Taeyang proponga un «cara a cara» entre ambos productos, los de Yu Bang ya habrán actuado. Pero no todo serán buenas noticias para nuestros héroes ya que cuando la Directora Mo Ga-Bi se vea acorralada por Si-Hwang tras haber descubierto su plan, esta no dudará en…

Hemos pasado de un episodio intrascendente donde primaba el humor y el dejarse llevar, a otro imprescindible no sólo por lo que está por venir sino por las sensaciones despertadas.

Cuatro son las patas sobre las que se apoyan las excelencias de esta entrega: la escondida respuesta de Yeo-Chi a su abuelo sobre si está interesada en Yu Bang, el «no» beso de Hang Wu a Wu-Hee, la declaración de intenciones de los empleados de Yu-Bang, y por supuesto, el desenlace.

Sobre lo primero, a uno le da ganas de gritar un «Síiiii» de felicidad. Lo malo es que nos amagan la respuesta de Yeo-Chi a su abuelo. Y lo peor, es que resulta desconcertante minutos después cuando este vuelve a preguntarle si le gusta Yu Bang. Vamos a ver señores guionistas, está bien que escondas tus cartas para más tarde pero… ¿no ha invertido ya Si-Hwang en la empresa de este? Eso será porque o bien su nieta le dio una respuesta afirmativa en su momento o porque hay «algo».

Lo segundo, a pesar de parecer un «coitus interruptus» provoca más placer del, como digo, aparente. Y es que viene a colación de lo que decía en la anterior entrega: las que deciden, viendo el papel de villano de Hang Wu, son las protagonistas de la serie y si no les da la gana de servir de «víctima» están en su derecho. Sé que muchas chicas no opinareis lo mismo prendidas de este Jeong Kyeo-Wun, pero sólo pido sentido común.

La tercera escena «estrella» del episodio de hoy es esa decisión de los trabajadores de la Paeng Seong de dejar de cobrar en pos de sacar a la misma del atolladero. ¡ Qué diferencia con las continúas huelgas que sufrimos en España ¡ Mientras que millones de compatriotas hemos visto recortados nuestros derechos y sueldos, terminando incluso con nuestros huesos a pesar de los sacrificios en la oficina de desempleo, los hay que pueden hacer huelga y fastidiar al resto de conciudadanos por su privilegiada posición. ¿Qué pasa con los que no pudimos? ¿Tienen que ser los surkoreanos los que nos den ejemplo? Y ya no sólo es la postura modélica de estos sino la propia respuesta interpretativa de Lee Bum-Su con los ojos llenos de lágrimas. Grande.

Por último y sin poder explayarme por razones obvias, sólo diré del desenlace que no puedo esperarme a ver la siguiente entrega. ¿Clarificador, no?

Para acabar, no podemos olvidarnos aunque no sea tan significativo como los anteriores puntos, de ese juego que ofrece Bong-Gu/Han Shin/Yang Hyung-Wuk. Menos mal que se ha quedado a este lado de la «fuerza»…

15º CAPITULO: Otra puesta a cero.

La Directora Mo alcanzará su objetivo a pesar de que Wu-Hee esté a punto de desbaratarle sus planes en dos ocasiones. La triste noticia -que me callo- pillará a todos por sorpresa, y más cuando Yu Bang acababa de conseguir firmar el acuerdo comercial con la Taeyang por lo que todo parecía felicidad. Como consecuencia del fatídico hecho comenzará una pugna por el poder, por un lado Hang Wu y por otro Yeo-Chi. A pesar de que todos consideran a la heredera como una incompetente, Yu Bang, auspiciado por el Director Jang Ryang, decidirá echarle una mano para que los accionistas cambien de opinión respecto a quién debe dirigir a partir de ese momento la Chun Ha. Sin embargo todos los intentos acabarán en saco roto cuando la Directora Mo ponga en marcha su plan…

Aunque el episodio de hoy es significativo, uno acaba con la sensación, sobre todo a causa de lo ocurrido en su desenlace, de que su desarrollo ha sido un enorme relleno. O sino ¿para qué inventar una lucha entre Hang Wu y Yeo-Chi que a la postre no sirve para nada?

Por otra parte, y por mucho que nos duela, no podemos ocultar que la propia resolución es excesivamente previsible. Vamos, que hoy lo del Cliffhanger sobraba.

Pues bien, a pesar de todo, no se puede decir que el capítulo sea malo. Para empezar, hay que agradecer que los responsables del serial no hayan recurrido a la lágrima fácil para provocar la emoción, es más, es tal la contención que el único momento que podemos tachar como sensiblero es ese en el que le anuncian a Yu Bang la implicación de Yeo-Chi en su financiación.

Luego, asistimos a los minutos «estrella» cuando el primero sale al rescate de la segunda en unas secuencias mágicas para los que suspiramos por el futuro de la pareja. A pesar de haber tragado mucha hiel minutos antes, los guionistas y claro está, Beom-Su, se las apañan para hacernos reír.

Por último, la de -casi- siempre: que Hang Wu recupere su posición de villano, mola.

16º CAPITULO: Cambio de roles.

La lectura del testamento pillará por sorpresa a todos menos claro está a la Directora Mo. Encima, a pesar de que Yeo-Chi recibe todas las propiedades de su abuelo, la ahora Presidenta de la Chun Ha ha urdido un plan más ambicioso de lo que parecía, vinculando inversiones ruinosas de Jin Si-Hwang con empresas en bancarrota por lo que las propiedades heredadas le serán embargadas a la nieta del magnate. Sin dinero ni casa Yeo-Chi desaparecerá sin dejar rastro. Yu Bang removerá cielo y tierra para encontrarla pero la única que sabe donde se esconde es la Directora Mo que la ha estado espiando todo este tiempo. La joven se encuentra alcoholizada y al borde de perder la cordura. No obstante esta imagen responde a una estrategia ideada por esta para, engañando a la Presidenta Mo, ganar algo de tiempo y libertad para lograr vengarse. Cuando finalmente Yu Bang la encuentre casi le echará más una mano esta a él que al revés, ya que el que en realidad se encuentra en un estado deplorable es el ejecutivo puesto que no había dejado de beber tras creer que Yeo-Chi se había suicidado. Y mientras que todo esto pasa, Wu-Hee descubrirá que tras la muerte de Si-Hwang hay gato encerrado.

Episodio tenso y con pocas oportunidades para reír en el que lo mejor lo encontramos en la propia densidad de su contenido.

A un argumento que no da ni un segundo de respiro diversificando la acción entre los cada vez más numerosos personajes de la serie, hay que sumarle unos cuantos giros argumentales que aunque un tanto tramposos, restan previsibilidad a la historia.

Pero por mucho que nos despisten, no hay que ser indulgente mirando hacia otro lado. Porque está muy bien esa mascarada ideada por Yeo-Chi para quitarse de encima a la Directora/Presidenta Mo, pero como decía, tiene poco fundamento ya que para lograrlo necesita algo más que algún dinerito escondido fuera del alcance de esta o ese as en la manga que se guardan los guionistas en forma de personaje misterioso como apoyo más o menos logístico.

Y es que para ser justos, por mucho que nos esté gustando la serie se nota que en los últimos episodios, sobre todo en los de transición, sus responsables están rellenando los minutos abusando del «fanservice», incorporando pasajes que más que peso especifico para el desarrollo de la historia no tienen otra función que entretener al personal regalándole la vista, es decir, dándole al público lo que este desea. El ejemplo más claro lo tenemos en esas escenas entre Wu-Hee y Hang Wu resultando hasta un poco redundantes. Seguro que a las seguidoras del actor les hará gracia, pero cuando por satisfacer a estas le restas presencia a los verdaderos protagonistas de la serie… Si logran reconducir este «vacío» dotando de contenido a la pareja, seguro que el nivel de la serie, por bueno que ya sea, se elevará.

17º CAPITULO: Juego de parejas.

Yu Bang no conseguirá lo que iba buscando en su reunión con la Presidenta Mo ya que esta evidentemente se hará la despistada en lo referente a la muerte de Jin Si-Hwang. Sin embargo lo que sí que logrará será plantar la semilla de la duda en la ejecutiva por lo que esta pronto empezará a cavilar sobre quién es la persona de su confianza que la ha traicionado. Así decidirá buscarse nuevos aliados de los que fiarse, ideando una estrategia para engatusar a Hang Wu. Ajeno a ello, el Vicepresidente pierde su tiempo intentando atraer a Wu-Hee, replanteándose incluso llevársela a EEUU cuando este decida renunciar a su puesto de privilegio en la Chun Ha, renuncia que finalmente no tendrá efecto cuando la Presidenta Mo ponga en marcha su plan para posicionarlo de vuelta a su lado. Unidos de nuevo, demandarán a la empresa de Yu Bang por espionaje industrial con tal de arruinarlos y quitárselos de encima; será el Director Jang Ryang el que finalmente iguale la contienda. A todo esto, Yeo-Chi que continúa con su plan para, desde dentro de la propia Chun Ha, recuperar la empresa de su abuelo, finalmente se enterará de que alguien acabó con la vida de este.

Recuperamos el sentido del humor aunque no acabamos por el contrario con esas escenas que decíamos de la anterior entrega un tanto superfluas y repetitivas entre Hang Wu y Wu-Hee. Es más, uno vuelve a enervarse viendo como este también coquetea con Yeo-Chi. Sí, le resta previsibilidad ya que uno anda tan despistado que no sabe quién acabará con quién al final de la serie, pero la manía de los guionistas de dar protagonismo romántico al villano, si exceptuamos a la Presidenta Mo, de la función, es como poco un punto negativo de la misma.

En contraposición a este… defecto nos encontramos con un episodio donde Yeo-Chi se convierte en la absoluta protagonista. Si al principio de la serie la veíamos sobreactuada y fuera de rango con su rol de niña borde y pija, ahora se gana el cariño de todo el público con ese doble juego en el que parece dar a entender que es una alcohólica. Ya no sólo es que nos ha convencido con su interpretación sino que se ha hecho acreedora de nuestra simpatía a pesar de esas trampas que comentaba en la reseña de la anterior entrega.

Como última crítica, lamentar la pérdida de peso específico de Yu Bang, por no decir ya de Beon Kwae o Bong-Gu que ya casi ni salen.

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HISTORY OF A SALARYMAN (II) – Korea del sur – 2012 – Kdrama – (Ep. 7 al 12) de 22

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BREVE RESUMEN DE LOS 6 PRIMEROS CAPITULOS:

Yu Bang es un pobre desgraciado sin trabajo ni futuro. Su desesperación es tal que incluso decidirá incorporarse a un proyecto de investigación sirviendo de cobaya para un nuevo medicamento. Sin embargo esconde otras intenciones ya que incentivado por Ho Hae, ambicioso hijo del presidente de la Chunha, compañía responsable del fármaco, debe robar uno de los viales en complicidad con alguien de dentro del propio laboratorio. En el proceso conocerá a Hang Wu, un ejecutivo de la Jangcho, compañía rival de la Chunha, que bajo una identidad falsa intentará robar también la medicina para no solo favorecer a su empresa sino vengarse de quienes, según él, fueron los culpables de la muerte de su padre, directivo a su vez años atrás de la Chunha. No obstante ninguno de ellos terminará con éxito su misión a causa de los efectos secundarios del producto que desaconsejará seguir con las experimentaciones. Sus caminos seguirán paralelos cuando Hang Wu desde las sombras, haciéndole creer a Yu Bang que trabajará para el servicio secreto surkoreano, lo manipule pidiéndole que espíe a la Chunha permitiéndole entrar en la empresa. Una vez dentro le podrán como labor tanto vigilar a Yeo-Chi, la déspota nieta del presidente de la compañía, como encontrar al topo dentro de la organización. Para su desgracia, tanto él como la joven heredera terminarán siendo acusados de matar a Ho Hae, víctimas de las maniobras de Hang Wu.

7º CAPITULO: A Rey muerto, Rey puesto.

Yu Bang, no sin algo de suerte, conseguirá arrancarle una confesión a Choi Hang-Ryang por lo que la policía los declarará inocentes. Por su parte Hang-Ryang al verse acorralado terminará quitándose la vida. Mientras, nuestro héroe acompañado de Yeo-Chi logrará en el último segundo impedir la compra de las acciones de la Chunha por parte del dueño de la Jangcho, frustrando doblemente los planes de Hang Wu. Desecho por la pérdida de su Hyungmin y por el fin que ha tenido su estrategia de arruinar a la empresa culpable de la muerte de su padre, éste se refugiará en el alcohol. Será Beom Jeung el que le insufle el suficiente ánimo como para volver a la carga con su plan de venganza. Ajeno a la tormenta, Yu Bang verá como su suerte cambia hasta que, curiosamente por culpa de los efectos secundarios del mismo “medicamento-milagro” que le ha reportado fortuna, vuelva a meter la pata. Menos mal que ahora cuenta con la simpatía de Yeo-Chi que intercederá por él. Finalmente Hang Wu pondrá en marcha su nuevo plan sorprendiendo a propios y extraños.

Un 10. Estamos ante un episodio de 10. Por un lado tenemos una primera mitad llena de tensión que parece cerrar un ciclo – ¿se reservaron éste capítulo como final anticipado por si no funcionaba la serie de cara a la audiencia ? – a la que se le han añadido detalles dramáticos realmente extraordinarios. Y por otro, una segunda mitad llena de risas que sirve de conexión para las nuevas líneas argumentales. Pero por partes.

Hay que ver como concluyen el entramado construido por Hang Wu para que todo acabe puntualmente bien. Es cierto que se necesitan algunas licencias como esa carrera de Yeo-Chi, pero ya no son tanto las formas sino el fondo. Los momentos trágicos tanto previos a la muerte de Hang-Ryang como al del pesar de Hang Wu son realmente conmovedores y teniendo en cuenta el rol de ambos y su posición como los eventuales villanos de la función, que lleguen a emocionar es porque alguien ha trabajado bien.

La última media hora por muy previsible que sea y también, no lo obviemos, algo tramposa nos arrancará toda la tensión acumulada los minutos anteriores trayéndonos no solo al mejor Lee Beom-Su sino a una Jeong Ryeo-Won demasiado cohibida hasta el momento. High Comedy de muchos quilates.

Para acabar, decir que lamentablemente volvemos a perder otro secundario de lujo como Jang Hyeon-Seong/Choi Hang-Ryang; no obstante espero que no se note demasiado teniendo como tenemos todavía un generoso plantel de buenos actores en segunda línea de fuego.

8º CAPITULO: Comienza la carrera por la vicepresidencia.

Nadie querrá a Hang Wu en la empresa pero éste demostrará su valía dándole la razón a Jin Si-Hwang. Pronto empezarán los tiras y aflojas por lo que éste decidirá zanjar el asunto proponiendo un concurso para ver quien ocupa el sillón de vicepresidente: la persona que logre aportar la mejor idea para hacer triunfar a la Chunha se convertirá en su mano derecha. Así, se formarán dos grandes bloques, uno encabezado por Hang Wu y otro por el Director Jang Ryang. En el primero se alineará Yeo-Chi siguiendo el consejo de la señorita Mo Ga-Bi para restarle protagonismo al joven, mientras que en el segundo únicamente serán Yu Bang y Beon Kwae los que le servirán de apoyo al veterano ejecutivo. Pronto la carrera quedará relegada a ambas facciones a la que ambos han acudido con una idea que parte de un mismo origen, una problemática fábrica en Incheon. Eso sí, ambos quieren la misma para distintos fines: los del equipo “Orquídea” liderados por Hang Wu quieren cerrarla para convertirla en un centro de distribución con China, mientras que los de “la flor de albaricoque” reflotarla para que vuelva a dar beneficios.

Nos encontramos, pese a que suene repetitivo, ante un episodio de sobresaliente. Ya no sólo son las decenas de oportunidades para soltar una carcajada, es el contenido de un argumento que no permite que te aburras un segundo.

Porque, volviendo erre que erre a lo de las comparaciones, recuerdo como en “Queen of Reversals” se organizaban competiciones que encaraban a distintos equipos para lograr el éxito en forma de poder, concepto que encontramos casi calcado aquí; no obstante pasaba capítulo tras capítulo y parecía no avanzar la cosa. Aquí, aunque nada se ha resuelto todavía, la acción tiene un dinamismo que no sólo entretiene sino que hasta busca divertir. El desafío que supone alcanzar el objetivo va a traernos muchas situaciones chocantes y más viendo los personajes secundarios que nos han presentado.

Y es que no sólo se vuelve hacer hincapié en la faceta cómica reforzando la presencia e importancia de gente como Beon Kwae/Yun Yong-Hyeon – pedazo de acompañamiento – sino que más secundarios, como decía en el comentario del anterior capítulo, se suben al carro aumentando el nivel. Hay que ver esa… soledad del Director Jang Ryang.

Y no son tanto, que ya es, las nuevas incorporaciones sino el retoque que se da a algunos de los protagonistas, por ejemplo al mismísimo Hang Wu. Por raro que parezca en ésta entrega se le ha conseguido dotar de un par de escenas cómicas donde no sólo resulta más humano sino hasta creíble. ¿Estamos hacia una transición o tan solo un adorno circunstancial?.

Para acabar decir que otro de los aciertos de ésta entrega es la de no fijar parejas. A Yeo-Chi ahora la juntan con Hang Wu, y Wu-Hee corre la misma suerte con Yu Bang; sin embargo el desenlace parece querer devolver las cosas a su cauce habitual. Mola.

9º CAPITULO: Celos.

Mientras que Yu Bang y Beon Kwae no consiguen que los trabajadores de la empresa colaboren en su plan para reestructurar la fábrica y sacar rendimiento de ella, Hang Wu y Yeo-Chi sí que lograrán convencer al líder mafioso que manda en la zona, aunque el método no sea todo del todo muy aconsejable. Una vez de su lado al joven ejecutivo no le costará mucho tentar a los contactos chinos de éste para que inviertan en su plan de crear un fármaco contra el cáncer de colon. Con los inversores en el bolsillo ya nada les impedirá cerrar la fábrica, ni siquiera el plan oculto que tenía el gerente de la planta para reflotar la misma y que compartido con Yu Bang y Beon Kwae se había convertido en su única tabla de salvación. El problema, es que ya es demasiado tarde.

La verdad es que tras dos episodios tan buenos como los anteriores, este flojea un tanto. Al menos su falta de contenido queda compensada con otros alicientes.

El primero, que sigamos encontrándonos con un Hang Wu, sobre todo en la primera parte del capítulo, bastante cómico, situándose poco a poco a la misma altura que sus otros tres compañeros de reparto en lo que a simpatía se refiere.

El segundo y en la misma línea, que se acentúen las relaciones de doble sentido entre ambas parejas. Ahora mismo no sabemos quién está con quién o, lo qué es mejor, cómo quedará la cosa al final de la serie. Empezar a ver celos incluso por parte del aparentemente indiferente Hang Wu, es algo que no sólo busca sorprender sino seguir abriendo brecha en la humanización de su personaje.

Por último y para darme algo de cancha ante lo intrascendente de la entrega de hoy, dar fe de cómo afrontan los surkoreanos los problemas laborales en las fábricas. Cuando en el 2009 estuve por segunda vez por el país, todos los días en los noticiarios salía el encierro que los trabajadores de la principal factoría de la marca de automóviles Samyong habían establecido y los intentos de la policía por desalojarlos. Basta decir que hubieron varios muertos. Así de en serio se lo toman…

10º CAPITULO: Sangre y lágrimas.

El resultado del primer envite de los socios de Hang Wu se saldará con Yu Bang en el hospital y la fábrica a los pies de los caballos. No en vano, Jin Si-Hwang ordenará cerrarla y convertirla definitivamente en el almacén que había previsto Hang Wu. Ni los ruegos de Yu Bang podrán hacerle cambiar de opinión, y lo que es peor, el Director Jang Ryang deberá dimitir tras perder la competición. Sorprendentemente nuestro héroe y Beon Kwae salvarán sus puestos de trabajo cuando se humillen ante Hang Wu, sin embargo todo responde a un plan urdido por Yu Bang para ganar tiempo y conseguir que el Jefe de Producción acabe el dispositivo que estaba construyendo. Los tres días de plazo concedidos se acabarán y ni la huelga de hambre empezada por Yu Bang ni el apoyo de un amigo de Wu-Hee que les ayudará a construir el aparato, podrán impedir que los hombres de Hang Wu, junto a la policía, consigan lo que parece inminente: el desalojo.

Aunque continuamos con episodios pocos densos, enquistados en la factoría de marras, no se puede decir que esta sea una entrega superflua. Sí, puede ser intrascendente pero viene tan cargada de emotividad que es imposible desecharla.

Y no es que la situación que narra llegue a tocarme de cerca, que lo es en un estado de desempleo con ecos a los que viven los trabajadores de esta empresa, sino que hay que tener el corazón muy duro para no verse reflejado en los mismos. También es cierto que ello tiene una contrapartida no muy positiva como es la de aprovecharse del dolor ajeno evidenciando una solución cómoda, pero existen otros factores que provocan que, en conjunto, el episodio de hoy brille en lo que a sentimientos se refiere.

Y hablo especialmente del personaje de Yeo-Chi: rechazada en su empresa, infravalorada por sus compañeros de equipo, ignorada por Yu Bang y ahora encima, vilipendiada por aquellos a los que ha querido ayudar.

Por otro lado, hemos visto suficientes Kdramas con protagonistas femeninas como para saber que en algún momento determinado estas se convierten en el objetivo de las iras de terceros terminando por ser humilladas mediante el clásico “lanzamiento de huevos” convirtiéndose en un tópico, pero no por haberlo, como digo, visto decenas de veces resulta menos efectivo. Se te pone tal nudo en la garganta que ni el ya habitual rescate por parte de Yu Bang puede hacer desaparecer la amargura.

11º CAPITULO: Un nuevo arranque.

Harto de esperar, Jin Si-Hwang decidirá acudir hasta la fábrica para tomar cartas en el asunto. Aprovechando una reunión de Hang Wu con los dirigentes sindicales de la misma, el veterano empresario desalojará la factoría encarcelando a todos los que han presentado resistencia, incluyendo Yu Bang y Beom Kwae. Allí nuestro héroe se encontrará con Bong-Gu enterándose así de que este era el topo de Hang Wu en la empresa. Tras finalmente salir de la cárcel, Yu Bang comenzará una protesta a las puertas de la central de la Chun Ha, siendo ignorado por todos. Finalmente Hang Wu será nombrado Vicepresidente y sólo la intervención de Yu Bang empañará el acto. Los días pasarán y harto de la indiferencia de los que antes eran sus compañeros, este pondrá en práctica una idea que le estaba rondando: crear por sí mismo una empresa que comercialice el dispositivo del Director de la fábrica aún en prisión. Como el aparato no está todavía acabado nadie querrá darle financiación hasta que el Director Jang Ryang lo ponga en el camino correcto.

Por un lado me gusta el rumbo que están tomando las cosas, pero por el otro no. Me explico.

Creo que es un acierto, a expensas de cómo se desarrollarán las cosas más adelante, poner a Yu Bang como emprendedor al margen de la Chun Ha ya que creo que se le puede sacar más partido sin las limitaciones de una jerarquía que lo tenía atado de pies y manos. Encima su unión con ese mafioso tan peculiar como es el Jefe Paeng Wol puede deparar muchas risas dados sus caracteres dispares pero confluyentes.

Sin embargo no me gusta el cariz que está tomando la relación Yeo Chi-Hang Wu. Vale, esto choca con mi interés de que ella se quede al final con Yu Bang, pero no puedo pedir que mis deseos coincidan con los de los guionistas. No obstante, una cosa son las preferencias de cada uno y otra los derroteros de la historia. ¿De verdad que queréis a una Yeo Chi sumisa?

Por otro lado, es muy emotiva la escena entre esta y su abuelo pero me parece algo forzada. Que pasa, ¿qué ya se le ha olvidado que quería vengarse de él por lo de su madre? Vale que está motivada por lo delicada de la situación, pero entonces, en frío ¿por qué le sigue luego el juego? Venga hombre, a este ritmo su personaje va a ser el más errático de los que pululan por la fauna televisiva del país, y ya es decir… Creo que los guionistas tienen confundido el concepto de la volatilidad.

Y hablando de cambios de opinión. Hemos pasado de que por Yu Bang se interesen todas las mujeres de la serie a que lo utilicen. Menos mal que nos queda el humor…

12º CAPITULO: Una de cal y… muchas de arena.

Creyendo que lo quiere timar, el Presidente Paeng Wol rechazará una y otra vez a un obstinado Yu Bang. Mientras, Yeo-Chi tiene que tragarse su orgullo y aceptar las órdenes de Hang Wu. Finalmente, el curso de las cosas dará un giro radical cuando causalmente Wu-Hee escuche una conversación entre Hang Wu y Bong-Gu. Este, despechado por el mal trato recibido por el que hasta aquel momento era su jefe, querrá volverse a congraciar con Yu Bang, devolviendo los planos del dispositivo robado, un aparato que no es otra cosa que un medidor de nivel de azúcar en la sangre sin necesidad de pincharse. Con ellos y en disposición de acabar el mismo, Paeng Wol le prestará a Yu Bang el capital necesario para volver a reunir a los empleados de la fábrica de Incheon. Pero hay más, ya que para su sorpresa contará con un inversor extra: el propio Jin Si-Hwang.

El episodio de hoy se presenta con dos caras bien diferenciadas: una primera dramática desarrollada en la media hora inicial, y una segunda más cómica, claro está, en los últimos treinta minutos. Y ya no es el carácter de los mismos sino su catadura.

En la primera parte nos encontraremos una trama enquistada que no hace más que redundar en las situaciones vistas en episodios anteriores: la relación de amor-odio entre Yeo-Chi y Hang Wu, la lucha de poder con la Directora Mo moviendo los hilos en la trastienda y los bandazos del Presidente Si-Hwang. Solo las ocurrencias de Yu Bang por convencer a Paeng Wol logran borrar la sensación de aburrimiento de estos minutos.

Sin embargo en la parte final –menos mal que no es al revés- el duodécimo capitulo se transforma del tal modo que casi consigue convertirse en uno de los mejores de los que llevamos de serial.

Para empezar, el cambio de registro. Por fin parece que le van bien las cosas a los protagonistas. Sí, sé que la alegría no va a durarles mucho, pero da gusto verlos felices mientras que los villanos se retuercen mordiéndose los puños.

Luego y continuando con los “cambios”, el de los roles de tanto Bong-Gu como del Presidente Jin Si-Hwang. Sobre el primero era evidente que tarde o temprano cambiaría de bando, pero me congratulo que haya sido tan pronto. Va a ser un gozo ver como subalternos de Yu Bang a este y a Beom Kwae. Menudo trio.

Y lo del Presidente Jin Si-Hwang, de traca. Que un personaje que estaba predestinado a ser el arquetipo de villano sin corazón, lo hayan terminado por reconducir a pesar de, como decía, los bandazos, ya es de por sí loable; pero que además del cambio de actitud se guarden ases en la manga con ese juego de su enfermedad y ceguera que todavía aún pueden engrandecer más el personaje, es de sobresaliente. Pueden cag… perdón, fastidiarla, pero por episodios como los de hoy, vale la pena.

Lo que no me ha gustado nada, pero nada nada, ha sido esa escena de la Directora Mo echándose unas risas. Por favor… que trago tuvo que pasar la actriz. Por cierto, ¿por dónde anda el Jefe de Producción?

Por último, que bien le vendría a mi mujer y a mi madre ese medidor de glucosa en la sangre; ambas son diabéticas y estoy cansado de ver como se machacan las yemas de los dedos con las dichosas lancetas…

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HISTORY OF A SALARYMAN (I) – Korea del sur – 2012 – Kdrama – (Ep. 1 al 6) de 22

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Escaldado tras acudir a la japonesa «Moteki» en busca de lo que no me estaba ofreciendo la producción surkoreana hasta el momento, es decir, un desenlace a tenor de mis expectativas, tuve que reconocer mi error y con el rabo entre las piernas, retornar a la que siempre había sido mi casa, figurativamente hablando, Korea del Sur.

¿Y cual fue mi elección?. Pues ésta «History of a salaryman» ya que para fiarme de un nombre u otro y recoger las decepciones de siempre, prefería apostar por un rostro que al menos me alegrase el tiempo hasta que – previsor que es uno – en su caso, surgiese el fiasco.

Así mi apuesta fue el cómico Lee Beom-Su, un actor que siempre me había llenado gracias a sus buenas actuaciones en el campo de la comedia, género que por demás buscaba con especial predilección ya que uno corre menos el riesgo de que al final, como no dejo de remarcar, le dejen con mal sabor de boca. Eso sí, con Korea nunca se sabe…

CAPITULO 1º: Eso sí que es levantarse con el pie… derecho.

La Corporación Chunha y la Jangcho rivalizan en la fabricación de un medicamento que según dicen, garantiza una vida longeva y feliz. La Chunha parece que lleva ventaja sobre su rival ya que secretamente está incluso reclutando gente para realizar pruebas con seres humanos. La única solución que tiene la Jangcho es llevar a cabo un plan ideado por Choi Hang Wu, uno de sus ejecutivos: meter un topo entre las «cobayas» humanas y así robar la fórmula. Será el propio Hang Wu el que se ofrezca a servir de infiltrado para ascender en la empresa. Allí se encontrará con Yu Bang, un pobre perdedor desempleado que espera ganar el suficiente dinero en la prueba como para demostrarle a sus padres su valía. Lo que nadie sabe es que Yu Bang es en realidad el topo del hijo del presidente de la Chunha, Ho Hae, otro pobre desgraciado al que su padre menosprecia y al que quiere sustituir por su sobrina. Finalmente el medicamento no será todo lo óptimo que esperaban sus responsables ya que entre otras, tendrá unos efectos secundarios no muy saludables.

La serie terminará siendo lo que sea, pero por éste primer episodio la cosa apunta y mucho. Pocas veces he visto una puesta en escena tan cuidada, un argumento tan divertido y unas sensaciones tan buenas como en éste capítulo. Me atrevería a decir incluso que al nivel de una producción para la gran pantalla.

Esa sofisticación que acerca la historia a un film de acción/espionaje al mas puro estilo «Mission Imposible» con utensilios tecnológicos y un montaje frenético; los medios dispuestos con entornos vanguardistas y sobre todo, algunas ocurrencias ingeniosas que garantizan la carcajada, son difíciles de condensar en un primer episodio mientras presentas a los personajes.

Y aquí hay que valorarlo todavía mas cuando el número de estos es increíblemente alto. ¿Y cómo es posible que el espectador no se pierda ante tanto rostro y nombre?. Fácil, porque la mayoría de ellos son actores consagrados dentro del star-system secundario del país por lo es que difícil perderles la pista o identificarlos por poco que aparezcan. Claro, ésta ventaja no la tienen los foráneos o los que no estén versados en ésta industria, pero tampoco creo que suponga un inconveniente al neófito. En todo caso, no vienen mal esos cartelitos que te anuncian quién es quién en cada corporación.

Y hablando de estas. Recurrir al tema de las empresas, la competencia y luchas interinas puede asustar a mas de uno ya que hemos sido testigos de otros dramas – p.e. «The queen of reversals» – que terminaban por restarle interés a las relaciones humanas enterrándolas entre jerarquías e intrigas empresariales, sin embargo aquí, de momento, no parece que vayamos a tener ese problema ya que se centra mas en los personajes que en esas estrategias corporativas.

Y si decíamos «de momento», también podemos utilizar el mismo recurso en otro aspecto importante en estos seriales: las relaciones sentimentales. De momento, se atisba ya un triangulo, pero solo es eso, «de momento»; seguro que se une una cuarta punta con la que jugar al clásico cambio de parejas y vuelta a empezar, no obstante poco mas se puede adivinar.

Por último y para incidir en lo especial que supone ésta primera entrega, añadir ese original arranque. Que comience por el final dice a las claras que no estamos ante una producción salida de una cadena de montaje. Eso sí, lo que augura no son precisamente risas…

CAPITULO 2º: La ley de la gravedad actúa.

Víctima de un ataque de furia Baek Yeo-Chi decidirá descargar su rabia sobre su abuelo por lo que en plena ceremonia para presentar el producto-milagro de la compañía de éste, no solo hará una aparición «estelar» sino que tomará una decisión un tanto… errónea. Al día siguiente su abuelo decidirá acabar con todas las extravagancias de ésta poniéndola a trabajar en la empresa acotando sus posibilidades económicas a las que limita su sueldo como asalariada. Por su parte Hang Wu pondrá en marcha un segundo plan para acabar definitivamente con la Chunha a pesar de haberles ya boicoteado la presentación del nuevo fármaco. En ésta fase infiltrarán un topo en la empresa para así estar al tanto de lo que allí acontece. El candidato no será otro que Yu Bang, al cual engañarán diciendo que todo forma parte de un plan para el servicio secreto del país. Una vez dentro le encargarán seguir a Wu-Hee, la responsable del laboratorio ya que creen que ésta es en realidad el topo que desveló los efectos secundarios del fármaco en la ceremonia de presentación.

Era normal y lógico, de ahí lo de «la ley de la gravedad» de la introducción; y es que tras una primera entrega tan – casi – perfecta no nos sorprende que éste episodio haya sido menos espectacular.

Porque para empezar, el tono cómico lo hemos visto reducido tanto en lo que respecta a calidad como a cantidad. Ya no solo es el número de gags sino el ingenio de los mismos. En ésta ocasión tan solo nos encontraremos con un par de oportunidades para soltar una carcajada y el resto del metraje se resume a una repetición de las mismas fórmulas con lo que se le resta factor sorpresa.

Y es que, para dar la verdadera medida del capitulo, es tanto la disposición como la intención: a la aparente desidia por divertir se le suma un par de pasajes dramáticos que rompen con el tono que esperábamos. Quizás tan solo se resume a que no se quería traumatizar al público con un salto excesivamente contraproducente por lo que se ha decidido atenuar y regularizar el cariz del capítulo, sin embargo nos encontramos con otros apuntes como para pensar que se ha bajado el nivel de exigencia.

Por ejemplo, ¿a qué santo esa decisión de Baek Yeo-Chi para fastidiar a su abuelo?. Era necesario para justificar su entrada en la empresa, pero podría haberse argumentado de otra manera. O, una cosa es que te chiven cosas por la oreja y otra que puedas repetir algo en otro idioma como si nada… En fin. ¿Efectismo o tan solo defectos?. Aún es pronto, en los siguientes episodios podremos hablar con mejor conocimiento de causa.

3º CAPITULO: Mascletá.

Hang Wu no culminará su plan con Wu-Hee como esperaba por lo que deberá utilizar otra estrategia: ya que sus encantos no funcionan le enviará una joya con una cámara oculta para poder averiguar cual es el código de seguridad del laboratorio. Mientras, Yu Bang tiene sus propios problemas, a la misión de averiguar quién es el topo en la compañía se une la función de controlar a Yeo-Chi. Tras mil y un desprecios por parte de ésta, finalmente el sacrificado empleado podrá mostrar sus cuestionados valores cuando acompañe a su jefe hasta el laboratorio siguiendo a Wu-Hee. Allí se encontrará con un asaltante, un Hang Wu camuflado que tras averiguar el código de seguridad se dispone a huir con la fórmula del medicamento y los viales que quedan no sin antes quemar las instalaciones. Entablará una pelea con Yu Bang fruto de la cual terminará perdiendo su valiosa mercancía. Aun así conseguirá huir. Por su parte Yu Bang rescatará a Wu-Hee del fuego teniendo la certeza de que el terrorista que ha acabado con el laboratorio no es otro que su antiguo compañero de experimentos.

Tengo que reconocer que entre éste capítulo y el anterior ha pasado algo mas de un mes, y el parón no solo fue causado por la circunstancial llegada del mes vacacional por excelencia como es Agosto sino por las dudas que me había causado la anterior entrega.

Sin embargo tengo que admitir que «History of salaryman» me ha vuelto a enganchar y no solo por el regreso del humor.

Para empezar porque personajes poco creíbles, como ya había destacado, como Yeo Chi cobran una segunda vida gracias a dotarles de un poso dramático que de una vez por todas les aporta esa humanidad que les faltaba. Hoy sabemos porque ésta se comporta de esa manera y si bien es cierto que quizás reacciona un tanto irracionalmente, de ahora en adelante seguro que la vemos con otros ojos.

Después, recuperamos ese ritmo y puesta en escena tan sofisticada con la que se nos sorprendió en el primer capítulo a fuerza de una segunda parte de episodio donde se vuelve a introducir elementos casi propios de un film de acción cuando se nos presenta el asalto del co-protagonista al laboratorio y posterior rescate por parte de la otra cara visible del reparto.

Y por último y como decía, el humor. Beom-Su a su rollo, como siempre genial gracias a ese factor sorpresa que le otorga su natural seriedad, sin embargo son los secundarios los que aprovechan cada segundo en pantalla para salpimentar la acción. En especial, Bong Gu, ese ayudante de Hang Wu tan… expeditivo. Por no decir ese final de interrogatorio con el propio joven y Wu-Hee…

4º CAPITULO: Crecen las intrigas.

Ávida de alcanzar su venganza Yeo Chi se pondrá al frente del equipo de investigación para encontrar al topo con tal de sacar partido de la situación. Su primer objetivo será Wu-Hee y tras ésta se encaminarán ella misma, Yu Bang y el jefe Beon Kwae. Lo que estos desconocen es que en realidad la científica fue la encargada de robar el primer vial bajo petición de Ho Hae. Acosada, Wu-Hee esconderá el codiciado material no sin antes engañar al propio Ho Hae oliéndose una traición por parte de éste. Sin embargo se encontrará con un problema extra cuando Yu Bang se presente en su hogar con la intención de vigilarla. Cuando hasta el lugar acuda Yeo Chi con la intención de registrar el domicilio buscando la medicina, Wu-Hee la esconderá en la mochila de Yu Bang. La cosa se enredará aún mas cuando el inocente trabajador, siguiendo órdenes, acuda al hogar de Ho Hae sin saber que éste ha sido asesinado por accidente por Choi Hang-Ryang, Hyungmin de Hang Wu y paradójicamente ejecutivo de la Chunha.

Uffff… es difícil condensar el episodio de hoy en tan pocas líneas, y es que es tanto – y tan bueno – lo que sucede en estos poco mas de sesenta minutos que mas que nunca recomiendo a cada uno que se deje llevar ya que hay otros muchos matices que no he podido resaltar.

En todo caso cabe destacar que en la entrega de hoy el contenido cómico ha sido drásticamente sustituido por una gran carga de tensión que acerca su trama casi al thriller. Sí, tendremos presencia de humor como en esa escena en la que Wu-Hee coquetea con Yu Bang o, con la propia pareja de protagonista, cuando éste se crea irresistible, pero con hasta un cadáver por en medio, el cariz del episodio dista mucho de por ejemplo, la anterior entrega.

Y es que las intrigas palaciegas… o mas bien, empresariales traspasan el terreno de las propias estrategias que responden a la ambición – en algunos casos sí – para estar revestidas de una huella personal que las hace no solo mas interesantes sino incluso mas cercanas. Vamos que a diferencia de lo que ocurría – y dale otra vez… – con «The queen of reversals» y similares, aquí entenderemos que un u otro personaje se mueva mas por el corazón que por el… bolsillo.

Destacar, casi para acabar, que se haya cerrado el círculo volviendo al inicio de la serie, devolviéndonos a la actualidad y restando esa previsibilidad que conllevaba que lo que estábamos viendo fuese un gran flashback.

Por último lamentar la baja, consabida ya, de Park Sang-Myeon ya que aunque muy lejos de sus habituales papeles cómicos – ¿quién no lo recuerda en la mítica «My wife is a gangster»? – no hace mas que evidenciar lo buen actor que es.

5º CAPITULO: Continúa el suspense.

Yeo-Chi y Yu Bang declararán en comisaría lo poco que saben sobre el asesinato de Ho Hae, pero no será hasta horas después cuando sean detenidos acusados de la muerte del tío de Yeo-Chi. Y es que Bong-Gu siguiendo órdenes de Hang Wu dejó huellas de Yu Bang por toda la escena del crimen, incluso en el arma homicida, para inculparlo. Como encima Ho Hae tenía rastros de sangre de Yeo-Chi en su anillo tras, no lo olvidemos, golpearla horas antes, la policía pronto inculpará a ambos como responsables del asesinato. Sin embargo, convencido de que Bong-Gu se haya detrás de todo el complot, Yu Bang provocará un accidente en su traslado a la cárcel permitiéndoles la huida. La pareja decidirá entonces buscar a Bong-Gu para probar su inocencia. Pero no serán los únicos ya que Beom Jeung, la mano derecha de Ho Hae, tras encontrar una grabación de una cámara de seguridad en la que su jefe se encontraba con Choi Hang-Ryang horas antes de morir, empezará a urdir un plan. Mientras, Wu-Hee intentará intimar con Hang Wu viendo que su puesto de trabajo peligra sabiendo que en la Jangcho tiene una buena oportunidad.

Nos volvemos a encontrar con un episodio perfectamente equilibrado, situación que provoca que bajo mi punto de vista, ya no solo ésta entrega sino todo lo que llevamos de serial, se disfrute hasta el último segundo.

Y es que por un lado tenemos esa intriga que sin convertir a su argumento en un thriller, te tiene en tensión toda la hora. Sí, sabemos quién es el asesino, el culpable de todas las situaciones y hasta de que pie cojea cada personaje, pero en ningún momento podemos adivinar cual será el siguiente paso de los mismos. Esta incertidumbre es la que hace que estemos atados al sillón.

Por el otro lado, el humor. La estrella del día, por si así decirlo, es ese… homenaje a «Old boy» y claro está, parece eclipsarlo todo. Pues no, los contrastes de la pareja de prófugos, el atolondramiento de Wu-Hee y como no, el siempre entrañable Bong Gu no solo tienen su hueco sino que por momentos le roban el protagonismo a ese suspense del que hablaba.

No obstante, para cerrar el círculo y lograr esa excelencia con la que nos está sorprendiendo una serie que parecía venir de tapadillo – la audiencia al principio no fue todo lo buena que se esperaba… – nos encontramos con unas pequeñas pinceladas dramáticas que dotan de trascendencia a algunas situaciones que podrían resultar mas frívolas al no contar con la simpatía del respetable. Hablo por ejemplo de ese cargo de conciencia de Choi Hang-Ryang y sus palabras en la iglesia. Extraordinario.

Por último y para que no todo sean lisonjas, lamentar el trato excesivamente condescendiente que se le regala a Hang Wu. Deja encerrada a Wu-Hee para que se «cueza» en el laboratorio y ahora le carga el mochuelo a Yu Bang para seguir siendo el caballero de brillante armadura. En fin…

6º CAPITULO: Comienza la caza del tigre.

Lamentablemente Yu Bang no podrá hacer nada con Bong-Gu al no tener pruebas para demostrar su inocencia, así es que deberá seguir vagabundeando por los suburbios de Seúl junto a Yeo-Chi. Sin embargo, por fin un golpe de suerte saldrá a su paso cuando por culpa de un accidente la pareja descubra que el multi-vitamínico que estaba tomando éste en realidad es la codiciada medicina «milagro». No tardarán mucho en llegar a la conclusión de que Wu-Hee se encuentra tras todo el embrollo por lo que acudirán a su casa para pedirle explicaciones. Ésta, arrepentida por su actuación, les dirá que irá a la comisaría a confesar, pero como ello tampoco ayudaría a demostrar la inocencia de la pareja, tendrán que encontrar otra solución. La hallarán en los sueños recurrentes de Yeo-Chi, la cual al recrear el momento en el que encontró a su tío muerto en su casa, recordará que en el fuego de la chimenea se encontraba la carta de renuncia de Choi Hang-Ryang. Atando cabos y dando por hecho que es el culpable de la muerte de Ho Hae, acudirán a su encuentro tendiéndole una trampa. El problema es que ajeno a todo ello, el abuelo de Yeo-Chi se ve abocado a vender sus acciones de la farmacéutica a Oh Ji-Rak con tal de salvar de la bancarrota a la Chunha.

Nos encontramos ante un episodio de transición en el que no suceden mas cosas que orientar las situaciones que están todavía por venir. Por ahora no es nada preocupante ya que hasta el momento las anteriores entregas eran densas, pero por esa misma razón notamos mas la falta de contenido.

En su lugar se ha optado por fomentar las relaciones interpersonales de los personajes abriendo ya la puerta a los sentimientos; no puede hablarse todavía de contenido romántico pero comienzan a posicionarse unos y otros – o mas bien, unas y otras – empezando a verse como, tal y como todos esperábamos, Yeo-Chi se dirige a Yu Bang de otra manera. Es mas, incluso podremos ver ya unos pocos celos, algo que por contra de resultar negativo al que no comulgue con el romance, hará hasta gracia viendo como lo estaba tratando hasta el momento.

Por lo demás, alegrarnos de que el jefe Beon Kwae/Yun Yong-Hyeon le coja el testigo en el apartado cómico a Bong Gu y que Wu-Hee/Hong Su-Hyeon se destape con una extraordinaria interpretación en esa arrepentida confesión. Contrasta, y de ahí la mención, con esas partes mas desenfadadas como las que, por ejemplo, se desarrollan en el gimnasio. La peor parte para otra vez Hang Wu por esa ambigüedad en su rol héroe cruzado/villano.

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